Desde Gualeguaychú

Con una clara invitación a “los gastronómicos” y a “la CGT disidente”, las organizaciones a cargo del gremialista Luis Barrionuevo, con un llamado a los piqueteros de Raúl Castells (que él llama las organizaciones sociales del conurbano), Alfredo De Angeli acaba de demostrar que no hay socios políticos que no sirvan a los fines de “su lucha” por “la gente” del “campo”. Eso es lo que hace el líder ruralista subido a un acoplado desvencijado, munido de un micrófono, y casi nadie repara en el “detalle”, porque la verba se mezcla con un llamado a “la defensa de la Patria”. Como sea, con esta invitación a Barrionuevo, lo seguro es que el aparcero conseguirá un buen lugar donde comer cuando esté el martes en Buenos Aires.

La concentración sucede el domingo a las 14, tierra de Alfredo De Angeli. Cuando el torito Alfredo llega al piquete, que por ahora no es, se desbanda la banda en abrazos, besos, fotos digitales, y más abrazos calurosos de “su gente”, a la que no ve desde que se ha convertido en político-granario full time, desde que anduvo recorriendo los pasillos de Diputados, del Senado y el arco opositor, que no tiene arquero. Dos trailers en el codo que hace la ruta en el kilómetro 53 , epicentro de la bota de cuero y la boina que no despeina, sirven de guarida para una veintena de campesinos que le están entrando a un ternero que quiso ser grande, y el hambre del piquete se lo impidió. El riñón de De Angeli está a punto, jugoso, conversando los últimos detalles de la marcha que realizarán mañana hacia Buenos Aires, para participar del acto organizado en el Monumento a los Españoles, en el barrio lindo de Palermo. Al menos media decena de colectivos saldrán desde la Cooperativa de Gualeguaychú, aunque se esperan decenas de autos y camionetas desde las zonas agropecuarias aledañas.

Luiggi, el hijo de Alfredo que está en segundo año de Agronomía en la UBA, está cosechando algo del glamour de su padre: “Qué capo tu viejo”, le dice otra estudiante que vive en Bahía Blanca, y se la sube al tractor para dar una vuelta.

Como la tele es parte de la noticia, el canal C5N es esperado hasta último momento, llegan con lo justo, los aguantan para que armen la transmisión satelital. TN ya transmite desde hace rato. Del asado queda poco y nada, cuando De Angeli se sube a un tractor con la bandera de la provincia de Entre Ríos, que le compra por 20 pesos a uno que le encontró la vuelta al paro granario: vende banderas en un espacio definido como “los alrededores de De Angeli”, y hace acordar al personaje de Los Simpson que siempre le vende un pancho a Homero, esté donde esté. De Angeli siempre le compra una bandera.

Aparcero verdugueado

Pero dentro de contexto, la vuelta del centenar de tractores, camionetas, cosechadoras y fumigadoras que va por ese tramo tan famoso de la Ruta Nacional 14 parece una carrera de los amigos del Rayo McQueen, ese auto de última generación que ilustró una película de Pixar. Y es también el reencuentro de Alfredo con la gringada, ahora convertido en una figura tan popular que mientras los tractores dan la vuelta suena una canción de dudosa afinación, mientras le preparan el micrófono. Es algo así: “El representa los campos / Alfredito el aparcero / que hoy está verdugueado por políticos ineptos / apañados por la mafia de corruptos piqueteros / Esta es la historia de Alfredo / de Alfredo el aparcero”.

Y es entonces cuando Alfredo se sube al acoplado y queda provisto de micrófono, la tierra tiembla, y se luce como orador. Levanta el puño derecho como si fuera a gatillar, pero salen sus palabras, que son duras, intransigentes. La apelación de De Angeli a la presencia en Palermo es porque es “el lugar donde Justo José de Urquiza estuvo peleando por el federalismo”, y no porque sea parte de la zona más acomodada de Buenos Aires. “Lo vamos a hacer como siempre: pacífica, pero con toda la entereza y reclamo federal porque ya no hablamos sólo del campo, hablamos de los que nos quieren sacar de la provincia.”

Después de un repaso de sus andanzas por la cámaras de Diputados y de Senadores (como si contara sus aventuras entre la paisanada), De Angeli apela a “las otras fuerzas”, a “todas las provincias”, para llenar el Monumento a los Españoles. “Están los comerciantes, está el sector gastronómico, los muchachos del transporte, la gente de la construcción, del comercio en general.” La apelación a los gastronómicos es una jugada política de alguien que parece inocente en el hablar y no tiene problemas en asociarse a lo más rancio de la Sociedad Rural o a la dudosa profilaxis de la gastronomía del “tenemos que dejar de robar durante dos años” Luis Barrionuevo, ahora también encaramado en la CGT disidente, con Macri, Duhalde y la peonada de la CCC.

La virtud K

Para De Angeli, el acto convocado por Kirchner frente al Congreso es “un acto de dibilidad” (sic). Y agrega: “Fíjense si no es un acto de dibilidad (otro sic) que cuando salió el señor presidente a proponer su acto, nos dimos cuenta que estaba perdiendo. Es un acto de dibilidad (tercer sic) lo que está haciendo”. La entonación del torito va en ascenso, mientras el sol pega también para arriba, y Alfredo le pega a la “credibilidad” de la convocatoria K: “Van a tener que llevarla a la gente, y lo que le va a costar al país. El Congreso de la Nación es una institución gloriosa, están armando un palco gigantesco para taparle la cara al Congreso de la Nación y después hablan de democracia, y dicen que no apretan (sic) a los legisladores”.

De Angeli desmenuza la “virtud” de Kirchner –jamás menciona a la Presidenta en su discurso– de “unir a las cuatro entidades, de unir a los políticos, quebraron el bloque, han hecho cualquier cosa y hablan de pacificación o democracia. Aunque piérdamos (enésimo sic) vamos a estar ganando. Perdimos en Diputados pero ganamos, ellos se abrazaban pero de pura hipocresía, porque ni saben qué quieren hacer”. La verba encendida tiene lugar para el lapsus (un psicólogo ahí): “Tenemos que apoyar a todos y a los que se van a jugar contra nosotros, que sin duda van a seguir discriminados por este pueblo (silencio) por este Gobierno” (corrige).

Acostumbrado a saltar tranqueras, De Angeli dice que el Senado tiene “la llave” para pacificar al pueblo, hacerlo rico para “seguir siendo el país que soñaron nuestros abuelos. Y a los otros les digo que se van a avergonzar, porque votar contra del campo es votar en contra de la Patria”. Sobre el final de la contienda, De Angeli llama a “toda la gente de Capital” a que lo acompañen, “a la CGT disidente”, que es por la Patria y no por la rentabilidad. “Queremos un país limpio, independiente, provincias autónomas, la Justicia funcionando a pleno, no sometidos. Así que el martes 15 a las 15 en Palermo, donde muchos de los caudillos federales hicieron pie, por la memoria de los que no están, por el respeto de los mayores y por los jóvenes. Sin pelear, sin titubear, pero tenemos que estar. Esto se lo vamos a poder contar a nuestros hijos.”