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Rodríguez Saá derrochó ironías y sospechas sobre el oficialismo

El candidato puntano compartió un acto con Rico. Se presentaron los candidatos riquistas y Adolfo luego se despachó a su gusto. Hubo sarcasmos y acusaciones denunciando un posible fraude electoral.

 Por Martín Piqué

Adolfo Rodríguez Saá y Aldo Rico confirmaron ayer su alianza electoral con una conferencia de prensa y un acto ante cinco mil personas en la Sociedad Alemana de Villa Ballester. A pesar de sus diferencias, y de ciertos desencuentros durante la campaña electoral, los dos candidatos ratificaron su sociedad con una puesta en escena que se caracterizó por la euforia, el buen humor, la denuncia de un eventual fraude y las gastadas a los rivales, especialmente a Néstor Kirchner. “Se olfatea que se viene el triunfo –dijo Rodríguez Saá ante más de dos mil candidatos del Frente Popular Bonaerense (Frepobo), la fuerza creada por Rico en la provincia de Buenos Aires–. Se nota por los nervios que tiene Duhalde, que quiso imponer un candidato y no aceptó, puso a otro y no movió el amperímetro, y puso a otro y no pasa nada.”
En la desoladas tierras de José León Suárez, Rico ofició de anfitrión y organizó el “primer plenario” de dirigentes de su movimiento en un club fundado por alemanes, que se especializa en la práctica de esgrima y tiene a muchos militares entre sus socios. Las instalaciones mostraban ayer un paisaje diferente del habitual: muchísimos custodios y simpatizantes de Rico afectados a la seguridad recorrían los alrededores, mientras que el gimnasio –tan grande como el estadio Obras– estaba lleno de hombres y mujeres con banderas argentinas, folletos con algo parecido a una sonrisa de Rico y una evidente devoción por el ex líder del Modin. Era un marco propicio para que Rodríguez Saá se lanzara contra sus rivales.
Luego de que Rico presentara a sus candidatos –los aspirantes se ponían de pie y el auditorio los aplaudía–, el “Adolfo” comenzó su discurso con críticas a Duhalde. En concreto, lo acusó de corrupción –de ese fenómeno tan abarcador que suele llamar “corrupción estructural”– poniendo como ejemplo la construcción del estadio único de La Plata para 40 mil espectadores. “El doctor Duhalde ya ha invertido 50 millones de dólares, o sea 150 millones de pesos, y todavía le faltan 30 millones. En cambio, en la ciudad de La Punta, en San Luis, se acaba de inaugurar un estadio moderno para 15.060 personas. Y costó sólo 7 millones 600 mil pesos”, dijo Rodríguez Saá con ese énfasis didáctico que les pone a los números.
Las acusaciones contra Duhalde habían empezado antes, en la conferencia de prensa previa que se realizó en una sala de trofeos del club. Allí, Rodríguez Saá y Rico hablaron ante unos cuarenta periodistas, acompañados por el titular de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Juan Manuel “Bocha” Palacios, y su inseparable socio Hugo Moyano, de Camioneros. “Los planes Jefas y Jefes de Hogar están al servicio del aparato político del duhaldismo, que controla el clientelismo. Hay que pedirles cuentas al Presidente y a Chiche Duhalde por lo de Tucumán, porque allí todavía hay chicos hambrientos”, cargó Rodríguez Saá en lo que pareció ser la principal estrategia mediática para replicar al acto que Kirchner encabezó el miércoles a la noche en el Monumental.
Cuando le preguntaron por las miles de personas que se movilizaron a River Plate, el “Adolfo” respondió con una ironía teatral que sus aliados festejaron con carcajadas. Histriónico como en sus mejores tardes, Rodríguez Saá emitió varias veces un “ohhh” para imitar el sonido de las ovaciones futboleras. “¿Saben lo que es más lamentable? –dijo sobre el acto del miércoles en el Monumental–. Cuando estaba actuando la banda de música, desde el micrófono preguntaron: a ver los hinchas de Boca... ohhhh. A ver los hinchas de River... ohhhh. Los hinchas de Racing... ohhh. A ver los hinchas de Kirchner...”, inquirió e inmediatamente se quedó callado. Hasta que se le escapó una sonrisa.
Ayer, el ex presidente que quiere volver a serlo se mostró eufórico como cuando desembarcó en el Luna Park y lideraba las encuestas de intención de voto. Confiado, aseguró que su candidatura está primera en “Córdoba, Mendoza, San Juan, Entre Ríos, provincia de Buenos Aires, Neuquén, RíoNegro, Tierra del Fuego y San Luis”. “Tenemos que hacer un esfuerzo y ganamos en primera vuelta”, arengó. Pero luego advirtió que es probable que haya que competir en la segunda vuelta: “Esta no es una empanada que se come de un solo bocado”, alertó. Aunque parecía sobrarle confianza, les pidió a sus allegados que estuvieran atentos contra un eventual fraude.
Justamente, cuando habló de fraude, Rodríguez Saá pronunció una de las acusaciones más graves de la tarde. Acusó al ministro del Interior, Jorge Matzkin, y al jefe de la Unidad Presidencial, Juan Carlos Mazzón, de estar preparando una maniobra para inducir el resultado electoral. “Ese señor Mazzón es un conocido fraudulento (sic) informático. Están tramando algo, pero se lo vamos a desbaratar”, acusó al funcionario, un santafesino que realizó toda su carrera política en Mendoza. Un rato después, ante las personas que colmaban el gimnasio de la Deutscher Turnverein, el puntano insistió con su advertencia. “Tenemos que fiscalizar la elección. Seguramente, las primeras informaciones van a ser adversas para que los fiscales abandonen las mesas, pero no lo haremos. Vamos a controlar todos los votos”, ordenó a los dirigentes, en su mayoría riquistas, que deberán fiscalizar en el hogar del duhaldismo.

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Adolfo en su salsa, hablando ante un audotorio masivo, jugando con las cifras. Y sonriendo de par en par.
 
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