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Soldados heridos

Obama tuvo una última jornada como presidente electo bien cargada. En el día de Martin Luther King, feriado en los Estados Unidos, Obama visitó por fuera de toda agenda programada el hospital Walter Reed, de soldados heridos en combate. Allí, su familia ya lo esperaba. Antes que él llegaron su esposa, Michelle, y sus dos hijas, junto a Jill, la mujer de su vice, Joe Biden. Ellas, junto a otros 14.000 voluntarios, ayudaron a preparar unos 75.000 equipos para las tropas que se encuentran en el extranjero. “En estos momentos de crisis que estamos viviendo, nuestra nación necesita del esfuerzo de todos nosotros. Cada norteamericano y norteamericana debe dar una mano para que juntos salgamos adelante”, declaró Obama. “Cada uno tendrá su papel, nadie debe quedarse afuera. Sé que este pueblo está preparado para ello. Nunca subestimen el poder para lograr cosas increíbles que se consigue con la unión de la gente”, remató un Obama lleno de optimismo. En uno de los primeros actos como presidente, se espera que Obama anuncie un retiro gradual de las tropas estadounidenses estacionadas en Irak, tal como prometió durante la campaña electoral.

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