EL MUNDO

Un voto masivo entre las urnas y las vacaciones

Chile se volcó ayer desde temprano a votar en las presidenciales. Para muchos fueron los comicios al borde de las vacaciones. Pero eso no evitó una concurrencia masiva.

 Por M. L. S. M.
Desde Santiago

La primera mesa de votación abrió a las 6.45 de la mañana y eso reflejó lo que se vería por las calles en torno de los principales centros de votación de Santiago: la gente salió muy temprano de sus casas a sufragar y, a medida que pasaban las horas, hacia el mediodía, había mayor congestionamiento de tránsito y un continuo afluente de un heterogéneo de votantes.
El Estadio Nacional fue el centro de votación más grande de esta ciudad –más de 400 mesas de votación– y el resultado que se diera allí –afirmaban los expertos– marcaría una tendencia de lo que sería a nivel macro. Esta enviada estuvo desde temprano en el estadio ubicado en la comuna (barrio) Providencia, que aglutina sectores acomodados, de clase media y también populares. En el sector de los hombres, Pablo, estudiante de 25 años, dijo que “(Sebastián) Piñera es mi candidato y partido”. Miguel, otro joven, dijo que “soy independiente pero elijo al empresario, lo veo más capaz”. El oleaje de personas no cesaba de correr. Javier, de 38 años, dijo que “por ideología no puedo votar por la derecha, voté por (Tomás) Hirsch y anteriormente por Gladys Marín y ahora por Michelle”. Del lado de las mujeres, que llevaban sombrillitas para capear los rayos de sol, Alicia, de 59 años, sale sonriente de su mesa y tímidamente lanza un “los hombres no han hecho las cosas bien. Es tiempo de mujeres y Bachelet no es empresaria”. Más adelante en la recorrida, Sara, de 41, ejecutiva, sintetiza su voto: “Porque es mujer”. Patricia, un ama de casa de 49 años –acá las llaman dueñas de casa–, asegura que Piñera le da más seguridad. Hacia el arriba precordillerano de la capital chilena, en la comuna Las Condes, otro centro de votación yace en la Escuela Italiana, donde votaron su alcalde, Francisco Vidal, y el aliado de Piñera, Joaquín Lavín, quien aseveró que esperaba trabajar codo a codo con su ex rival de la primera vuelta. En este centro, la derecha dura de Lavín y su formación, la UDI, era favorita. Se veía mucha gente de edad avanzada. Patricio, de 42 años, decía que Bachelet le gustó desde el principio, “por su currículum”. Aunque advirtió que Piñera “hizo una gran campaña, tiene la plata para ello”.
Yendo a los principales puntos electorales del centro de Santiago, los subterráneos –el metro, como lo llaman aquí– están repletos y hubo gente que votó con un pie en sus vacaciones. Se veían transeúntes cargados con bolsos y valijas. Gonzalo, jefe de ventas de un supermercado, dice que sufragó por Bachelet “por una consecuencia política y social y porque no creo las mentiras de Piñera: habla de generar trabajo y les paga mal a sus empleados de LanChile y ChileVisión; con él, no habrá igualdad social”.
A la entrada del Liceo de Niñas de Santiago Centro, familias enteras iban y venían, personas de edad que apenas caminaban con bastón o en sillas de ruedas como Olga, que comentó haber votado por Piñera porque “hay que acabar con la inseguridad con que se vive y que los jóvenes obtengan trabajo.” Pero otra jubilada, de nombre Marta, y de 60 años, admite que eligió a la candidata porque le gusta la Concertación y no hubiera dudado en votar por Ricardo Lagos. Luego se va despacito a una parada de colectivo por Avenida O’Higgins, la principal arteria de la ciudad que cruza de Poniente a Oriente, los de abajo con los de arriba. A través de ella los carteles de cada candidato “Estoy contigo” de Bachelet y “MAS presidente” de Piñera se mantuvieron paraditos a cada esquina, sin un graffiti o una pintada, o que alguien osara romperlos. Las calles alejadas de los centros de votación se quedaron vacías.

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Mujeres esperan a votar en el Estadio Nacional.
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