EL PAíS › DENUNCIA DE UN EX DIRIGENTE DE LA OBRA SOCIAL DE GERóNIMO VENEGAS: FALSIFICACIóN DE LIBRETAS DE PEONES, DESVíO DE AFILIACIONES Y CURSOS FANTASMA

El corso del Momo con el gremio rural

Un ex delegado provincial de la obra social del gremio de peones rurales detalló a Página/12, con documentación respaldatoria, las maniobras que realizaba la conducción liderada por el Momo Venegas para inflar el padrón de afiliados y recaudar fondos que luego distribuía entre los directores de la entidad. También explicó cómo desestimaban advertencias sobre contaminación con agroquímicos.

 Por Sebastián Premici

Gerónimo “Momo” Venegas montó a través del gremio de los peones rurales Uatre y el ex registro que estaba bajo su conducción, el Renatre, una maquinaria aceitada para inflar la cantidad de peones rurales “blanqueados y afiliados”, y para recaudar fondos de los trabajadores y empresarios para distribuirlos luego entre directores gremiales de la entidad, a veces bajo la apariencia de cursos de capacitación fantasma que implicaban una fuerte erogación de recursos. Esta conclusión forma parte de la denuncia realizada por un ex delegado provincial de la obra social de Venegas. La obra social del gremio, Osprera, también formó parte de este esquema (ver aparte). El Momo no estaba sólo en esa tarea. Según la denuncia, la ingeniería de las maniobras tuvo también como protagonistas a Oscar Ceriotti, coordinador nacional de Uatre; Carolina Llanos, la mujer de Ceriotti y secretaria de Oportunidad y Género; Viernes Antonio Muñoz, tesorero del gremio; y Mauricio Pascuali, gerente de prestaciones de la Obra Social, entre otros. Esas irregularidades sistemáticas fueron detectadas en la provincia de La Pampa y Santiago del Estero, lo que no implica que en el resto de las sedes del país no se hayan replicado.

Carlos Isequilla, ex delegado provincial en La Pampa, entre 2002 y 2008, explicó a Página/12 en detalle, acompañado de documentación, el esquema de manejo de fondos y maniobras sospechosas de la gestión Venegas en la entidad. Isequilla, junto a su mujer Liliana, quien tenía a su cargo la boca de expendio de la obra social en General Pico, fueron despedidos luego de hacer públicas denuncias sobre el manejo turbio de la entidad, además de haber realizado alertas por contaminación de agroquímicos, que no fueron atendidas por las autoridades nacionales del gremio.

“Empezamos con 15 mil trabajadores registrados, hoy tenemos 860 mil trabajadores registrados en el Renatre... Yo hoy estoy representando más de 1000 millones de trabajadores agrícolas de todo el mundo. Y acá me quieren destruir el gremio, me confiscaron el Renatre y soy un perseguido político, es una vergüenza.” La declaración corresponde a Gerónimo “Momo” Venegas, y fue realizada la última semana en un programa radial. La entrega de libretas forma parte del principal argumento de los ruralistas para defender al ex Renatre, a pesar de que los datos oficiales, relevados por la AFIP y el Ministerio de Trabajo, indican que más del 65 por ciento de los trabajadores rurales se encuentran en la informalidad.

Un caso de cómo se inflaba el registro de trabajadores, tanto en el ex Renatre como en la Uatre, se describe en la actuación en La Pampa. “Todos tenían libretas. Por ejemplo, en esta provincia hay 30 personas que trabajaban en el gremio y la obra social, que no son trabajadores rurales, que están en una oficina y tienen libreta de trabajador rural. Es más, un día nos enteramos de que habían venido a hacer afiliaciones a cualquiera en la plaza Ascasubi”, relató Carlos Isequilla.

En un informe interno del Renatre, elaborado por el Consejo Asesor de la Uatre, fechado en noviembre de 2007, se especificó que en La Pampa había 8559 inscriptos dentro de la delegación que manejaba Isequilla. “Nunca tuve esa cantidad de trabajadores, a lo sumo habré alcanzado 3000”, indicó. En un artículo publicado en La Gaceta de Tucumán, el pasado 14 de noviembre, el actual director provincial de Uatre La Pampa, Carlos Gil, dijo que en total tenía registrados 5000 trabajadores. “Ya sean 3000 o 5000, si en 2007 decían que había 8559 libretas entregadas en la provincia, evidentemente había más libretas que trabajadores”, reflexionó Isequilla.

Tanto él como su mujer recibieron la libreta del peón rural, sin serlo. Los documentos están registrados bajo los Nº 01-093440 y 01-523632.

Para que el Renatre pudiera entregarles esa documentación, debieron inscribirlos bajo un empleador falso. Según consta en una planilla que se desprende del sistema interno del registro, que era manejado por la Uatre, Carlos aparecía como trabajador de la empresa La Plata Cereal, de la ciudad de Quequén. Y su mujer aparecía inscripta en El Bobadal, una ciudad de Santiago del Estero de 1300 habitantes. Pero no figuraba ningún empleador.

La aparición del dato de El Bobadal no es una casualidad. De esa localidad es oriunda Carolina Llanos, la mujer del coordinador nacional de Uatre. “Un día me di cuenta de que tenía 100 trabajadores ‘pirateados’ de La Pampa hacia Santiago del Estero, en El Bobadal “, apuntó el ex director provincial del gremio.

Según el viejo Estatuto del Peón Rural, “los gastos administrativos de las seccionales se atenderán con el 40 por ciento de la recaudación de las cuotas societarias que deberá reintegrarles el Secretariado en forma bimestral”. Según la maniobra descripta por Isequilla, se derivaban recursos que correspondían a su provincia hacia El Bobadal. Pero el dato más llamativo surge de la propia planilla interna, que dice que en El Bobadal no aparece ningún empleador fijo y había 57.933 afiliados, en una localidad de 1300 habitantes. Esa sucursal fue inaugurada en mayo de 2007 por Oscar Ceriotti y Carolina Llanos. Página/12 consultó a Venegas sobre este tema (ver aparte).

Cursos fantasma

Página/12 publicó el pasado 21 de enero que el Momo Venegas cobró en 2011 más de un millón de pesos por ser titular del gremio, el ex Renatre y la obra social. Otros estrechos colaboradores del dirigente sindical también recibían sumas elevadas. Uno de los ex directores del Renatre y actual secretario de coordinación nacional de Uatre cobró por ambos cargos, en concepto de retribuciones brutas y viáticos, 596.487 pesos anuales. Una de las funciones de Ceriotti es organizar cursos de capacitación en todo el país.

Estos podían ser sobre el uso correcto de agroquímicos, sobre la utilización de nuevas maquinarias o productos. “Yo di un curso en Santa Rosa, fue en abril de 2007. La idea original era hacer otro en Eduardo Castex, pero decidimos hacer uno solo justificado por la cantidad de participantes que había. Un día voy a Buenos Aires y veo en una revista del gremio que decía que se habían realizado tres cursos. ‘¿Pero si yo hice uno solo?’ Eso fue lo que dije en la administración central pero nadie me supo responder”, narró Isequilla.

Por esa capacitación, el ex director pampeano de Uatre recibió aproximadamente 2000 pesos para la organización del curso.

–¿Ese fue el costo? –preguntó este diario.

–Todos los del gremio (autoridades nacionales) que participan del curso cobraban, y siempre eran ellos los que venían y daban los cursos, salvo algún funcionario o académico. Si yo gastaba 2000 pesos, Ceriotti, como responsable del área, giraba 40.000 pesos y a veces mucho más –respondió Isequilla.

Pero la historia con Ceriotti tiene otros ribetes. Su hijo Marcelo también trabaja en Uatre al igual que lo hacía su ex nuera –Romina Ceriotti (Sordo, su apellido de soltera)– , quien falleció el 25 de septiembre de 2010. Romina solía recorrer el país con su esposo y con Oscar Ceriotti. Cuando se separa de Marcelo, es despedida del gremio. “Sabía muchas cosas y por eso era amenazada. Ella nos llegó a decir que por esos cursos se distribuía muchas más plata, llegó a decirnos 80.000 pesos”, indicaron a este diario Carlos y Liliana. Antes de morir, Romina mantuvo varias comunicaciones vía e-mail –a las cuales tuvo acceso este diario– donde narraba estas situaciones. “Me amenazaron y tuve que firmar lo que me dijeron y lo que quisieron. La verdad, estoy para la mierda”, escribió Romina el 11 de febrero de 2009.

Agrotóxicos

Durante todo 2008, Carlos Isequilla denunció a través de la prensa local diferentes casos por contaminación del agua con arsénico. “Había una familia –de la localidad de Urquiza– que desde Santa Rosa había sido derivada a Buenos Aires, tenían todo el cuerpo ampollado y lastimado por los efectos del agua que consumían. Cuando me entero, voy a ver a un diputado provincial para ver si se podía sacar una ley, destinar algún tipo de crédito para que la familia pudiera sacar el agua de otro pozo. No sé, algo. Pero desde el gremio nunca vinieron. Que las patronales se hagan las boludas se entiende, pero ¿el gremio? Quedás girando en descubierto, te miran como diciéndote, ‘deja de hablar de estas cosas’”, narró a Página/12 Isequilla. Por este tema, le envió a Venegas aproximadamente 30 informes a lo largo de toda su gestión. Nunca hubo una respuesta a pesar de que se conocían los efectos de la contaminación.

En agosto de 2008, el ex director de Uatre La Pampa hizo declaraciones que fueron publicadas en el periódico El Norte. “El ciento por ciento de los que manejan agroquímicos tiene algún grado de intoxicación en su cuerpo”, había dicho. La suerte de Carlos y Liliana ya estaba echada. La Uatre tenía todo listo para firmar la desvinculación de ambos. La Uatre redactó una resolución interna con fecha 5 de noviembre dando de baja a los dos representantes. Pero el telegrama de despido fue emitido recién el 24 de ese mismo mes, fecha que coincidió con un accidente automovilístico de Carlos Isequilla.

El 5 de febrero de 2009 fue la última vez que la familia Isequilla se vio con la cúpula mayor del gremio. Fue una reunión en la oficina de Venegas en la calle Reconquista 630. Luego de que se plantearan dudas sobre el funcionamiento de la entidad, los curiosos números de El Bobadal y la salida de ambos luego del accidente, el Momo les dijo: “Eh, che, no somos mafiosos nosotros”.

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Gerónimo “Momo” Venegas. Al lado, Oscar Ceriotti, coordinador nacional de la Uatre.
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