Con la detención de dos de los cuatro prófugos, ya son once los presos acusados de participar en los violentos enfrentamientos entre albañiles y camioneros en San Vicente. Martín Ramos Sica y Cristian “El Monstruo” Desimone son dos de los hombres reclutados por la Uocra platense que aparecen en los videos y fotografías de la refriega sindical en medio del traslado de los restos de Juan Domingo Perón, aunque ante la Justicia negaron haber estado el Día de la Lealtad en la quinta 17 de Octubre y sus abogados reclamaron su libertad. En tanto el ex juez Daniel Llermanos, que asumió la defensa de Emilio “Madonna” Quiroz, aseguró que las pericias balísticas “demostraron” que el delegado de los camioneros “no disparó a matar” cuando apretó nueve veces el gatillo de la Bersa 9 milímetros contra la entrada de la quinta.

“El Monstruo” Desimone, que sería barrabrava de Cambaceres, fue detenido en una casa de las calles 116 y 3 del balneario de Punta Lara, en Ensenada. Para la Justicia, una demostración de que ambos bandos reclutaron manifestantes entre los más pesados de las hinchadas de varios clubes de fútbol, entre ellos Cambaceres, Estudiantes de La Plata e Independiente de Avellaneda. En tanto, las fiscales Leyla Aguilar y Cristina Larroca intentan avanzar con la pesquisa y esperan la identificación de otros grupos de barrabravas que participaron en la revuelta.

Pero los defensores también afinan sus estrategias jurídicas. José Sánchez Peralta, abogado de cuatro de los detenidos, señaló que “eran todos trabajadores de la Uocra, que habían sido atacados por los camioneros y que en ningún momento llevaron palos y piedras”, por eso insistió en reclamar la libertad para sus defendidos.

Llermanos también consideró que la pericia balística, realizada por la asesoría pericial de Suprema Corte de Justicia bonaerense, abona a su teoría de que Madonna Quiroz “no disparó a matar”. Después de participar en la nueva declaración de su defendido –donde ratificó sus dichos–, el ex juez dijo que los peritos encontraron “los nueve impactos de bala” en las paredes del portón de una de las entradas en la quinta de San Vicente (como el abogado había mencionado en su defensa) y que “todos estaban por debajo de la línea (imaginaria) de la cintura” de sus oponentes. Lo que para Llermanos muestra que Quiroz “no puso en riesgo la vida de nadie”. Si la fiscalía no amplía la acusación con otros elementos de prueba, los defensores exigirán ante el juez Melazo el cambio de carátula de la causa y la libertad de sus defendidos.