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Carrió pone paños fríos y los socialistas encienden el fuego

La titular del ARI, Elisa Carrió, analizó como un fin anunciado la decisión del socialismo de abandonar ese acuerdo. El diputado Alfredo Bravo, en cambio, criticó “el iluminismo” de la diputada.

 Por José Natanson

Ayer, un día después de que se conociera la ruptura definitiva, el ARI y el Partido Socialista (PS) adoptaron estrategias bien diferentes. Elisa Carrió prefirió evitar la polémica y mostrarse confiada: “Esto ya se sabía desde hace meses y de todos modos crecimos en las encuestas”, señaló a Página/12. Los socialistas, en cambio, comenzaron a discutir la fórmula que los representará en las elecciones –todo indica que estará encabezada por Alfredo Bravo o Hermes Binner– y cuestionaron con dureza a Carrió: Bravo dijo que no están dispuestos a subordinarse al “iluminismo de nadie” y le achacó toda la responsabilidad por la ruptura. “Fue ella la que hizo el cortocircuito”, aseguró.
La pelea comenzó prácticamente desde que se formó la sociedad, pero creció en los últimos tres meses. Los socialistas se quejaban desde hace tiempo de que se enteraban de las decisiones de Carrió por los diarios y venían reclamando sin éxito una mayor participación: aunque se formó una comisión de enlace para discutir estos temas, se reunió apenas dos veces y no logró ningún resultado.
Carrió, por su parte, siempre defendió la idea de construir un movimiento más que un partido orgánico, como pretendían los socialistas; criticó por lo bajo algunos gestos de independencia de sus ex socios, como formar un bloque propio en Diputados, y calificó como una “provocación” el proyecto de Rubén Giustiniani a favor de la despenalización del aborto.
Como suele ocurrir con las parejas de larga data, a esa altura ya no importaba quién había iniciado el conflicto, en el que los dos tienen algo de razón. Y el resultado se veía venir: el lunes, los socialistas reunieron al Comité Ejecutivo Nacional, máximo órgano de conducción partidaria, que resolvió presentar una fórmula propia para las presidenciales de abril.
–¿Cómo tomó la decisión? –le preguntó Página/12 ayer a Carrió.
–Yo comparto lo que dicen ellos en el sentido de que no hay que reeditar la experiencia de la Alianza. Si ellos creyeron que era lo correcto para no repetir aquel error, me parece que hicieron bien. No se trata de discutir candidaturas sino qué tipo de país queremos.
–¿Está enojada?
–Lo siento desde el punto de vista personal. Yo los quiero mucho, ellos son honestos y son buena gente y estoy segura de que actuaron de acuerdo a sus convicciones.
–¿Cómo afectará sus chances electorales el hecho de que se presenten dos fórmulas de centroizquierda?
–No creo que nos afecte. El ARI figura como el partido con la mejor imagen. Además, este proceso se veía venir y a pesar de eso nosotros crecimos en las encuestas.
Más allá de las declaraciones, es innegable que dos tienen mucho que perder. Carrió se queda sin el apoyo del PS: aunque pequeña, es una fuerza política consolidada, de alcance nacional, que ayudaría a compensar el déficit del ARI en términos de estructura, recursos y fiscales. Los socialistas, por su parte, pierden una figura nacional de referencia detrás de la cual encolumnar sus candidaturas y se exponen a obtener un porcentaje mínimo en las elecciones de abril.
Quizás por eso, la reacción de ambos bandos fue totalmente diferente. Si la estrategia de Carrió fue no elevar el voltaje de la polémica y mostrarse tranquila, segura de que su liderazgo dentro del espacio de centroizquierda no corre peligro, los socialistas comenzaron a pensar su propia estrategia. Ayer, algunos de ellos analizaron informalmente la conformación de la fórmula, para la que suena el rosarino Hermes Binner (que no quiere ser candidato) o Alfredo Bravo (que sí).
Titular del PS y viejo amigo de Carrió, Bravo fue uno de los fundadores del ARI y su candidato a senador en las últimas elecciones. Fue, además,quien presentó ante el Comité Ejecutivo del PS la propuesta de romper con la chaqueña.
–¿Por qué adoptaron esta decisión? –le preguntó este diario.
–Nosotros ya nos equivocamos con la Alianza y no queremos pase lo mismo. Nosotros propusimos coaligar nuestras fuerzas, pero no nos dejaron.
Nos enteramos de las decisiones por los medios: se acercó a los conservadores de Mendoza, se reunió con (Néstor) Kirchner, después con (Luis) Zamora para que nos vayamos todos, siempre sin consultarnos. El otro día nos enteramos de que formó un comité de campaña y que no nos incluyó. Nosotros le habíamos planteado a Carrió que no queríamos un contrato de admisión sino una coalición. No podemos estar subordinados al iluminismo de nadie.
–¿La decisión es definitiva? –le preguntó este diario.
–Sí.

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El diputado socialista Alfredo Bravo, entrañable amigo de Carrió, se distanció políticamente.
 
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