SOCIEDAD

De supuesto secuestrado a sospechoso de fraude

El empleado jerárquico de una red de carnicerías de La Plata desapareció con 47.000 pesos para un pago. Temieron que fuera un secuestro, pero ayer llamó por teléfono y dijo: ¿qué plata?

 Por Carlos Rodríguez

De carne somos, podría decir Raúl Oscar Romera, empleado jerárquico de una red de carnicerías platense, quien había desaparecido el viernes luego de viajar a la Capital Federal con 47.000 pesos que pertenecían a la firma, para hacer un pago que nunca se concretó. El propietario de la empresa, Osvaldo Pinto, denunció la desaparición de su hombre de confianza y habló con los medios porque temía que Romera hubiera sido víctima de un secuestro extorsivo. Ayer a mediodía, para su sorpresa, Pinto recibió un llamado de Romera, quien le recriminó que hubiera recurrido a la prensa. De la sorpresa Pinto pasó a la indignación cuando le preguntó a su empleado qué había pasado con la plata. “¿Qué plata?”, fue la respuesta del ahora ex empleado de confianza, quien luego cortó la comunicación y volvió a desaparecer, aunque dejó una pista: el llamado fue hecho desde Córdoba. En horas, Romera pasó de supuesto secuestrado a sospechoso de defraudación. Ahora lo busca la policía y no para liberarlo.
El jefe de la seccional segunda de La Plata, Gustavo Arenas, confirmó anoche a Página/12 que se había modificado la carátula de la causa, cuya investigación está a cargo del fiscal Tomás Moran. El viernes pasado, por pedido de su jefe, Romera, de 64 años, viajó a la Capital Federal llevando consigo 40.000 pesos en efectivo y un cheque por 7.000 pesos. El empleado trabaja desde hace 15 años para la firma Pinto Carnes, propietaria de 15 carnicerías en la ciudad de La Plata. Romera es encargado de la sucursal minorista ubicada en diagonal 8 y 115, en el centro de la capital bonaerense. “Era un hombre de mi total confianza”, aseguró ayer Osvaldo Pinto, en diálogo con este diario. El dinero era para hacer un pago en el Mercado de Hacienda de Liniers que nunca se concretó.
Romera no regresó el viernes, como estaba previsto, y tampoco se tuvo noticias de su paradero durante el fin de semana, cuando se hicieron denuncias ante la seccional segunda y también ante el Grupo Antisecuestro que encabeza el comisario Angel Casafús. Ayer por la mañana Pinto recibió una encomienda enviada desde una sucursal del Correo Argentino del barrio porteño de Villa Crespo. Dentro del sobre estaba el celular, propiedad de la empresa, que llevaba Romera al momento de desaparecer y una nota que daba la dirección en la que se encontraba la camioneta Fiat Fiorino patente CSV 460 en la que había viajado el empleado, desde La Plata hacia la ciudad de Buenos Aires.
El vehículo, aparentemente en perfectas condiciones, fue encontrado en el estacionamiento del Complejo teatral La Plaza, en pleno centro porteño, con entradas por la avenida Corrientes y por la calle Montevideo. La camioneta tenía puesta la llave. La nota que llevó al hallazgo había sido escrita a mano, por una persona que no es Romera. Cuando ya temía lo peor, Osvaldo Pinto recibió la gran sorpresa. Mientras viajaba hacia La Plata en la Fiorino, recibió un llamado en el celular. Era Romera, quien llamaba desde una ciudad ubicada en la provincia de Córdoba. “¿Qué es todo este bardo con la prensa?”, fue el inesperado reproche del empleado.
“Tenía miedo que te hubiera pasado algo. ¿Vos estás bien?”, quiso saber Pinto. “Yo estoy bien, pero te pido que te dejés de joder y que no hables más con el periodismo sobre este tema”, fue el comentario descomedido de Romera. Cuando Pinto logró reaccionar, le pidió a su empleado: “Bueno, si está bien, volvé a La Plata y traeme la plata que te llevaste”. Como toda contestación, antes de que Romera cortara la comunicación, recibió el cachetazo más fuerte: “¿Qué plata?”. Antes de escuchar el click, Romera le dio un último consejo: “Olvidate de la guita”.
Pinto dijo que el llamado fue hecho “desde algún lugar de Córdoba” y que ahora el dato es analizado por la Justicia y por la policía, para tratar de dar con el paradero del empleado olvidadizo. Una fuente policial admitió anoche que existía cierto malestar con Pinto, porque él debería haber dado intervención a la seccional segunda para el traslado de la camioneta. “Hubiera sido oportuno tomar las huellas y buscar indicios que permitan esclarecer totalmente el caso”, explicó el vocero. Según Pinto, el vehículo estaba “en perfectas condiciones, con todos los papeles de propiedad del automotor e incluso el portafolios en el que Romera se llevó el dinero”. Claro que, aclaró Pinto, la cartera “estaba vacía”. El dueño de la empresa informó que Romera trabaja en la empresa desde el año 1987, que es divorciado y que desde hace un tiempo mantiene una relación estable con una mujer que es propietaria de una inmobiliaria en la ciudad de Mar del Plata. Según Pinto, esa inmobiliaria “andaba mal económicamente” y aunque no arriesgó opinión, quedó flotante en el aire que ese sería la razón de la actitud de Romera. Ahora la carátula pasó de “averiguación de paradero a averiguación de ilícito” y la Justicia está tratando de esclarecer totalmente el todavía confuso episodio.

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Raúl Romera desapareció el viernes: ayer, al trascender la noticia, llamó enojado.
 
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