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Algunos bancos alientan al Fondo contra Lavagna

Un grupo de entidades extranjeras presionan vía el FMI a Economía para ganar mercados, o sea, negocios. Se oponen a que la banca nacional compense redescuentos con deuda pública. También se quejan por la forma en que se convocará a un asesor para renegociar la deuda en default.

 Por David Cufré

La banca extranjera redobló la presión sobre el Ministerio de Economía para evitar que tome una medida en favor de la banca nacional. A la vez, grandes bancos de inversión fueron a quejarse al FMI por la decisión de Roberto Lavagna de excluirlos de una licitación por la que se busca asesoramiento para la reestructuración de la deuda. Esos son dos de los frentes que tiene abiertos la cartera económica con el establishment financiero, que le complican todavía más la negociación con el Fondo. En ese marco, la intransigencia que está mostrando el Gobierno frente a las últimas demandas del organismo es cuestionada con dureza por aquel sector empresario.
La pelea, en el fondo, es por negocios. Los banqueros recurren al FMI para que fuerce a Economía a recular. Página/12 reveló hace diez días que el equipo económico estaba dispuesto a autorizar a los bancos nacionales a cancelar la deuda que mantienen con el Banco Central por redescuentos con los préstamos garantizados. De ese modo, los bancos superarían la veda para conceder créditos al sector privado que pesa sobre ellos desde el momento en que están endeudados con la autoridad monetaria. El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, llevó el tema a Washington, pero le dijeron que tomar esa medida sería discriminatorio hacia la banca extranjera.
En dos bancos nacionales, uno público y otro privado, señalaron a este diario que Lavagna les comunicó que su decisión sigue en pie. Uno de los banqueros recordó, igualmente, que hace ya varias semanas que Economía les prometió sacar la resolución y todavía no lo hizo. Pero cerca del ministro ratificaron que el anuncio se hará de un momento a otro. En concreto, se trata de la constitución de un fondo fiduciario que absorbería tanto los redescuentos (deuda de las entidades financieras con el Banco Central) como los préstamos garantizados (deuda del Estado con los bancos), y que se encargaría de hacer las compensaciones. El monto involucrado es de 16 mil millones de pesos.
El objetivo de la medida es que los bancos nacionales queden liberados para ofrecer créditos a sus clientes. Página/12 pudo saber que los bancos Nación y Provincia preparan líneas de financiamiento para capital de trabajo y para el agro, a 30 y 60 días, que se lanzarán al mercado en unos quince días. También habría otra línea para prefinanciación de exportaciones. Lavagna considera que activar ese financiamiento es el paso que hace falta para apuntalar el proceso de recuperación. Pero choca en su intención con los bancos extranjeros y con el FMI, que los respalda. Ese sector entiende que el Gobierno quiere ayudar a sus competidores, que terminarán por disputarle el mercado. La banca extranjera creció al amparo del Banco Central de Pedro Pou, y no se resigna a perder sus privilegios. Menos aún, a que se conforme un escenario donde la banca nacional salga a pelearle espacios.
Pero la disputa por cómo queda configurado el nuevo sistema financiero no es la única que tiene Lavagna con el establishment financiero. Una segunda es con los grandes bancos de inversión que asesoraron a Domingo Cavallo en el megacanje. Se trata de entidades como el Citigroup, Credit Suisse, First Boston, Deutsche Bank y JP Morgan, entre otros. Estos bancos fueron virtualmente separados de una licitación que lanzó Economía para buscar un asesor financiero internacional para la reestructuración de la deuda. Ese agente financiero deberá colaborar con el gobierno en la negociación con los acreedores externos, que el Gobierno iniciará aun cuando no tenga el acuerdo con el FMI.
Aquellos bancos serán excluidos por el pésimo negocio que hizo la Argentina –la Justicia investiga si no fue un negociado– con el megacanje. En realidad, esas entidades tuvieron un rol preponderante durante toda la década pasada, cuando la Argentina fue aumentando su endeudamiento a niveles explosivos. Por ese trabajo embolsaron miles demillones de dólares en comisiones. Una figura clave de ese proceso fue William Rhodes, cara visible del Citigroup.
El propio Rhodes se comunicó en estos días con la cúpula del FMI para quejarse por la actitud de Lavagna. La presión de los bancos de inversión más grandes del mundo en contra de Argentina es otra de las razones que explica las dificultades para firmar un acuerdo con el Fondo. Los bancos se quejan porque se pierden un negocio millonario. La reestructuración de la deuda con los acreedores del exterior dejaría en las arcas del asesor financiero unos 1000 millones de dólares por comisiones.

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Horst Koehler, director gerente del FMI, recibe con atención los reclamos de los banqueros.
 
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