EL MUNDO

Desde las calles y las cancillerías

Decenas de miles marcharon ayer en Francia contra la guerra, mientras París, Moscú y Berlín lanzaban un nuevo plan de paz.

 Por Eduardo Febbro

Página/12
en Francia

Desde París

Decenas de miles de personas en las calles y acción diplomática tripartita impulsada por Francia, Alemania y Rusia: el mensaje dirigido a los tres países que más pugnan por desencadenar un conflicto armado en Irak, Estados Unidos, Gran Bretaña y España, no podía ser más claro en vísperas de su cumbre de las Azores. Convocados por la coordinadora contra la guerra en Irak, el conjunto de los sindicatos y varios partidos de izquierda, socialistas, ecologistas, comunistas y trotskistas, más de 70.000 personas desfilaron por París para protestar contra la estrategia bélica de la administración Bush. “US Stay Home” (“Estados Unidos, quédense en su casa”) gritaban ayer por la capital francesa los manifestantes que llevaban enormes banderolas con la imagen de Rambo cruzada con una banda roja sobre la cual se leía “veto”. Más adelante, una banderola rezaba “Drop Bush, not Bombs” (tiren a Bush, no tiren bombas). París exhibió ayer hasta a un grupo de norteamericanos opuestos a la política de George Bush con un cartel diciendo “ciudadanos estadounidenses contra la política belicista del gobierno norteamericano”.
Los retratos de Saddam Hussein y los de George Bush, las banderas palestinas y otras con la mención “peace and love” fueron las más vistas y decoradas con todos los motivos imaginables. Una banderola exhibía a Bush con un hacha en la mano cortando en pedazos a Saddam Hussein: abajo decía “no a la guerra de los carniceros”. Un miembro de la LCR, Liga Comunista Revolucionaria, reconocía que el número de manifestantes fue menor que el que se vio el 15 de febrero debido a que la gente “ya funciona con la idea de que la guerra es ineluctable. Creo que todos se preparan para amplificar el movimiento en cuanto empiecen los bombardeos”. Los partidos políticos y las asociaciones competían con la picardía de los eslóganes. Los miembros del Movimiento Republicano de los Ciudadanos gritaban “el imperio ataca, los ciudadanos contraatacan”. Más tradicional, los trotskistas de Lucha Obrera gritaban “no a la intervención imperialista contra Irak”. Un grupo de manifestantes se sirvió del cuadro de Picasso Guernica para escribir sobre él en todos los idiomas posibles la palabra “No”. “No sé si somos pocos o muchos, sé que estamos acá, que somos la opinión mundial que no quiere una nueva guerra por el petróleo”, afirmaba un matrimonio cuyos cuatro hijos caminaban con un cartel que decía “los niños franceses están contra la guerra del señor Bush”. “Esta es una guerra sin causa, es una guerra que responde a los caprichos de un solo hombre y que está respaldada por sus dos lacayos, Blair y Aznar”, protestaba un anciano sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial”. En total, cerca de 200.000 personas desfilaron por toda Francia unidas en una misma certeza: la guerra “está programada hace mucho”, y en un mismo repudio a Bush.
Al margen de las manifestaciones, la diplomacia francesa se activó ayer junto a Moscú y Berlín para dirigir un claro mensaje al trío belicista Bush-Aznar-Blair. A través de un llamado “solemne para que prevalezca la vía pacífica en la solución de la crisis iraquí”, Francia, Rusia y Alemania propusieron una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU con “carácter de urgente”. La convocatoria está precedida por una clara reafirmación: París, Moscú y Berlín afirman considerar “que en las circunstancias actuales nada justifica renunciar al proceso de inspecciones ni tampoco el recurso a la fuerza”. Las tres capitales piden por ende una reunión en el ámbito ministerial del Consejo de Seguridad para que se decida un calendario para el desarme iraquí “inmediatamente después” del informe que deben presentar los jefes de los inspectores de la ONU (está previsto para el martes y comprende la presentación de suprograma de trabajo). Pese a las fundadas evidencias de que la guerra está en marcha, el texto tripartito considera que la diplomacia debe conservar todas sus posibilidades.
Con todo, Dominique de Villepin, ministro francés de Relaciones Exteriores, reconoció a su manera que el margen de maniobra para evitar el conflicto era estrecho. El jefe de la diplomacia francesa afirmó que “existe una gran determinación estadounidense y difícilmente se puede imaginar cómo se podría detener esa máquina”. Villepin llegó incluso a admitir que “el plazo restante para el inicio de las hostilidades se cuenta en días”. París se mostró dispuesta a pactar “un compromiso” en torno a un calendario de trabajo pero se negó una vez más a llevar a cabo negociaciones según la lógica del “ultimátum” y “del recurso automático a la fuerza”.
Francia, Rusia y Alemania, en contra de la posición asumida por Estados Unidos, Gran Bretaña y España, siguen convencidos de que “el desarme de Irak ha comenzado”, que todo indica que “se puede llevar a su término en plazos rápidos y respetando las reglas del Consejo de Seguridad”. Pero al mismo tiempo que estos tres países ponen de relieve los resultados, reconocen que la lógica militar no escucha razones.

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