EL PAíS › LULA PROMETIO AUSTERIDAD FISCAL, CONTROL DE LA INFLACION Y UN IMPULSO A LAS POLITICAS SOCIALES

“Lo principal será la lucha contra el hambre”

En su primer mensaje público formal después de haber resultado electo con 52 millones de votos, Luiz Inácio Lula da Silva tradujo en palabras el análisis del PT para el 2003: un año complicado donde habrá que cruzar los dedos para que la debilidad externa no aumente mientras comienza un crecimiento moderado. Lula anunció una secretaría especial para la emergencia alimentaria.

 Por Martín Granovsky

“No voy a decepcionar al pueblo brasileño”, prometió ayer en su primer mensaje un Luiz Inácio Lula da Silva más formal, presentado ya por su vocero como “su excelencia el señor presidente de la república”. En un mensaje transmitido a través de los periodistas de todo el mundo dijo: “Soy optimista. Siento que un nuevo Brasil está naciendo. Mi corazón late fuerte. Sé que sintonizo con la esperanza de millones y millones de otros corazones.”
En un discurso de 18 minutos Lula prometió “cambios sin sorpresas ni sobresaltos”, basados “en el entendimiento y la negociación, con firmeza y paciencia, en una tarea que supera los límites de un partido”.
“Mi primer año de mandato estará concentrado en la lucha contra el hambre”, dijo Lula. Confesó que “si al final de mi mandato no queda ningún brasileño con hambre, estará cumplida la misión de mi vida”. El instrumento será la creación de una Secretaría de Emergencia Social con recursos especiales y un plan para desplegar desde el primer día de gobierno.
“Haré un combate en favor de los excluidos, los desamparados, los humillados y los ofendidos”, dijo Lula, y sintetizó su programa de gobierno en dos elementos: “Combatir la pobreza y defender el interés nacional”.
Lula, siempre con su traje oscuro y su estrella roja de cinco puntas en la solapa izquierda, quiso lucir cierta solemnidad, y por eso la falta de preguntas por parte de los periodistas. Pero no soportó tanta severidad. “Voy a leer sin anteojos porque después me dicen que en las fotos salen mal”, bromeó al principio. Y en el medio de la lectura, con la boca seca, se dio cuenta de que la botella de agua mineral estaba llena y el vaso vacío. “Todavía el protocolo se olvida del agua”, dijo, y provocó risas.

1 ¿Lula influirá
sobre la
Argentina?

En su mensaje de ayer la palabra “Argentina” ni apareció. Pero ningún país fue mencionado por Lula con nombre y apellido. En cambio Lula sí dijo que “el Mercosur es instrumento de integración” y lo colocó como una clave de una “negociación soberana por el Alca”. Y no hay Mercosur sin rearticular la integración con la Argentina. No sólo en términos comerciales. Sobre todo en política y economía.

2¿Lula tendrá
peso sobre
las elecciones
argentinas?

Es difícil predecir cómo, porque las elecciones están más bien en estado gaseoso, pero la influencia debería ser fuerte. No es que el PT tenga su candidato o candidata. No lo tiene, y menos lo tendrá ahora cuando su responsabilidad es gobernar Brasil a partir del 1° de enero y convivir con quien gobierne aquí en reemplazo de Eduardo Duhalde. Es que, puesta la pregunta de otro modo, resulta extraño imaginar cómo el resultado en un vecino con 175 millones de habitantes no será parte del debate político argentino. El punto crucial es la agenda pública, la lista de temas en discusión. Hoy, o los candidatos carecen de agenda o no salen de planteos genéricos sobre corrupción y caminos mágicos para que la Argentina salga de la ciénaga. La agenda de Lula incluyó la ciudadanía democrática para todos (una forma de nombrar la integración de parte de los 88 millones de brasileños en condiciones de pobreza o hambre), las políticas sociales (como el plan de hambre cero) y el reclamo nacional contra lo que llamó “anexión” por parte de los Estados Unidos si se concretara el Area de Libre Comercio de las Américas sin un debate previo que garantice el acceso de más productos latinoamericanos al mercado del norte. ¿Acaso alguien puede pensar que ganará las elecciones en la Argentina desplegando una agenda elitista, neoliberal y bobamente pronorteamericana? “A fin de año uno puede comprar la nueva agenda en cualquier librería, pero si hace eso, aunque sea de mentira, estará cambiando de agenda”, dijo muy práctico a este diario un dirigente del PT que pidió reserva de su identidad.

3¿A qué candidato favorece el
triunfo de Lula?

Si la Argentina no es autista, en principio Carlos Menem saldría mal parado. La agenda de hoy en América latina no es la suya. Menem, como Adolfo Rodríguez Saá, es uno de los que pueden comprar la agenda nueva para ponerse a la moda, pero el cambio sería demasiado brusco. En cuanto al resto de los candidatos, podrían buscar una sintonía con Lula que sonaría más natural. Igualmente, nada puede darse por seguro. Primero, porque se trata de la Argentina. Y además porque la propia construcción del PT, paciente y desde abajo, mantenida a lo largo de los años, aprendiendo de las derrotas, revela que a la suerte hay que ayudarla. El providencialismo no garantiza nada.

4¿Tolerarán los
Estados Unidos el nuevo experimento?

La teoría dice que no: Washington fue siempre muy reacio a asimilar los desafíos a su poder en el continente. La práctica es, por supuesto, un enigma. Nunca el desafío provino de un país del porte de Brasil, la décima economía del mundo, y esta vez el desafío no está planteado bajo la forma de una propuesta de terminar con el capitalismo ni con la democracia liberal, y tampoco bajo un presunto “eje” que articule a Lula con Hugo Chávez y, eventualmente, con Lucio Gutiérrez en Ecuador. George W. Bush tuvo ayer una respuesta que buscó similitudes y no diferencias. En su comunicación con Lula, que divirtió a los expertos del PT por su carácter high tech, porque Bush habló desde el Air Force One con su traductor ubicado en la Casa Blanca, el presidente norteamericano eligió alabar la experiencia democrática de tantos votantes en movimiento y no cuestionar a Lula con palabras del American Enterprise Institute, que acaba de recordar el “corazón rojo” del líder del PT. Nadie sensato debería dar esta situación de paz por garantizada para siempre, pero a la vez no hubo declaración de guerra. Tampoco desde el establishment, que parece preferir el abrazo del oso a Brasil en lugar del combate abierto. El semanario Istoé publica una entrevista al director del Instituto de Economía Internacional de Washington, Fred Bergsten. La pregunta final es si Lula será un moderado, como Felipe González, o un nuevo Salvador Allende. Respuesta: “Será François Mitterrand. Comenzó equivocándose al intentar imponer proteccionismos y nacionalizando empresas. Fue duramente castigado por eso. Cambió de estrategia, comprendiendo la necesidad de la apertura económica. Acabó reelecto y transformó a Francia en una potencia económica que hoy está mejor que Alemania. Lula tiene esa visión y seguirá los pasos posteriores de Mitterrand”.

5¿Cuál será la
reacción de los
empresarios?

Lula no pierde oportunidad de rescatar como una de las claves del triunfo la candidatura de José Alencar a la vicepresidencia. Alencar es el dueño de Coteminas, que factura 300 millones de dólares por año. La empresa se achicó y sus activos valen menos por la suba del dólar, pero Alencar aprovechó el uno a uno para equiparse y la devaluación para aumentar las exportaciones. Sus acciones en la bolsa subieron este año un 84 por ciento. Los analistas de mercado barajaban ayer que Gradiente, el gigante nacional de la electrónica, también gozará de una suba deacciones. El dueño de Gradiente, Eugenio Staub, un gran amigo de Fernando Henrique Cardoso y José Serra, revolucionó el medio empresario cuando dijo que iba a votar a Lula. Como el apoyo de Alencar y Staub a Lula es absolutamente transparente, y como Lula no tiene el poder de manejar el alza de la Bolsa, está claro que el vaivén de las acciones de ambos significa que resulta creíble el proyecto lulista de incorporar al gran empresariado nacional a un proyecto que ayer definió con esta combinación de políticas: “criteriosa política de sustitución competitiva de importaciones”, “inmenso potencial para combatir el hambre”, “construcción de un amplio mercado de consumo de masas que atraiga a los inversores, compatibilice distribución de renta y crecimiento económico”, “fomento al mercado de capitales”, apoyo a “la agricultura familiar, el cooperativismo, las micro y pequeñas empresas y diversas formas de economía solidaria”.

6¿Lula anunciará
hoy el equipo
económico para
tranquilizar al
establishment
financiero?

No. A las 11 de la mañana, en la primera entrevista formal con el presidente Cardoso, dará a conocer los 51 nombres de quienes formarán el equipo de transición hasta el 1° de enero, que según las leyes recibirán sueldo. A diferencia del futuro gabinete, donde habrá extrapartidarios, en la transición que conducirá por el lado petista el presidente del partido, José Dirceu, estarán el economista Guido Mantega, un discípulo de Cardoso, el diseñador del programa anti hambre José Graziano, el experto en presupuesto José Bittar, el especialista en energía Luiz Pinguelli Rosa y los voceros Andrés Singer y Ricardo Kotscho.

7¿Ya está el
gabinete?

No. Apenas la danza de nombres, que evidentemente será más frenética a medida que se acerque enero. Staub podría ser de la partida. También Mantega. Y el médico Antonio Pallocci, intendente de Riberao Preto y coordinador del programa del PT. Luiz Gonzaga Belluzo, secretario de Hacienda durante la presidencia de José Sarney y miembro del comité editorial del semanario más lulista de Brasil, Carta Capital, podría recibir un cargo en el nuevo gobierno. Nadie sabe si Aloizio Mercadante, senador electo con diez millones y medio de votos, irá al gabinete o se quedará en el Congreso, donde el PT precisará una articulación permanente de alianzas para que sus 91 diputados logren la aprobación de leyes en una cámara de 513 legisladores. La danza de nombres sigue con la gobernadora de Río de Janeiro, Benedita da Silva, en un Ministerio de la Mujer, Graziano en un nuevo ministerio para combatir el hambre, el gobernador de Río Grande Olivio Dutra en el área social. A Trabajo, al parecer, no irá un sindicalista, como parecía cuando sonaba el nombre de Luiz Marinho, presidente del sindicato de los metalúrgicos del ABC, el cinturón industrial de San Pablo. La Cancillería es un sitio apetecido. Nombres en circulación: Mercadante, el prestigioso Marco Aurelio García, el secretario general de la Unctad Rubens Ricupero y el embajador en Londres Celso Amorim, el mismo que llamó “eje de la estupidez” hablar de un “eje del mal” entre Lula y Chávez.

8¿Cómo será
la política
económica inicial?

Lula fue ayer muy enfático al comentar el compromiso de lucha contra el hambre no sólo como obligación política y humanitaria, sino también reactivadora, pero muy cauto al hablar de los números macroeconómicos que suelen preocupar a los operadores financieros. “La mayoría de la sociedadvotó por un país que adopte otro modelo económico y social para retomar el crecimiento, el desarrollo económico con generación de empleos y distribución de renta”, dijo. Y enseguida agregó: “Nuestro gobierno va a honrar los contratos establecidos y no descuidará la inflación. Mantendrá una postura de responsabilidad fiscal. La dura travesía que Brasil enfrentará exigirá austeridad en el uso del dinero público y un combate implacable de corrupción, dos criterios que el PT siempre tuvo en todos los lugares donde gobernó”. Tal como publicó este diario el domingo, el escenario previsto por el PT para el 2003 es, idealmente, un sector externo que no mejore pero al menos no se ponga peor y un aumento del ritmo de crecimiento, del estancamiento actual a un 3 o 4 por ciento, que licue la fastidiosa deuda interna. La reestructuración de la deuda externa, de 250 millones de dólares, no figura en la agenda petista siempre que los números actuales no se pongan aún más horribles. Lula no quiso ser exitista para el 2003 pero insistió en los últimos días en su promesa de que doblará el salario mínimo en sus cuatro años de mandato. “Y eso es posible”, dijo.

9¿Cardoso
saboteará a Lula?

Al no estar vacante la Secretaría General de las Naciones Unidas, el único puesto acorde a la autoestima de Cardoso, si se descarta cualquier otro menos terrenal por el ateísmo del presidente, el proyecto inmediato de Cardoso es pasar a la historia sin un incendio final. Ayer dio una conferencia de prensa en Brasilia donde intentó subrayar que a Lula lo conoce desde hace 30 años, de cuando ambos combatían contra la dictadura, y que no hay problema si no cumple su programa: “No voy a criticarlo si cambiara el rumbo, porque así es la vida política”, dijo en una defensa de Lula que sin duda Lula no pidió. Escribiendo, ya, el libreto para la historia, Cardoso se declaró orgulloso de que “así como fue importante que un académico como yo resultara electo presidente, también lo es que un dirigente obrero llegue a este puesto”. Después minimizó la propuesta lulista de pacto social, porque “eso se propone cuando se sale de una dictadura o hay una crisis que hace peligrar la estructura económica”. Eso sí: dijo que le parecía bien “la voluntad de negociar”.

10¿Cuál será el
papel del PT?

El candidato a gobernador de San Pablo, José Genoino, que perdió el domingo con el oficialista Geraldo Alckmin, podría ser presidente del partido en lugar de José Dirceu, posible ministro político. La conversión de un partido de oposición en un partido de gobierno es un problema histórico de la política, y más de los partidos de izquierda, obligados además a suministrar cuadros a la fuerza política y al Estado central. Lula empezó por no descuidar la identidad partidaria. No lo hizo ni siquiera en su primer mensaje como presidente. Dijo que su presidencia era fruto de “un vasto esfuerzo colectivo a lo largo de décadas por muchos demócratas y luchadores sociales”. Aunque “algunos no pudieron ver el fruto de su dedicación y sacrificio militante, estén donde estuvieren, los compañeros y compañeras sepan que somos los verdaderos portadores de un legado de amor por el Brasil, pasión por la justicia y por la dignidad humana”. También rindió homenaje a “los militantes anónimos, que aprendieron, como yo, con las derrotas, se hicieron más eficaces en la defensa de un país justo y solidario, no cayeron en la tentación de la indiferencia y conservaron intacta su capacidad de indignarse manteniendo la llama de la solidaridad social mientras levantaban bien alto la bandera estrellada de la esperanza”.

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El presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva con su mujer Marisa durante el encuentro que mantuvo ayer con la prensa.
 
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