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Docentes entre la pobreza y la edad de la jubilación

Para no cobrar la mitad de su salario como jubilación, los docentes se resisten a jubilarse. Está aumentando la edad promedio del plantel y se producen distorsiones.

 Por Nora Veiras

En una escuela porteña había una maestra que daba clases en segundo grado y tenía 79 años. Era uno de los casos extremos de envejecimiento en la docencia, síntoma que se repite porque la jubilación apenas representa poco más de la mitad de lo que cobra un maestro en actividad. El año pasado fueron intimados a dejar las aulas 658 docentes que ocupan 1228 cargos y tienen más de 65 años. El problema no es sencillo de resolver y se arrastra desde hace más de una década en todo el país. El gobierno porteño anunció que en junio formará una comisión conjunta con los gremios que elabore, “de acuerdo con las posibilidades financieras”, un cronograma progresivo de blanqueo de sueldos y que proponga estrategias para aquellos docentes que estén próximos a jubilarse. En la actualidad el 30 por ciento del salario se liquida virtualmente en negro, lo cual deteriora aún más las jubilaciones.
El secretario de Educación porteño, Daniel Filmus, dijo a Página/12 que “ya hace muchos años que en todas las jurisdicciones, para tratar que el grueso del salario llegue al bolsillo, se pagan sumas no remunerativas y no bonificables, y esto implica que los jubilados cobren menos. La resolución es compleja porque si blanqueo ahora es mucha la plata que tiene que poner el Estado y también el docente, porque las dos partes tienen que aportar más. Al mismo tiempo no les resuelvo el problema a los docentes que se van a jubilar en los futuros 5 años porque los docentes cobran la jubilación de acuerdo con el promedio de los últimos 5 años. Si aumento ahora lo blanqueado, no le sirve al inminente jubilado porque en los últimos 5 años cobró poco”.
Las columnas de liquidación de los sueldos se empezaron a multiplicar a medida que se fueron otorgando sumas fijas de aumento. Por ejemplo, una docente porteña con doble cargo y máxima antigüedad (25 años, es decir el 120 por ciento) recibe un sueldo de 1370 pesos, de los cuales 439 pesos no son considerados para los aportes jubilatorios. Eloísa Barreiro, de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), explica: “Una vez que tenés 65 años y 30 de servicios te tenés que jubilar. La gente en la desesperación sigue trabajando, porque pasás a cobrar el 50 por ciento. No podemos pedir que se jubilen porque los condenamos a la miseria. Un docente de jornada simple no cobra más de 500 pesos, entonces se los manda bajo la línea de pobreza”.
“Las investigaciones demuestran que lo mejor es que en una escuela convivan docentes de distintas edades”, comenta Filmus. El problema empieza cuando la edad se prolonga y se transforma en un “tapón” para el ingreso de las nuevas camadas, mientras los mayores ya no están en condiciones físicas de “soportar” el desgaste de una clase con chicos o adolescentes.
Durante estos tres meses, el gobierno porteño va a elaborar una propuesta para tratar de crear una caja compensadora que les permita a los docentes que están a punto de jubilarse recibir una suma extra. Este año están en condición de retirarse otros 2200 docentes sobre los 41 mil totales. Si la urgencia por sobrevivir es el motor para continuar en actividad, lo que se pone en juego es la calidad de la escuela.

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Un problema son los pagos no computables para el retiro.
 
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