EL PAíS › HORACIO GONZáLEZ Y VíCTOR HUGO MORALES PRESENTARON JUNTO A SANDRA RUSSO LA PRESIDENTA

Retrato íntimo de una mujer en el poder

Ante la sala Borges colmada en la Biblioteca Nacional, la historia de vida de Cristina Fernández de Kirchner escrita por Russo se transformó en una reflexión sobre la historia reciente, el kirchnerismo, la feminidad, el poder y la democracia.

“El delineado negro bajo los ojos y sobre los párpados. Esa era una reivindicación secreta y expresada en un código muy íntimo de su parte. Ser quien era en el 2007 y seguir siendo quien había sido en los ’70 a través del modo de maquillarse.” Esa imagen de una mujer que elige usar mucho delineador y la lectura de que, con esa elección, le habla a un país acerca de los sueños y las convicciones, estuvo presente a lo largo de todas las intervenciones que se hicieron en la presentación del libro La Presidenta. Historia de una vida, de la columnista de Página/12 Sandra Russo. En la sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, su director, Horacio González, y el locutor y periodista Víctor Hugo Morales, junto a la autora reflexionaron sobre la obra, pero también sobre el kirchnerismo, la historia reciente, la democracia y el poder.

“Hubo un cuidado de sí inédito desde el punto de vista de la aparición de la figura pública de la Presidenta, del delineamietno de su rostro. Y al mismo tiempo se tomaron las medidas más enérgicas, las medidas no cosméticas, pero que exigieron el mismo delineamiento, el mismo cuidado”, reflexionó González, y el auditorio aplaudió. “Un libro con muchas mujeres: madres, esposas, mujeres, mujeres...”, dijo Morales, sonriendo.

Ayer a las dos de la tarde, la gente se acomodaba en las butacas aterciopeladas de la sala.

–Es una mujer que además de linda es inteligente.

–¡Todas las mujeres son inteligentes!

–No todas. Algunas sí, otras no.

La breve discusión entre un señor mayor y una señora, posiblemente su compañera, dejó vislumbrar lo que luego sería uno de los ejes más importantes de la presentación: la reflexión sobre lo femenino.

La entrada de Russo al escenario desató un estallido de aplausos en el auditorio colmado, en el que había alrededor de 400 personas, muchas de ellas de pie y amontonadas, casi a los empujones, en los pasillos de ingreso al lugar. La autora agradeció con una sonrisa. “Espero que alguno de esos mimos haya sido para mí”, dijo el uruguayo comprándose a la multitud, que respondió con otro aplauso.

Sentada entre Morales, que se encontraba a su derecha, y González, que estaba a su izquierda, Russo habló acerca de su trabajo. Mencionó al escritor Daniel Guebel, a quien agradeció la edición del texto, y al periodista Werner Pertot, por la producción y realización de varias entrevistas. “Con Daniel (Guebel) transpiramos este libro”, dijo, y comentó que si bien el deseo de escribir una biografía de Cristina Fernández la acompañaba desde el 2008, el proyecto comenzó a tomar forma recién en el 2010. En ese entonces, cuando emprendió una primera búsqueda de entrevistas “íntimas” a la Presidenta, se encontró con que, a diferencia de los anteriores presidentes democráticos, la actual no había dado notas sobre su vida privada. “La palabra de la Presidenta, no la pública, sino la privada, es una palabra retaceada”, señaló Russo.

Luego se refirió a dos características de la Presidenta que le llamaron especialmente la atención y sobre las que hizo foco en el relato. Una de ellas, el cuidado de sí aun ocupando la más alta esfera del poder estatal, es tratada en el prólogo de su libro: “Nuestra cultura nos advierte a las mujeres que el éxito profesional se paga con inestabilidad emocional, o que la inteligencia nos dispensa de la coquetería. Son falsas opciones, pero de eso se trata la cultura patriarcal: de mostrarnos caminos estrechos”. Otro aspecto que Russo destacó fue el trabajo detrás de los discursos políticos de CFK. La autora lo consideró como un rasgo “llamativo” en la era de la videopolítica y se refirió especialmente a los discursos que toman como una virtud cierto desconocimiento acerca de la política y la economía. “Se basan en la hipótesis de que la gente piensa que si no saben de economía, no van a robar. Lo cual es un pensamiento muy primitivo... primitivo, primate, alica, alicate”, bromeó la autora, y el auditorio respondió con carcajadas.

González, por su parte, reflexionó acerca de los gestos de feminidad como blanco de ataque de los adversarios políticos y económicos del Gobierno: “Parecía fácil mencionar una cartera para criticar el modo en que el Estado intervenía organizativamente y económicamente en la vida social. Para atacar medidas como la Asignación Universal, la ley de medios y el traspaso de fondos de pensión al Estado”. Luego, al recordar el olvido por parte del presidente Néstor Kirchner de nombrar a Raúl Alfonsín en su discurso de la ESMA, un episodio que aparece en el libro, González aprovechó para mechar un chiste sobre su hijo y candidato a presidente por la Unión para el Desarrollo Social, Ricardo: “Cristina Fernández reconoce como un error el no haber nombrado a Alfonsín, de quien se puede decir que tiene más fortuna acá, en la mención de la Presidenta, que en su legado familiar”. González concluyó que el libro es “un paso hacia la construcción de un intelectual colectivo”.

Hacia el final, Morales leyó un fragmento del libro en el que la Presidenta cuenta cómo vivió los sucesos de Ezeiza en 1973. “Gracias, gracias, gracias”, murmuró Russo cuando el locutor terminó. “Hay algo que me gustaría destacar para terminar con esta presentación y es la libertad: la libertad creativa que sentí en todo momento en este proyecto”, agregó la autora, antes de que se formara la fila de lectores con sus ejemplares en mano para ser firmados.

Informe: Sol Prieto.

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Víctor Hugo Morales, la autora de La Presidenta, Sandra Russo, y Horacio González.
Imagen: Pablo Dondero
 
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