DEPORTES › OPINION

De goles y depresiones

 Por Osvaldo Bayer

Que los alemanes no pudieran ganarle a Polonia en Alemania, no, no podía ser. Hubiera sobrevenido la gran depresión. Depresiones, renuncias y, sí, hasta algún suicidio. Menos mal que en el último minuto alguien puso la pierna y fue gol. Los alemanes resucitaron. Alemania 1; Polonia, 0. Ahora sí, la cerveza va a servir para festejar y no para el consuelo ante la tragedia. Perder la guerra, sí; pero al fútbol con Polonia, NO. Eso sí que no. Ya en Dortmund los muchachos polacos y germanos se habían propinado cachetazos al por mayor. Y vino el gol. Sí, los alemanes se lo merecían, pero los polacos no merecían perder después de la heroica defensa con diez hombres, y en suelo alemán.

En las voces roncas de tanta emoción surgió de pronto el “Deutschland, Deutschland über alles”, estrofa que, aunque no se debe cantar más, a veces, como en esta ocasión, se confunden los textos y se olvidan de autoprohibiciones para volver a los versos de antes. Con el triunfo de anoche, Alemania está ya casi preclasificada para continuar. Pero no va a ser fácil. Ayer se perfiló un nuevo candidato, España, que barrió a Ucrania.

Aunque anoche jugó Ballack, llamado “la pantorrilla de la Nación” (porque en una semana no se habló de otra cosa que de la gamba izquierda de este héroe nacional), los alemanes ya venían muy deprimidos. Relatamos ya cómo habían comprobado que el césped de todas las canchas donde se disputa el Mundial tenía la misma altura en milímetros. Y justo les vino a pasar algo que no tiene explicación. Cuando se presentó Togo, los alemanes se equivocaron el himno y ejecutaron el de la isla de Bali. Los togoleses, formados y abrazados dispuestos a cantar, de pronto comenzaron a mirarse preguntándose: “¿Qué, nos vendieron a todos?”. Se miraron las camisetas a ver si también se las habían cambiado. De pronto, el momento fatal. El transmisor enmudeció, todos se miraron. Sí, los alemanes habían cometido un error imperdonable. Una falta de respeto hacia el pueblo africano. Algo para no olvidar y tal vez... comenzar a sospechar.

A raíz del error imperdonable (hay que recordar que todos los partidos, absolutamente todos, comenzaron puntualmente, ni un segundo antes ni un segundo después), y ahora ocurría esto, confundir himnos nacionales. Se sabe que hubo renuncias, pedidos de licencias por tiempo indeterminado y hasta se dice que hubo divorcios. Sabemos que ha empezado la investigación. Ojalá no pase a mayores porque, si no, ¿qué van a hacer todos los comercios engalanados con pelotitas y los mostradores plagados de cremas y lápices pintacaras con los colores nacionales? Porque toda Alemania está uniformada de disfraces. Hoy, en el banco local de la aldea donde vivo, todos los empleados atendieron con la camiseta con los colores negro-rojo y oro nacionales y el director también pero, además, con el brazalete de capitán de equipo. Así sí vale la pena. Uno no quiere ser ave de mal agüero, pero ni siquiera yo me permití preguntarme: ¿qué habría pasado hoy si hubiera ganado Polonia? Creo que hasta las walkirias hubieran abandonado a Sigfrido en el Rhin. Por eso, cuidado y con calma. Polacos: habéis hecho bien en perder en el último minuto. A no empañar las fiestas, más cuando todo está preparado para cantar el “Deutschland, Deutschland über alles” desde el Mar del Norte a los Alpes. El gol de anoche, en el último minuto, nos volvió a la calma. Más todavía que no habíamos sido previsores y por las dudas por lo menos haber almacenado víveres por unos cuantos días. Pero de cualquier manera, habrá que hacerlo. Porque Brasil, Inglaterra, Italia, España, y sí, Argentina pueden hacer colapsar un triunfo creído y preparado en todos sus detalles por los dueños de casa. Tendremos informados a nuestros lectores ante cualquier detalle que pueda hacer dudar del triunfo germano. Seremos cautos, por las dudas.

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