EL PAíS › ORGANIZACIONES A FAVOR Y EN CONTRA DEL PROYECTO

“Es sólo una pata del problema”

“El prostituyente es sólo una pata del problema”, sostiene Graciela Collantes, activista de la filial Capital de Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina) de Capital. Que las acciones de políticas públicas sólo se ocupen de quien paga por sexo, explicó en diálogo con este diario, no soluciona la situación “de vulnerabilidad de las mujeres”. Además, evaluó, es contradictorio hablar “del castigo al prostituyente cuando en algunas provincias hay códigos contravencionales que regulan el ejercicio de la prostitución”. Por ello, sostuvo Collantes, el debate debe tener también en cuenta “la raíz del problema”. En cambio, aun cuando coincidió en la necesidad de sumar “políticas de inclusión y capacitación para todas las mujeres que ejercen la prostitución, porque entran en ese circuito para sobrevivir y no por elección de vida”, Fabiana Túñez, de La Casa del Encuentro, dijo que la ONG mantiene su acuerdo con “cualquier medida que tienda a desalentar el consumo de cuerpos de mujeres y niñas, y de víctimas de trata”.

“El prostituyente es una pata del problema, porque hay una cultura patriarcal que hace que esa penalización por sí sola no resuelva la problemática de la vulnerabilidad”, evaluó Collantes. En el caso de un cliente que paga por tener sexo con una víctima de trata, “en realidad pasaría a ser cómplice de un delito”, pero en el caso de la prostitución, señaló Collantes, la evaluación debe ser diferente. Es preciso “plantear políticas públicas específicas para mujeres en situación de vulnerabilidad” que permitan a esas personas generar alternativas. De otro modo, el riesgo es el doble discurso. En la Ciudad de Buenos Aires, por caso, “hay un artículo del Código de Faltas, el 81, que castiga la oferta y demanda de sexo en la vía pública pero, si te fijás, ves que casi todas las actas son por oferta y casi nunca por demanda”.

Por su parte, Túñez evaluó que cualquiera de los proyectos de ley en cuestión “puede sumar”. “Toda medida que tienda a garantizar los derechos de las mujeres puede sumar, fundamentalmente los que ayuden a desterrar formas de proxenetismo.” Sin embargo, aclaró, “no estamos en contra de las mujeres. Lo que podemos decir es que debieran darse políticas de inclusión, de capacitación para todas las mujeres que ejercen la prostitución, porque entran en ese circuito para sobrevivir y no por elección de vida”.

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