EL MUNDO › EL FISCAL DEL CASO PLAME ANUNCIO QUE NO PROCESARA A KARL ROVE

Se salvó el buchón del presidente Bush

Por Rupert Cornwell *

La Casa Blanca se sacó un gran peso de encima esta semana con la noticia de que Karl Rove no será procesado por la investigación sobre las filtraciones de un funcionario de la CIA. Las buenas noticias llegaron vía una carta del fiscal especial Patrick Fitzgerald, que desde el otoño de 2003 ha estado investigando a Rove, un asesor clave de la administración Bush en relación con el llamado caso Plame. Valerie Plame era una agente secreta de la CIA, hasta que funcionarios del gobierno filtraron su nombre a la prensa para vengarse de su marido por sus críticas a la invasión de Irak.

Despejada la amenaza de enjuiciamiento, Rove, el vicejefe de gabinete de la Casa Blanca más conocido como “el cerebro de Bush”, quedó liberado para dedicarse a planear una estrategia para salvar a los republicanos. El partido del presidente George W. Bush enfrenta una difícil prueba en las elecciones legislativas de noviembre, ya que corre el riesgo cierto de perder sus mayorías en las dos cámaras legislativas. Aun antes de conocerse la noticia del fiscal Fitzgerald, Rove estaba haciendo precisamente eso: diciéndoles a los republicanos de New Hampshire que no tenían nada de que disculparse por haber liberado a Irak de un tirano, y tratando de convencer a los seguidores del presidente de que la economía creció gracias a los aciertos de Bush.

La exoneración de Rove corona la mejor semana que tuvo Bush en meses, después de la muerte de Abu Musab al Zarqawi y la largamente esperada formación del nuevo gobierno en Bagdad. La Casa Blanca espera que estos hechos no sólo mejoren la baja aprobación que padece el presidente, sino que le darán un impulso a la alicaída moral de los republicanos. Más allá de las elecciones, la investigación de las filtraciones todavía podría causarle problemas a la administración. Rove puede haber escapado, pero Lewis “Scooter” Libby, el otrora poderoso jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney, será juzgado a principios del año que viene por cargos de falso testimonio y de obstrucción a la justicia. Cheney podría ser llamado a declarar en el juicio.

El escándalo de las filtraciones estalló en el verano de 2003, cuando el columnista conservador Robert Novak divulgó por primera vez el nombre de Plame, la mujer del ex embajador Joseph Wilson, un feroz crítico de la guerra contra Irak. Se presume que la filtración fue deliberada y que su objetivo era desacreditar a Wilson. El diplomático acababa de publicar en The New York Times que no era cierto que Saddam Hussein haya intentado comprar uranio en Africa, uno de los pretextos utilizados por el gobierno norteamericano para justificar la invasión de Irak.

Libby fue acusado en octubre de 2005 por la filtración y Rove fue interrogado cinco veces por un gran jurado. Durante esos interrogatorios admitió haber hablado con Novak. Varios periodistas también fueron obligados a declarar. Algunos habían publicado el nombre de Plame, otros no, pero conocían la información. Judith Miller, de The New York Times, fue a la cárcel durante casi tres meses por negarse a revelar su fuente, a pesar de no haber escrito nunca sobre el caso.

Rove dijo ayer que estaba feliz con la decisión del fiscal. Pero los rivales de Bush están que trinan. “Estas probablemente sean buenas noticias para la Casa Blanca, pero no son buenas noticias para Estados Unidos”, protestó Howard Dean, el presidente del opositor partido demócrata. “Si el presidente valorara a Estados Unidos más de lo que valora su conexión con Karl Rove, lo hubiera despedido hace mucho tiempo”, agregó.

En realidad, Rove ya había sido sutilmente degradado por el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Josh Bolten, cuando éste entró en funciones en abril. Tras la reelección de Bush en noviembre del 2004, Rove había sido nombrado vicejefe de Gabinete con amplias atribuciones en políticas públicas. Pero Bolten se las quitó más tarde, diciéndole que dedicara tiempo completo al asesoramiento político. El principal cabo suelto de la investigación ahora es la fuente que dio el nombre de Plame a la estrella del Washington Post, Bob Woodward, semanas antes de que apareciera en la columna de Novak, según él mismo reconoció. Sin embargo, como Miller, Woodward nunca escribió una historia sobre ella.


* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère

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