EL PAíS › TRAS LOS FUSILAMIENTOS, PRIMO LA LINEA DE LA CANCILLERIA SOBRE CUBA

El voto en la ONU condenaría a la isla

Luego de las severas medidas impuestas en Cuba, que incluyeron el fusilamiento de secuestradores, el presidente Duhalde decidió mantener el voto de advertencia a Cuba en la comisión de derechos humanos de la ONU. El embajador cubano, por su parte, explicó que en su país se había intensificado una campaña de desestabilización estimulada por Washington.

 Por Fernando Cibeira

Si se le hace caso a lo que sostenían anoche fuentes diplomáticas y aun algunos dirigentes políticos de su entorno, el presidente Eduardo Duhalde decidirá votar en contra de Cuba en la comisión de derechos humanos de la ONU que se reúne a partir de mañana en Ginebra. Duhalde había imaginado cambiar la posición condenatoria iniciada por presión de Estados Unidos durante la época de las relaciones carnales menemistas y votar por la abstención, acompañando la posición histórica de Brasil. Pero habría variado de opinión luego de que la semana pasada el gobierno de Fidel Castro fusilara a tres hombres que secuestraron una lancha con la que pretendían llegar a Miami y sentenciara a largas condenas a decenas de disidentes.
Desde un par de semanas atrás Duhalde cavilaba un cambio de posición. Imaginaba que si volvía a la postura abstencionista –tal como votó tradicionalmente Argentina hasta que llegó Menem y lo continuó Fernando de la Rúa– le daría un toque de distinción al cierre de su año y pico como presidente. Para mejor, en sintonía con el sentimiento antinorteamericano que ganó a la sociedad a partir de la invasión a Irak. También serviría para unir fuerzas con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, en lo que sería el primer paso hacia una política exterior común del Mercosur.
Apenas mostró sus dudas, el Presidente debió soportar los insistentes consejos de algunos de sus funcionarios –con el canciller Carlos Ruckauf y el embajador en Washington, Eduardo Amadeo, en primera fila– que le repetían que no había peor momento histórico para granjearse la antipatía de Estados Unidos que el actual, con la superpotencia pisoteando Irak y la renegociación de la deuda externa brillando con luz roja en la agenda del próximo presidente. También el embajador norteamericano, James Walsh, habría acercado la sugerencia de no tirar más de la cuerda, teniendo en cuenta que esta vez Argentina se retobó y no apoyó la nueva incursión yanqui en el Golfo. A Duhalde, más que convencerlo, esos remanidos canales de presión lo fastidiaron.
Fue el propio Fidel Castro con las tres ejecuciones y las condenas quien se encargó de sembrarle la duda. Para colmo, la noticia le llegó cuando se encontraba de visita en España. No sólo el jefe de Gobierno, José María Aznar, lo adoctrinó entonces sobre la inconveniencia de cambiar el voto en la ONU, sino que también el líder del opositor PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, se habría mostrado escandalizado por la decisión de Cuba.
Durante el viaje y a la vuelta, Duhalde habló en varias ocasiones con Ruckauf. “Se reunieron como cuarenta veces”, respondían ayer en Cancillería, para luego aclarar que la decisión final le correspondía exclusivamente al Presidente. Ruckauf adhiere con fervor a lo que le baja la llamada “línea” del Palacio San Martín, integrada por diplomáticos de carrera que ocuparon puestos de importancia durante el menemismo y que se caracterizan por su pensamiento conservador y su seguidismo de las políticas norteamericanas. Desde el entorno del ministro había surgido en la semana el rumor sobre su renuncia en caso de que Duhalde confirmara la abstención en el caso cubano.
Pero, a la luz de los nuevos acontecimientos, cerca de Ruckauf se respiraba anoche un aire de triunfo. Incluso, cerca del candidato presidencial del oficialismo Néstor Kirchner –quien en un reportaje a Página/12 se pronunció a favor del cambio de voto por la abstención– ayer daban por hecho que el Presidente votaría la condena. En Cancillería destacaban los hechos que, opinaban, influirán en la decisión de Duhalde:
- La condena a las ejecuciones y medidas represivas cubanas suscripta por los quince ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea reunidos ayer en Luxemburgo. Ese clima de rechazo ya había sido palpado por Duhalde en su viaje por Europa.
- El anuncio de Uruguay acerca de que estudia cambiar el texto de la condena a Cuba que presentará en la ONU. Según las versiones diplomáticas, Uruguay impulsaba originariamente una condena light que ahora seconvertiría en un documento mucho más enérgico. Chile también anticipó su disposición a evaluar la condena.
- La postura tomada por personalidades de pensamiento progresista como el Nobel de Literatura José Saramago y el juez español Baltasar Garzón -justamente de visita en Argentina–, que repudiaron los fusilamientos.
Una versión que circuló por la tarde anticipaba que el tema cubano podría ser discutido a la mañana en la reunión de gabinete. En la oficina de Alfredo Atanasoff aseguraron que esa debate no estaba previsto, aunque en Gobierno sostenían que lo más probable sería que hoy mismo se conociera la postura de Duhalde, sin anuncios ni conferencias de prensa.

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El presidente Duhalde y el canciller Ruckauf se reunieron “más de 40 veces” para discutir el tema.
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