EL MUNDO › LOS TALIBANES VERSUS AL QAIDA

Una guerrita civil

Al menos 114 militantes islamistas murieron desde el lunes en combates entre uzbekos presuntamente vinculados con Al Qaida y talibanes paquistaníes ahora leales al gobierno. Los combates, que tuvieron lugar en la zona tribal de Pakistán fronteriza con Afganistán, estallaron después de que los militantes vinculados con la organización terrorista más famosa del mundo rompieran su alianza con las tribus paquistaníes, que los habían refugiado hasta no hace tanto. La lucha comenzó el lunes cuando un líder talibán local, el molá Nazir, se unió a la cruzada gubernamental para expulsar a los militantes extranjeros de la zona tribal y ordenó desarmar a las milicias del jefe uzbeko Tahir Yuldachev.

Esta zona fronteriza se convirtió en un santuario para muchos líderes y combatientes de Al Qaida luego de la invasión a Afganistán, dirigida por Estados Unidos en 2001. Uno de ellos fue Yuldachev. Las autoridades paquistaníes y Washington estiman que este líder islámico es uno de los hombre de confianza de Osama bin Laden que tiene bajo su mando un pequeño ejército de varios cientos de militantes. Las fuerzas paquistaníes no han ahorrado esfuerzos a la hora de perseguir a Yuldachev. Lo más cercano que llegaron fue a herirlo en una operación militar en esta misma zona fronteriza, hace tres años.

Los militantes se enfrentaron con armas pesadas y los combates continuaban anoche, mientras el ejército paquistaní seguía disparando obuses contra las posiciones de los militantes uzbekos. Al menos 84 uzbekos y sus aliados locales murieron, al igual que 30 seguidores del molá Nazir en el tercer día de choques, según declaró el ministro de Interior, Aftab Sherpao. Además, el ministro informó que un total de 83 uzbekos fueron detenidos por las fuerzas tribales. La mitad de las muertes ocurrió desde el martes, cuando expiró el ultimátum del molá Nazir a los uzbekos para que abandonaran el poblado de Kalu-sha, a unos kilómetros de Wana, la principal ciudad de Waziristán del Sur, 300 kilómetros al sudoeste de la capital, Islamabad.

Según residentes del área, el ejército paquistaní disparó ayer unos 15 obuses sobre los poblados de Azam Warsak y Kalusha, principales escenarios de los combates entre militantes uzbekos y locales. A pesar de esto, el portavoz de las fuerzas armadas paquistaníes, el general Waheed Arshad, continuó sosteniendo que las fuerzas del gobierno no están implicadas en el conflicto tribal. Una jirga (asamblea tradicional), dirigida por un molá de un partido islamista cercano a los talibanes, debía trasladarse a Wana para intentar poner fin a la violencia. Pero es poco probable que lo logre, ya que estos enfrentamientos se vienen repitiendo cada vez con más frecuencia desde los últimos meses.

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