EL MUNDO › CON EL LIDERAZGO DE EVO MORALES, LOS PAISES ANDINOS ACORDARON SEGUIR JUNTOS

Al final, todos juntos bailaron el Cancan

Pasó de todo en la cumbre de la Comunidad Andina de Naciones: Perú y Colombia defendieron sus tratados con Estados Unidos. Perú amenazó con romper el bloque; Hugo Chávez brilló por su ausencia; Morales le pegó a Alejandro Toledo. Pero todo terminó con los hermanos unidos escribiéndole una carta amistosa a George W. Bush.

 Por Pablo Stefanoni
Desde Quito

El boliviano Evo Morales asumió ayer la presidencia de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) con una misión similar a la de Jesús frente a Lázaro: hacer que el agonizante bloque regional se levante y ande luego del retiro de Venezuela y de la firma de Tratados de Libre Comercio (TLC) de Perú y Colombia con Estados Unidos.

La declaración final, que sella la continuidad de la CAN, fue un parto doloroso, comenzado por los cancilleres y continuado por los presidentes de los cuatro países: Ecuador, Bolivia, Colombia y Perú. Uno de los puntos más ríspidos fue la discusión sobre la firma de una solicitud para que Estados Unidos prorrogue la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Droga (Atpdea, por sus siglas en inglés), cuya vigencia concluye a fin de año. La delegación peruana rechazó de plano esa posibilidad, llegando incluso a los gritos, según le comentaron a Página/12 fuentes que se mantuvieron en reserva.

Para el canciller peruano, Oscar Maurtua, ese pedido introduciría “confusión” en las gestiones peruanas para que el Parlamento estadounidense diera el sí al TLC ya firmado entre Lima y Washington. Incluso los peruanos llegaron a amenazar con la suspensión del viaje del presidente Alejandro Toledo, lo que le habría valido una fuerte reprimenda del representante ecuatoriano. “Detrás de la posición de Perú está el lobby estadounidense que quiere que fracase este intento de reconstruir la CAN”, le dijo a este cronista un representante de la delegación boliviana. Incluso algunos especulaban, en los pasillos, con que Toledo tomó esta actitud “intentando hacer mérito para conseguir un cargo en algún organismo internacional” luego de su salida de la presidencia con escasísima popularidad. La posición colombiana pareció moderada al lado de la dureza peruana y los delegados de Alvaro Uribe apoyaron la posición boliviano-ecuatoriana ante la Atpdea. Incluso hubo consenso para que sea el propio Alvaro Uribe, de buenas relaciones con la Casa Blanca, el encargado de llevar la misiva.

Ecuador, que quedó afuera de las negociaciones del TLC por la reciente suspensión del contrato con la petrolera Occidental Petroleum (Oxy), se transformó en uno de los aliados de Bolivia –que se opone al TLC– ante la ausencia de Venezuela, que se retiró semanas atrás del bloque señalando que “la CAN está muerta”. Los pedidos de Evo Morales de las últimas semanas no alcanzaron para convencer a su aliado político Hugo Chávez de que se reincorpore al bloque andino y, pese a las expectativas generadas desde La Paz, el venezolano no se hizo presente en la capital ecuatoriana.

Ayer, a la intransigencia del canciller peruano se sumó la del propio Toledo, que amenazó una vez más con hacer naufragar las negociaciones. “Toledo quiere que la CAN apoye como bloque a Perú en su reclamo de que el Congreso estadounidense ratifique el TLC y eso es inadmisible”, continúa la fuente boliviana, visiblemente molesta. Sin embargo, ante el amago de los tres socios restantes de firmar la declaración sin Perú, Toledo –al que le quedan pocos días en el sillón– decidió estampar su firma en la carta a George W. Bush con la condición de que se agregara explícitamente que lo hacía “por solidaridad andina y sin perjuicio de las actuales negociaciones en torno del TLC”.

También la Declaración de Quito prevé un acuerdo comercial con la Unión Europea, cuyo contenido será discutido en los próximos días por una comisión técnica. El acuerdo es impulsado por Bolivia, de buena relación con Europa. El mandatario francés, Jacques Chirac, se comunicó anteayer telefónicamente con Morales para expresarle su apoyo a la propuesta boliviana y el español José Luis Rodríguez Zapatero habría adoptado una actitud similar.

El presidente ecuatoriano, Alfredo Palacio, giró en la órbita del “nuevo nacionalismo” latinoamericano. Defendió el “imperio de la ley” frente al caso Oxy, criticó la respuesta norteamericana de finalizar las negociaciones comerciales con Ecuador e insistió en que los países desarrollados deben poner fin a los subsidios agrícolas.

Hablar de “sólidos avances” en el devenir de la CAN, como lo hizo el presidente anfitrión, sonó excesivo. Más realista, Allan Wagner, secretario general de la CAN, señaló que el organismo regional enfrenta su segunda gran crisis, luego de la salida de Chile en 1976. Morales definió la reunión como “de emergencia”.

Luego, el flamante presidente del bloque andino reivindicó a los indígenas “que lamentablemente no están presentes en estos eventos” y defendió la nacionalización de los recursos naturales. En su discurso de casi media hora pidió a Estados Unidos la continuidad de la Atpdea y señaló que “un acuerdo comercial jamás debe ser utilizado como forma de presión política. La Atpdea no es ninguna concesión de Estados Unidos, es el resultado de la lucha compartida contra el narcotráfico. Pero esa lucha contra el flagelo del tráfico de drogas no puede ser el pretexto para someter a nuestros pueblos”, dijo.

El final de su discurso fue un dardo para Toledo. Aunque no lo nombró, pareció claro para quienes siguieron la reunión que se refería al peruano cuando dijo: “Yo no vengo a estos eventos con doble discurso ni con cartas bajo la manga; ésos no son los principios de la cultura indígena”. Y las tiranteces siguieron hasta el final de la cumbre. Al finalizar los discursos, el locutor anunció una conferencia de prensa del boliviano en la sala de al lado, pero al llegar, Morales comprobó que la silla estaba ocupada por Toledo, ante la sorpresa de la prensa y del propio presidente socialista, que se retiró llevándose con él a gran parte de la prensa. Lo esperaba una multitud de indígenas reunida en la céntrica Casa de la Cultura, que lo recibió con bombos y platillos como si fuera su propio presidente.

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Los presidentes Alfredo Palacio, de Ecuador; Alejandro Toledo, de Perú; Evo Morales, de Bolivia, y Alvaro Uribe, de Colombia.
 
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