SOCIEDAD › APRESAN A UN SEXTO SOSPECHOSO EN EL CASO CANDELA Y LO ACUSAN DE SER EL AUTOR MATERIAL DEL CRIMEN

“Dicen que Hugo la mató, se le fue la mano”

Un testigo de identidad reservada acusó del asesinato a un vecino de Villa Tesei. Ayer fue apresado cuando intentaba escapar. Los fiscales creen en esa versión y le pidieron al juez que convalidara la detención. Lo que dijo el testigo.

 Por Raúl Kollmann

El fiscal Marcelo Tavolaro le pidió anoche al juez de Garantías Alfredo Meade que convierta en detención la aprehensión de Hugo Elvio Bermúdez, un joven que vive a una cuadra y media de la ya famosa casa rosa y que cuando llegó la comisión policial intentó huir por los techos. El fiscal le imputa directamente la autoría material del homicidio de Candela Rodríguez. La base de la acusación contra Bermúdez es la declaración de un testigo de identidad reservada –adelantada por Página/12 el viernes pasado– que mencionaba que Candela estuvo en dos domicilios, la casa de la calle Kiernan y la de Charrúas, y que de por medio había un vendedor de drogas. Como surge del pedido de detención, los investigadores creen que la declaración del testigo de identidad reservada es verosímil, sobre todo porque encaja –aunque también existen algunas discrepancias– con las pruebas de ADN y las demás evidencias recogidas en Kiernan.

Las bases iniciales de las detenciones que se ordenaron hasta ahora son básicamente tres:

- Se estableció que en una cuchara y un vaso encontrados en la casa rosa había saliva de Candela. Esto se determinó por ADN.

- La comida encontrada se correspondía con la que se halló en el estómago de la niña.

- Un testigo de identidad reservada señaló esa vivienda.

De los tres elementos, el ADN es, por lejos, la evidencia más fuerte. La posibilidad de error en el cotejo es de uno en 600 millones.

Pero a esto se sumó una prueba de importancia. La dueña de la casa, Gladys Cabrera, ahora detenida, le alquiló la vivienda a una pareja de inquilinos. El acuerdo estableció que en lugar de pagarle el adelanto, la pareja se comprometía a pintar la casa. Eso es lo que hicieron el viernes 2 de septiembre, el sábado 3 y el domingo 4. En forma sorpresiva –según las declaraciones–, Gladys pidió que le devolvieran la vivienda por tres días, con el argumento de que necesitaba pulir el piso. Los inquilinos no querían admitir el pedido, pero finalmente accedieron. La casa rosa volvió a estar en poder de Gladys los días lunes 5, martes 6 y miércoles 7. En esta última jornada fue cuando arrojaron y se encontró el cuerpo sin vida de Candela a seis cuadras de la casa de la calle Kiernan. Hay más de un testigo que declaró que vio cuando sacaron de esa vivienda bolsas de consorcio. La hermana de Gladys, Zaida, argumenta que fue una mudanza. Las declaraciones de los vecinos señalan que efectivamente cargaron muebles en un camión y las bolsas de residuos en una camioneta.

El testigo de identidad reservada, que parecería ser un vecino del carpintero Ramón Néstor Altamirano, dice que éste, su esposa Nelly y un sobrino de ambos de 24 años, tenían en su poder a Candela al día siguiente de su desaparición, el martes 23 de agosto. Pero no mediaba violencia: la niña estaba con ellos a cambio de ropa y comida.

El testigo de identidad reservada sostiene que en la noche del martes 23 –Candela desapareció el lunes 22– y después de haber visto a Candela con Altamirano, su esposa y el sobrino durante el día, escuchó ruidos raros en la vivienda del carpintero. Entrada aún más la noche, parece que la sofocan, pero sin causarle la muerte. Supuestamente, en ese momento, aquella fuga del hogar de Candela se convirtió en secuestro porque –siempre según la versión del testigo– fue trasladada en el Volkswagen Gol del sobrino a la casa de la calle Kiernan y en el momento de sacarla de la vivienda del carpintero, en la calle Charrúas, escuchó que la niña pidió ayuda.

La situación de Altamirano, defendido por todos sus vecinos, está complicada por dos razones:

- El testigo de identidad reservada dice que lo vio allí el miércoles 24 de agosto y que hacia esa vivienda de la calle Kiernan habían llevado a Candela.

- El fiscal le imputa participación necesaria en el asesinato de la niña.

No son elementos categóricos. Ayer se difundió que dio positivo un análisis de ADN del carpintero comparado con muestras encontradas en la casa, aunque una alta fuente de la investigación no convalidó el dato: “Esos trabajos están en proceso”, dijo. Por otra parte, habrá que ver si el testigo es ciento por ciento creíble, pero lo concreto es que, al menos por ahora, el fiscal y los investigadores le creen.

A partir del miércoles 24, los tramos que se conocen del testigo de identidad reservada dejan espacios en blanco. Los inquilinos empezaron a pintar dos días después, el viernes 26, por lo que está claro que ese día la chica ya no estaba allí. Los inquilinos fueron muy investigados por la policía y no hay sospecha sobre ellos. De acuerdo con su testimonio, Gladys no les permitió nunca entrar en una habitación que estaba cerrada con llave.

De manera que o bien la niña fue asesinada antes del viernes y estaba en esa habitación –algo poco probable, pero no imposible– o la trasladaron a otra casa. Llama la atención la exigencia de Gladys de que le devolvieran la casa entre el lunes 29 y el día del hallazgo del cuerpo, el miércoles 31.

Según el testigo de identidad reservada, el papel protagónico lo tuvo el sexto detenido, Hugo Bermúdez. Es quien conocía a Candela, a su familia, a Gladys y al carpintero Altamirano. El testigo también conoce a buena parte de los protagonistas y su esposa, Mariela, parece ser pariente de Bermúdez. Lo describe como un transa, es decir un vendedor de drogas, del barrio.

“En el barrio dicen que Hugo la mató. Se le fue la mano” –declara el testigo–. Pero, además, asombrosamente cita a una testigo directa: “Micaela me contó que cuando la mataron tenía los ojos rojos, como para afuera”.

En la fiscalía le dan crédito a esta versión, aunque piensan que Bermúdez no actuó solo ni como un simple vendedor de drogas. “Hay alguien por encima de él, no de mucho nivel, pero alguien hay”, le dijo a este diario una fuente de la investigación.

Todavía hay elementos que no están para nada claros:

- ¿Cuándo mataron a Candela? La autopsia dice que la noche en que Gladys retomó el control de la casa, el lunes 29. El testigo sugiere que el homicidio fue varios días antes.

- ¿Por qué arrojaron el cuerpo a la vera del Acceso Oeste? En principio, porque es el lugar más o menos descampado más cercano a la casa rosa. Había muchos operativos policiales como para andar paseando un cuerpo que quemaba.

- ¿Cuál fue el móvil? Según lo percibe hoy la fiscalía, un vuelto, venganza o extorsión por la venta de drogas. No se puede sacar de la óptica la evidencia de abuso sexual que existe en el expediente.

Por ahora, la base fuerte de la investigación son las pruebas científicas de ADN. Y un testigo de identidad reservada que resulta creíble para los investigadores. Del otro lado de la balanza, está el descreimiento de los vecinos, sobre todo de los vecinos del carpintero.

Los demás detenidos habrían jugado un papel muy menor y tal vez salgan en libertad hoy mismo.

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Los anteriores detenidos empezaron a declarar ayer en los Tribunales de Morón ante los fiscales que investigan el caso Candela.
Imagen: Télam
 
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