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Berlusconi sigue sin querer decir arrivederci al palacio de gobierno

Su esperanza eran los votos cuestionados, que resultaron ser muy pocos. Ahora busca un “acuerdo” con Prodi para seguir él.

Las ilusiones del primer ministro italiano Silvio Berlusconi de seguir en el poder se desvanecieron ayer casi por completo. El argumento principal esgrimido por Il Cavaliere, “irregularidades” en más de 82.000 boletas de votación, quedó ayer invalidado por el Ministerio del Interior, que aseguró que los votos cuestionados llegaban apenas a 5000 y por lo tanto no cambiarían el resultado final. A pesar de esto, Berlusconi seguía sin admitir su derrota y buscando otras vías de mantenerse en el poder. Entre ellas, en una carta que publica hoy el Corriere della Sera, propone un “acuerdo parcial” entre la coalición de centroizquierda ganadora –la Unión de Romano Prodi– y la de centroderecha –La Casa de las Libertades–. Además, se denunciaron nuevamente irregularidades en las elecciones de los italianos residentes en el exterior.

Las elecciones del domingo y el lunes pasados dieron como vencedor al líder de la Unión con una diferencia de apenas 25.000 votos, pero hasta el momento Berlusconi se niega a reconocer esa victoria al alegar que ha habido “demasiadas irregularidades” y votos dudosos. Los jueces del Tribunal de Apelaciones tuvieron que examinar los votos impugnados, que inicialmente eran 43.028 en la Cámara de Diputados y 39.822 en el Senado, por lo cual había posibilidades de que los resultados cambiaran. Sin embargo, esa posibilidad se esfumó ayer, ya que el número de boletas impugnadas se redujo a 2131 en la Cámara baja, y a 3135 en el Senado. En un comunicado, el Ministerio del Interior admitió que hubo un error en el conteo “al haber sumado como boletas impugnadas los votos anulados y en blanco”. En este sentido, la alianza progresista El Olivo, núcleo de la coalición la Unión, reclamó a Berlusconi “que pida disculpas a los italianos por el clima de tensión alimentado con acusaciones que se han revelado totalmente falsas”. Por su parte, Prodi afirmó que se debe reconocer de una buena vez la victoria de su coalición. “Es hora de cerrar esta extraña comedia”, sentenció el líder de centroizquierda.

Berlusconi, sin embargo, sigue buscando distintas artimañas para no ceder todo el poder al centroizquierda. En una carta que publica hoy el diario Corriere della Sera, el primer ministro asegura que “al menos a la luz del voto popular, no hay vencedores ni vencidos”, en referencia a la ajustada victoria de Prodi. En el mensaje, adelantado ayer parcialmente por medios italianos, Berlusconi dice que “las cosas no cambian y nos encontramos ante un estancamiento”, además de acusar a Prodi de buscar “obstinadamente una prueba de fuerza” sobre su victoria. También reitera su ofrecimiento de que conservadores y progresistas formen una alianza de gobierno, al menos con “un acuerdo parcial, limitado en el tiempo, para afrontar algunas citas institucionales, económicas e internacionales del país”. “Lo que se necesitaría es razonar juntos soluciones nuevas”, propone.

El primer ministro ya había propuesto hace unos días formar una “gran coalición” entre los dos bloques, algo a lo que Prodi se opuso tajantemente. En este sentido, el actual jefe del gobierno advierte que si el centroizquierda opta por “una línea extremista”, los partidos conservadores “conducirán una coherente y rigurosa batalla en defensa de los valores que les ha confiado el 50 por ciento de los electores”. Prodi se mostró favorable a dialogar con los conservadores, “porque es necesario unir Italia”, y aseguró que buscarán el acuerdo en cuestiones como la elección del nuevo presidente de la República, que será nombrado por el Parlamento a partir del 14 de mayo. Sin embargo, reiteró que la Unión no tiene intención de dar la presidencia de ninguna de las dos Cámaras –en las que tiene mayoría– a los conservadores, ya que “estarán guiadas por dos representantes de centroizquierda, tal como hizo el centroderecha tras las elecciones de 2001”.

Para terminar de complicar una situación ya enmarañada, el ministro para los Italianos en el Mundo, Mirko Tremaglia, denunció “irregularidades” durante las votaciones y pidió que se repitan las elecciones en las circunscripciones en el exterior –que le dieron finalmente la victoria al centroizquierda en el Senado–. “No veo otra solución”, dijo. Esta hipótesis fue rechazada de plano por la coalición de Prodi, que lamentó que el ministro, artífice de que los emigrantes pudieran votar por primera vez, “haga una salida de escena sin dignidad”.

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Il Cavaliere no se resigna a perder y quiere una “coalición parcial” con la izquierda.
 
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