EL PAíS › LUEGO DEL ENCUENTRO CON LA PRESIDENTA, LOS RURALISTAS ESPERABAN DISCUTIR LAS MEDIDAS, PERO EL SUSPENSO CONTINúA

Empresarios y Gobierno siguen entrando en calor

En la reunión que mantuvieron los empresarios con el jefe de Gabinete se acordó una agenda de trabajo que empieza hoy.

Luego del encuentro del viernes con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, los dirigentes del campo esperaban una reunión técnica para comenzar a plantear sus reclamos y escuchar las propuestas concretas del gobierno. Sin embargo, el suspenso seguirá al menos hasta hoy, porque ayer los recibió sólo el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para fijar una agenda de trabajo. El cronograma acordado indica que hoy por la mañana se reunirán con funcionarios de la Secretaría de Agricultura para consensuar políticas para la cadena de la carne y por la tarde será el turno de los granos. El jueves volverán a juntarse para discutir sobre el mercado lácteo y las economías regionales (tabaco y arroz) y el martes regresarán a Casa Rosada para analizar la evolución de las negociaciones.

Ayer por la noche, al salir de la Casa Rosada los ruralistas se esforzaron para evitar comentarios críticos ante las cámaras de televisión, pero en privado reconocieron que la falta de definiciones comienza a preocuparlos. “Se habló de todo lo que hace a una política agropecuaria en general y se estableció una metodología de trabajo. En quince días se verá si el rumbo va hacia lo que nosotros queremos o es sólo una distracción”, aseguró Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria.

Luciano Miguens, titular de Sociedad Rural, también le dio crédito al gobierno al afirmar que “pasamos de un aislamiento total a una tratamiento semanal de los temas de nuestro sector”. El más escéptico fue Mario Llambías, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) quien calificó a la reunión con un cuatro. “Estamos disconformes porque el gobierno ha perdido el crédito y necesitamos soluciones al contado”, se limitó a responder cuando una cronista le preguntó porque había recurrido a una calificación tan baja.

Los ruralistas tenían la expectativa de comenzar las discusiones técnicas ayer. De hecho, los especialistas de las distintas entidades tenían previsto ir a la reunión con el gobierno, pero cuando les confirmaron que los recibiría sólo Alberto Fernández la comitiva se redujo a presidentes, vicepresidentes y algún asesor aislado.

Del lado oficial, también había desconcierto. Por la mañana, los técnicos de Economía y de la secretaría de Agricultura no sabían si participarían de las reuniones y, obviamente, tampoco conocían el cronograma que por la noche se les informó a los dirigentes del agro, pues desde hace varias días el Poder Ejecutivo decidió mantener un hermetismo mayor al habitual en todo lo vinculado con la negociación con “el campo”. Ese cerrojo informativo comenzará a flexibilizarse a partir de hoy cuando la Presidenta Cristina Fernández y su jefe de Gabinete se vean obligados a delegarle las tareas de negociación técnica a sus subordinados.

Los dirigentes de las cuatro entidades volvieron a reclamar ayer la eliminación de las retenciones móviles y lo máximo que obtuvieron de Alberto Fernández fue una respuesta ambigua. “No me hagan decir que lo vamos a analizar”, les respondió el jefe de ministros. La expectativa máxima de los ruralistas está puesta en ese punto. Los más optimistas creen que en el mediano plazo se podría llegar a eliminar el mecanismo de movilidad y los más escépticos se conforman con lograr que se modifique la “tablita” que establece la progresividad de la alícuota. Luego de conversar sobre las retenciones, los dirigentes volvieron a solicitar un cambio de la política agropecuaria en lo que refiere fundamentalmente a trigo, carne y lácteos.

Buzzi y Miguens dejaron en claro ayer que el trigo es una de sus mayores preocupaciones. Lo que piden es que se habra el registro de exportación, pero su interés no está puesto en el millón de toneladas que aún falta exportar sino en la próxima cosecha. En pocos días comienzan las tareas de siembra y quieren que el gobierno les garantice que en el futuro van a poder cobrar el precio de mercado. También conversaron sobre los reintegros que recibirán los pequeños productores y sobre las políticas para carne, lácteos y economías regionales, pero sin entrar en demasiadas precisiones. La prueba de fuego de esta nueva etapa de diálogo comenzará recién hoy y los pronósticos no son alentadores, pues para que las cuatro entidades se sientan conformes el Gobierno debería dar un giro radical en su política agropecuaria. La otra alternativa es que trate de conformar sólo a algunos, apostando por el quiebre del frente empresario que lideró el lockout.


Precios y costos en alza

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó ayer que las diferencias en las cotizaciones a término de los granos entre marzo de este año e igual mes de 2007 fueron todas positivas: 76,8 por ciento para el trigo, 72,7 para el girasol, 42,6 para la soja y 41,9 para el maíz. Sin embargo, las cotizaciones del Mercado a Término (a cosecha) presentaron variaciones negativas el mes pasado respecto de febrero: para la soja (12,4 por ciento) y el girasol (13,6), pero aumentaron para el trigo (7,9 por ciento) y el maíz (2,5). En su informe, la entidad destacó además que los costos directos de los cuatro cultivos se incrementaron respecto de la campaña anterior: maíz (45,6 por ciento), soja (51,0), trigo (94,8) y girasol (55,8).

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“En quince días se verá si el rumbo va hacia lo que nosotros queremos o es sólo una distracción”, aseguró Eduardo Buzzi.
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