EL MUNDO › SECUESTROS MASIVOS, ATENTADO SUICIDA Y MASACRE EN UNA PANADERIA EN BAGDAD

Recrudece la guerra sectaria en Irak

Mientras siguen apareciendo los cuerpos mutilados de los sunnitas secuestrados en el Ministerio de Educación, ayer hubo más secuestros y una matanza de chiítas en una panadería. También raptaron a cuatro contratistas estadounidenses anoche.

 Por Kim Sengupta *

Dos días después del secuestro masivo de 150 funcionarios la violencia sectaria volvió a Bagdad cuando un grupo extremista secuestró ayer a otras 60 personas que fueron posteriormente masacradas. Más tarde, otro convoy fue emboscado y secuestraron a 14 personas, entre ellos cuatro contratistas estadounidenses. Algunos de los rehenes secuestrados el martes pasado del Ministerio de Educación de la capital, por hombres vestidos como policías, fueron torturados y asesinados, según informó ayer un ministro iraquí. Abd Dhiab al Ujaili, el ministro de Enseñanza Superior, insistió en que alrededor de 150 personas, en su mayoría sunnitas, fueron sacadas a punta de pistola, convirtiéndolo en el mayor secuestro masivo en el país desde que Estados Unidos comenzó la invasión.

Según testigos, ayer un grupo de hombres armados interceptó seis minibuses y mató a sus ocupantes tras raptarlos en el barrio de Adl. La mayoría de ellos provenía del distrito de mayoría chiíta de Al Kazimiya, en el oeste de Bagdad. No se conoce el número exacto de víctimas, pero la cifra seguramente supera las 60 personas, ya que cada uno de los minibuses tenía capacidad para 11 pasajeros.

El número de secuestrados en el Ministerio de Educación tampoco está claro todavía. Las cifras oscilan entren 50 y 150 personas. Al Ujaili, un sunnita que ha sido extremadamente crítico de la falta de seguridad para los académicos del país –unos 160 fueron asesinados desde el comienzo de la guerra y cientos huyeron al extranjero–, declaró que renunciaba y suspendía toda cooperación con la oficina del primer ministro chiíta, Nour al Malik, hasta que el resto de los rehenes fueran liberados. La oficina del primer ministro sostuvo, sin embargo, que “sólo un puñado” todavía estaba cautivo y negó cualquier acusación de negligencia.

Pero Al Ujaili continuó con sus críticas. “Todavía 40 personas permanecen desaparecidas de las 150 secuestradas. Estamos muy preocupados por su bienestar. Hay informes de que algunos han sido asesinados. Aun aquellos que fueron liberados fueron tratados muy mal, algunos de ellos tenían rotas las piernas y las manos”, denunció. Los miembros chiítas de las fuerzas del Ministerio del Interior iraquí han sido acusados repetidamente de llevar a cabo ataques sectarios contra la comunidad sunnita. Hasta siete oficiales de la policía fueron arrestados por estar sospechados de ser cómplices del secuestro. Al Ujaili pidió una investigación pública. “Cuando atacaron estaban vistiendo uniformes de policía. Algunos de ellos estaban usando patrulleros policiales. Debemos saber qué sucedió, esto es muy importante. Estoy renunciando hasta que se haga algo concreto para mejorar la seguridad y no son sólo palabras”, afirmó. Basil al Khatib, un alto funcionario sunnita del Ministerio de Educación, añadió: “Hemos sido testigos de los relatos de tortura y asesinatos por aquellos que fueron liberados. No sé cuántos, pero creo que fue un gran número”.

Mientras tanto, en otro jueves violento, personas desconocidas mataron a siete personas e hirieron a otras dos en una panadería en la capital iraquí. Según la policía, en el momento del ataque sólo se encontraban el panadero y sus asistentes en el establecimiento, ubicado en el barrio de Ziyona, en el este de Bagdad. Al parecer, los atacantes habrían sido sunnitas, ya que en Irak la profesión de panadero es ejercida tradicionalmente por chiítas.

Otros dos iraquíes murieron y cinco resultaron heridos al explotar un coche bomba en la calle Palestina, en el este de Bagdad. Uno más perdió la vida y dos resultaron heridos a causa de la explosión de una motocicleta a la que había sido atada una bomba. Por su parte, el mando militar norteamericano en la capital comunicó ayer la muerte de cuatro de sus soldados en las últimas 48 horas en Irak. Un soldado fue ultimado a tiros el miércoles en la provincia de Diyala, mientras que otro murió el martes en un ataque contra su patrulla en Bagdad. Los otros dos fallecieron el miércoles también en Diyala cuando una bomba escondida en la cuneta estalló al paso de su vehículo.

Las fuerzas estadounidenses e iraquíes anunciaron que habían matado a nueve “terroristas de Al Qaida en Irak”, incluyendo a varios que tenían chalecos suicidas, en un ataque cerca de Yussufiyah, a 20 kilómetros al sur de Bagdad en el llamado “triángulo de la muerte”. El supuesto líder de la organización, Abu Hamza al Muhajer, declaró en un mensaje “posteado” en Internet que sus fuerzas estaban creciendo en fortaleza y que tenía 12 mil combatientes en Irak.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Cuerpos de víctimas de la violencia sectaria en un hospital en Baquba, en el norte de Irak.
Imagen: EFE
 
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