“Yo no me la agarro con (Hermes) Binner. Yo les quiero ganar a todos, a Cristina, a Binner, a Duhalde, a Rodríguez Saá. Y en todo caso, quien se la agarró con nosotros fue el gobernador de Santa Fe. Si me preguntan, yo tengo que contestar”, se defendió ayer Ricardo Alfonsín luego de relanzar su campaña presidencial con dardos hacia su competidor, el líder del Frente Amplio Progresista, Hermes Bi-nner. El socialista, en cambio, se mantuvo en su estrategia de no polemizar con Alfonsín y de mostrarse con una posición constructiva: “Las diferencias con la UCR son como la fiebre, siempre se pasa”, ironizó.

Los dos puntos de distancia entre Alfonsín, con el 12,2 por ciento, y Binner, con el 10,18, se convirtieron en un problema para la UCR, que ve con preocupación las perspectivas de crecimiento que muestra el mandatario santafesino. La estrategia que delinearon los cráneos radicales es empezar a limar a su ex aliado para evitar una fuga de votos. En el comité de campaña sostienen que compiten por un mismo electorado, opositor y no peronista, y que deben diferenciarse para lograr un mejor desempeño en los cargos legislativos.

Con esta estrategia en la cabeza, los radicales comenzaron a pegarle al socialista a los pocos días de las primarias. El primero fue el titular del Comité Nacional, Ernesto Sanz, que reivindicó a su partido como el mejor para ponerle un freno al oficialismo, ya que no se deja “engañar” como otras fuerzas políticas. Lo secundaron los jefes de las bancadas parlamentarias, Ricardo Gil Lavedra y Gerardo Morales. “Es funcional al Gobierno”, dijo después Miguel Bazze, uno de los hombres más cercanos al candidato presidencial.

Alfonsín esperó hasta que el gobernador de Santa Fe hiciera alguna declaración de la que pudiera agarrarse y se sumó a la embestida. Esta semana, Binner sostuvo que “el socialismo es el partido del siglo XXI y los demás partidos son el pasado”, lo que despertó la reacción de los radicales santafesinos Griselda Tessio, actual vicegobernadora, y Federico Fezz, candidato a diputado nacional. Ambos dirigentes criticaron la pretensión “hegemónica” del socialista y remarcaron el “avasallamiento” que sufre el radicalismo en el Frente Progresista que gobierna actualmente Santa Fe.

Según el candidato de la Unión para el Desarrollo Social, lo que generó esa respuesta fue una declaración de Binner en la que dijo que “gracias a la generosidad del socialismo, en el Frente Progresista participan otros partidos, y que si no hubiera sido por el socialismo en Santa Fe, otros partidos no tendrían participación”. En ese distrito, Alfonsín quedó en cuarto lugar, detrás de Cristina Fernández, Binner y Eduardo Duhalde. Mejorar su performance allí y en la ciudad de Buenos Aires son dos de los obstáculos que deberá sortear en octubre para elevar el resultado de las primarias.

“Yo no tengo esa información, aunque es lo que quieren muchos”, retrucó Alfonsín cuando le preguntaron por las encuestas que lo señalan a Binner creciendo en intención de voto. Los radicales intentan instalar que el kirchnerismo tiene preferencia por el FAP, para tratar de capturar todo el voto anti K. “Nosotros tenemos obligación de trabajar para ganar y para lograr que el radicalismo pueda ser un actor principal en Argentina, y esto se puede lograr si aparecemos como verdadera alternativa al oficialismo”, remató Alfonsín.

Fiel a su estilo moderado, el gobernador le escapó a la confrontación y no se metió con la supuesta falta de voluntad de poder que le recriminó el radical: “Estos no son temas que le preocupen a la gente y nos parece que es importante hablar de temas que tengan solidez para mejorarles la vida a las personas”, aseveró Binner.

Concentrado en consolidarse políticamente y pasar a ser la primera fuerza opositora, Binner consignó que, a partir de los actos y encuentros que ese espacio político lleva adelante en el marco de la campaña, notan que “hay una adhesión que va creciendo” por parte del electorado. “Hay que estar muy atentos a una situación que depara sorpresas”, concluyó.