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Choques con la policía en el aniversario de Hungría

La conmemoración del 50º aniversario del levantamiento húngaro contra el régimen soviético se vio eclipsada por las protestas, instigadas por el principal partido opositor de derecha.

 Por Anne Penketh *

La crisis política de Hungría se salió de control en el 50º aniversario del levantamiento del país contra el gobierno soviético, mientras la policía disparaba balas de goma para dispersar a los manifestantes antigobierno. La policía intervino ayer con gas lacrimógeno y cañones de agua cuando decenas de miles marcharon hacia la plaza central después de que terminaran los principales eventos conmemorativos a los que asistieron los dignatarios europeos. Varias personas resultaron heridas. Un grupo de manifestantes tomó un tanque de la época de la Segunda Guerra Mundial que había estado en exhibición y lo llevó hacia la línea de policías. La inquietud instó a las autoridades a llevar a los huéspedes extranjeros de regreso al aeropuerto antes de lo previsto.

Hace cincuenta años, algo extraordinario sucedió en Hungría. Una nación, la más orgullosa y personal de Europa, que había sufrido dos guerras mundiales catastróficas, la pérdida de gran parte de su territorio y la brutal represión de la Unión Soviética, decidió espontáneamente que no lo toleraba más. No era la primera vez que se desafiaba el poder soviético. En junio de ese año, los trabajadores de Poznan, Polonia, se habían levantado contra el gobierno. la represión fue rápida y feroz, con docenas de rebeldes muertos y heridos. Uno puede pensar que era un pobre ejemplo a seguir, pero en octubre el gobierno comunista de Polonia otorgó muchas de las exigencias de los rebeldes y después de tensas negociaciones, los soviéticos aceptaron reducir el nivel de sus tropas en ese país.

Esto es ver los hechos del 23 de octubre de 1956 con la engañosa mirada calma de la retrospección. En su momento los hechos fueron asombrosos e inesperados: el imperio soviético no había recibido un desafío así desde el final de la guerra. El levantamiento húngaro, o revolución, surgió de prácticamente nada, el descontento de unos pocos miles de estudiantes. En su impulso recogió a millones de personas comunes, derrocó al gobierno y forzó la retirada de las fuerzas soviéticas. Y fue el comienzo de la desintegración del imperio soviético.

Cincuenta años después, el principal partido de la oposición de centroderecha, Fidesz, orquestó un mes de violentas manifestaciones en Budapest luego de que el primer ministro socialista, Ferenc Gyurcsany, admitiera en un discurso que su gobierno le había mentido al público para ganar la elección del pasado abril. “Mentimos a la mañana, mentimos a la noche”, dijo en una reunión del partido. Cientos de personas han resultado heridas desde entonces en batallas que han sido descriptas como las más serias desde la rebelión de 1956. Unos 2600 húngaros murieron en el levantamiento contra el gobierno soviético. Más de 200 fueron ejecutados por su rol en la rebelión y 200 mil huyeron de país.

Anoche, el aire estaba nuevamente espeso por el gas lacrimógeno después de que la policía intervino para que los manifestantes enmascarados no llegaran al Parlamento. Antes, durante el día, dignatarios húngaros y extranjeros, incluyendo al rey Juan Carlos de España, pusieron flores en el monumento de mármol negro en honor de la rebelión de 1956, en una conmovedora ceremonia en la plaza principal.

Una ceremonia recordatoria tuvo lugar en la tumba de Imre Nagy, donde el ministro de Europa, Denis MacShane, representando a Gran Bretaña, depositó una corona en memoria del primer ministro reformista. Fue borrado de los libros de historia después de ser colgado a continuación de un falso juicio, pero su reputación fue restaurada en Hungría en 1989. Fidesz llevó a cabo su propia conmemoración de 1965, a la que asistieron decenas de miles. Es tal la división política en la sociedad húngara que la izquierda y la derecha no han celebrado el aniversario del levantamiento juntos durante varios años, para no revivir las amargas memorias.

Algunos comentaristas han sugerido que la crisis actual surge del fracaso de Hungría de desterrar a los ex comunistas de la vida pública, como lo han hecho otros ex Estados soviéticos desde la caída del muro de Berlín en 1989. El propio rol de Gyurcsany en las conmemoración por el 50º aniversario ha sido cuestionado por la derecha. Es un ex líder de la juventud comunista cuyos socialistas son los herederos de los comunistas que gobernaron el país durante 33 años, después de que las tropas soviéticas derrotaran la rebelión de 1956.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère

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Ayer hubo choques entre manifestantes y la policía.
 
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