EL MUNDO › EL CONFLICTO QUE SE RESISTE A CESAR EN EL SUR

La herida abierta de Chechenia

Por Rodrigo Fernández *
Desde Moscú

Chechenia, conquistada por las tropas federales rusas hace ya casi tres años, continúa siendo una herida abierta en el corazón de Rusia. Los esfuerzos que ha hecho el Kremlin por desarrollar un plan de normalización que ayude a cicatrizarla han fracasado. La pequeña república sigue siendo un foco constante de tensión, donde cada día mueren soldados y secuestran a personas. Pero si en 1999 la segunda guerra de Chechenia, desencadenada por el entonces primer ministro de Rusia Vladímir Putin influyó sustancialmente en las elecciones parlamentarias de diciembre, ayudando a ganar al recién nacido partido progubernamental que ahora se ha convertido en Rusia Unida, hoy el conflicto es vivido como marginal por la población del país y, según opinión unánime de los especialistas, no afectarán para nada las parlamentarias de mañana.
La resistencia de los separatistas continúa y Moscú no ha podido capturar ni eliminar a los principales líderes del movimiento independentista checheno: Aslán Masjádov, el presidente elegido en los comicios democráticos de 1999, y Shamil Basáyev, el famoso guerrillero que ha reivindicado la autoría de por lo menos dos de los ataques suicidas realizados en los últimos 12 meses, continúan vivos, al frente de la resistencia a las fuerzas federales. Más aún, la guerrilla se ha “palestinizado” y ahora utiliza a kamikazes no sólo en el interior de Chechenia sino también en otras regiones de Rusia. En el último año los separatistas han realizado siete sangrientos atentados terroristas en los que han perecido casi 300 personas y más de medio millar han resultado heridas.
En Chechenia, la indefensión de los ciudadanos sigue a la orden del día. Baste decir que en durante los tres años de la segunda guerra han sido secuestradas más de 3000 personas, según denunció Memorial, organización de derechos humanos que tiene una oficina permanente en Gorzni, la capital chechena. “Sólo este año, desde enero a noviembre, fueron secuestradas 431 personas. De ellas, 137 fueron liberadas, algunas previo pago de rescate, 47 fueron encontradas muertas y 247 desaparecieron”, señala Oleg Orlov, dirigente de Memorial. La cifra real, agregó Orlov, debe ser en realidad mucho mayor, “quizá el triple o el cuádruple”, ya que su organización puede recoger datos sólo en una cuarta parte del territorio de Chechenia.
Los secuestrados son torturados, algunos hasta la muerte, y entonces sus cuerpos desfigurados aparecen más tarde a la vera de algún camino o los entierran en fosas comunes secretas. Se trata de auténticos escuadrones de la muerte, que se dedican a eliminar no sólo a los sospechosos de pertenecer a la guerrilla sino también a quienes son considerados simpatizantes de los separatistas y a sus familiares. Hasta hace poco, esos escuadrones de la muerte que actuaban en Chechenia estaban formados principalmente por miembros de las tropas federales. La situación ha cambiado y ahora, cada vez más, están compuestos por hombres de Ajmad Kadírov, el presidente checheno prorruso, que hoy tiene el mismo objetivo que los soldados: acabar con los opositores.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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