EL PAíS › KIRCHNER SIGUE ARRIBA DEL PELOTON

“No hay voto oculto”

Una encuesta de Ibope ubica a Kirchner cuatro puntos por encima de la segunda línea. Y el director de la consultora, Enrique Zuleta, niega que haya un voto vergonzante a Carlos Menem.

 Por Raúl Kollmann

Néstor Kirchner sigue encabezando la intención de voto con casi cuatro puntos de ventaja sobre el trío integrado por Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Elisa Carrió, que se escalonan en ese orden, revela una encuesta de Ibope a la que tuvo acceso Página/12.
“Esta nueva encuesta es una mala noticia para los periodistas y mucho peor para los encuestadores”, afirma Enrique Zuleta Puceiro. “A los periodistas obviamente los perjudica que no pasa nada, que no cambia casi nada desde hace por lo menos un mes, además de que existe una paridad muy grande que ya viene desde diciembre. Para los encuestadores, la situación se convierte en delicada, porque las diferencias son mínimas y el margen de error de un sondeo de opinión es superior a esas diferencias. Por lo tanto, habrá una feroz crítica de las encuestas y, peor aún, si las cosas se mantienen así, todo puede derivar en acusaciones de fraude el día de las elecciones.”
Las conclusiones sobre la situación actual de la carrera electoral surgen de una encuesta realizada esta semana por la consultora Ibope OPSM, que dirige Zuleta. En total se entrevistaron 1100 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico social. La coordinación corrió a cargo de Isidro Adúriz y Julián Lisa.
El estudio de Ibope indica nuevamente que los cuatro candidatos que están al frente en los sondeos no alcanzan el 20 por ciento, que ninguno enamora todavía al electorado y que, al menos por ahora, no aparece ningún síntoma de polarización. “Yo no descarto que eso termine ocurriendo y en todo caso girará en torno del menemismo y el anti-menemismo. En otras palabras, podría ocurrir que el peronismo, con ese inmenso olfato que siempre tuvo, se agrupe alrededor de uno de los candidatos del PJ -Kirchner o Rodríguez Saá– para enfrentar a Menem. Pero hoy eso todavía no ocurre”, explicó Zuleta.
–¿Qué sucede con los indecisos que son relativamente pocos, un 12 por ciento?
–La mitad de esos indecisos se mantiene en esa condición cuando les seguimos repreguntando. Casi todo el resto se divide entre los que están más cerca de votar a Kirchner y a Rodríguez Saá. Entre los indecisos casi no hay nadie que tenga idea de apoyar a Menem. Los que respaldan al riojano están convencidos, no cosecha entre los indecisos.
–¿Eso significa que no existe el voto oculto a Menem como se está haciendo circular?
–Mi impresión es que no existe. Es más: no hemos encontrado ciudadanos que se sientan avergonzados de votar a Menem. Más bien ocurre lo contrario. Da un poco más de temor decir que se vota a Rodríguez Saá o Kirchner. En la clase media es diferente y entre los grandes empresarios cada vez escucho más asiduamente que quien quiere apoyar a López Murphy no lo dice demasiado abiertamente porque algunos de sus pares juzgan que votar a López Murphy es quitarle votos a Menem.
El diagnóstico de Zuleta sobre las dificultades que entraña la situación de paridad es compartido por otros encuestadores. El error de dos o tres puntos en una encuesta puede poner a uno u otro candidato en el ballottage. En el propio cuadro de Zuleta, Menem, Rodríguez Saá y Carrió están pegados y las encuestas no sirven para medir esas diferencias. O sea que si el día de las elecciones se produce esa situación de triple o cuádruple empate será muy difícil establecer, por ejemplo con una encuesta en boca de urna, quiénes son los dos candidatos que participarán de la segunda vuelta.
Más grave sería el panorama para la Casa Rosada, sobre la que recae la responsabilidad del escrutinio, y la empresa española Indra, que se adjudicó el concurso para hacer ese escrutinio. La paridad puedeperfectamente dar lugar a acusaciones cruzadas de fraude y la situación podría tornarse delicada. Habrá que esperar cómo evolucionan las cosas en las próximas semanas. Casi todos los encuestadores ven pocas chances de que la elección se termine polarizando entre alguno de los candidatos y Menem, o sea que se transforme en una especie de Boca-River. Pero aún faltan más de 40 días y se sabe que muchos argentinos deciden su voto en los últimos días y que incluso suelen cambiar hasta los que ya tenían su voto decidido.

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