SOCIEDAD › EN MENDOZA HUBO PANICO Y DAÑOS DE MAMPOSTERIA

“El edificio parecía un animal”

 Por Carlos Rodríguez

“El edificio se movió y empezó a formarse una nube de tierra; parecía un animal que se sacude para limpiarse.” María del Carmen es empleada del Ministerio de Ambiente y Obras Públicas de Mendoza, que funciona en el séptimo piso del Palacio de Gobierno, que tembló ayer al registrarse en esa provincia y en la vecina San Juan un sismo que en la región cuyana osciló entre los cuatro y cinco puntos de la escala Mercalli, que tiene un máximo de 12. El Palacio, ubicado en el Barrio Cívico, y la Legislatura, en el Paseo Sarmiento, fueron las moles de cemento más conmocionadas. Tres pisos de la Legislatura fueron cerrados por la caída de la mampostería y algunos vidrios de las ventanas de Casa de Gobierno se quebraron por el movimiento, que duró eternos 17 segundos. En el departamento mendocino de Las Heras cinco casas sufrieron fisuras en las paredes, pero no corren peligro de derrumbe. El temblor se sintió también en Córdoba y en Rosario.
San Juan, ciudad que tuvo que ser reconstruida luego del terremoto de 1944, cuenta desde entonces con moderna edificación antisísmica y ayer el temblor no provocó daños ni víctimas, pero hubo corridas y autoevacuación en los edificios públicos. “Resonaron los vidrios, las lámparas colgantes se movieron y los muebles crujieron”, fue la síntesis que hizo un vocero del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres) para graficar la situación vivida por los sanjuaninos. “Acá se sintió muy fuerte el sismo del 29 de mayo en La Rioja y lo primero que pensamos es que ahora nos tocaba a nosotros”, explicó la fuente. El problema no pasó del susto.
En Mendoza, la movida estuvo mucho más fuerte. “Sonaban los vidrios de las ventanas, pero nosotros tratamos de mantener la calma”, relató María del Carmen a Página/12. En el Palacio de Gobierno, que tiene ocho pisos, tiene su sede la Gobernación y varios Ministerios y Secretarías de Estado. “Lo que más provocó el pánico fue que las puertas de salida hacia las escaleras estuvieran cerradas. Lo que pasa es que a veces hacemos marchas de protesta internas para reclamar el pago de los sueldos y por eso las cierran, lo que es una barbaridad que ocurra en medio de una situación de emergencia”, explicó la empleada pública mendocina.
Rodolfo L., que trabaja en el primer subsuelo de la sede gubernamental, en Peltier 351, logró salir muy rápido a la calle y quedó sorprendido por “la tierra que despedía todo el edificio, que se mueve porque es una construcción antisísmica que cuenta con juntas de dilatación”. Esto permite una leve oscilación de la mole de cemento, precisamente para evitar que un movimiento sísmico provoque la destrucción del edificio. Jorge Cano, encargado de prensa de la Gobernación, aseguró que en el Palacio “no hubo daños en la mampostería y sólo se produjo la rotura de un vidrio”. Aclaró que “en ningún momento se dispuso la evacuación” del edificio, pero los empleados de los pisos bajos se autoevacuaron, mientras que los de los pisos altos se agruparon en los patios o debajo de los marcos de las puertas.
El temblor llegó también a lugares menos frecuentes, como Córdoba y Rosario. Las radios cordobesas reflejaron la preocupación a través de los oyentes, que llamaban angustiados para pedir información sobre el fenómeno. “El temblor hacía que se golpeara todo”, relató un vecino de Las Torres de Castro Barros, un edificio ubicado en el barrio San Martín de Córdoba. “La araña del comedor se movía, pero no tanto como cuando ocurrió el terremoto de Caucete”, la ciudad sanjuanina que se derrumbó en 1977. El comentario fue hecho por una vecina de Rosario que demostró tener un método empírico para medir la intensidad del fenómeno.

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