EL PAíS › EL DOBLE CRIMEN DE SANTIAGO

La historia negra de un represor que se recicló como funcionario

Es el hombre más temido de Santiago. Y más denunciado: figura en el “Nunca Más”, acusado por 23 desapariciones. Zafó por la obediencia debida. Y se convirtió en mano derecha de los Juárez para construir un poder de terror. Es Musa Azar, ahora sospechado en el doble crimen.

 Por Carlos Rodríguez

Como Ramón Camps en Buenos Aires, Luciano Benjamín Menéndez en Córdoba o Antonio Bussi en Tucumán, el comisario general retirado Antonio Musa Azar es la figura emblemática de la represión en Santiago del Estero. Lo que excede la comparación con esos nombres tan temidos es la permanencia de Musa Azar en el elenco estable de la estructura represiva: antes, durante y después de la dictadura militar que se instaló en 1976. Su presencia en los gobiernos constitucionales siempre estuvo ligada a otro abonado al poder en Santiago del Estero: el cinco veces gobernador Carlos Arturo Juárez, sucedido hoy en el cargo por su esposa, Mercedes “Nina” Aragonés, entrañable amiga de Musa Azar. Tanta es la amistad que hoy, a pesar de su renuncia como subsecretario de Informaciones, Musa Azar –a través de testaferros– maneja todavía a la policía y también el negocio de la seguridad privada, encargada de custodiar varias dependencias oficiales. Para atacar el poder de Musa, en Buenos Aires se estudia la posibilidad de crear –hubo un fallido intento anterior– una Comisión Bicameral para investigarlo. Nunca es tarde, si la dicha es finalmente buena.
El ingreso a la policía provincial de Musa Azar se produjo mediante el decreto 1135 del año 1956. Su número de legajo policial es el 1147, informó la filial santiagueña de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Hasta 1960 se desempeñó en la Radio Policial Central, el 30 de mayo de 1968 obtuvo el grado de oficial subinspector y el 24 de noviembre de 1972 llegó al Departamento de Informaciones Policiales. Su ascenso en la estructura policial coincidió con la asunción como gobernador en 1973, por segunda vez, de Carlos Juárez. La primera gestión había sido en 1948, cuando fue elegido tras recibir el aval de Juan Domingo Perón. En esos años, Juárez era presidente de la Acción Católica de Santiago del Estero y vicepresidente de la entidad a nivel nacional.
El 31 de mayo de 1975, Musa Azar fue nombrado jefe de la Superintendencia de Seguridad y ese año lo promovieron al grado de comisario. La caída del gobierno constitucional, en 1976, no se interpuso en su carrera, ya que pronto se convirtió en el jefe del Departamento II (D-2) de Inteligencia. Esto ocurrió el 30 de abril de 1976 y fue acompañado con el ascenso al máximo grado policial: comisario general. El 6 de julio de 1978 presentó su pedido de retiro voluntario, con la excusa de dedicarse de lleno a la cría de animales y pájaros, actividad que viene realizando desde esos años infringiendo todas las normas vigentes en materia de protección de la fauna autóctona de Santiago del Estero.
De su actuación durante la dictadura quedaron 23 denuncias por desaparición de personas –el total de casos en la provincia llega a 60– y el nombre de Musa Azar quedó asentado en el libro “Nunca Más”, publicado por la ex Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). A la abogada Teresita Hazurun la secuestraron el 20 de noviembre de 1976 en la ciudad de Frías y la llevaron a la sede de la “Side” provincial. “Llegaron dos personas que la condujeron al fondo de las oficinas, donde había una pieza. La introdujeron en ella y comenzaron a pegarle en el estómago y en el rostro. Era interrogada por Musa Azar (lo reconoció por la voz). Al no poder obtener respuesta, la acostaron en una cama, donde le aplicaron la picana en varias partes del cuerpo.”
El escándalo rodeó la desaparición del abogado Guillermo Miguel, diputado durante el período 1973/76, quien el 24 de marzo de 1976 retomó su función como asesor legal de la Municipalidad de Termas de Río Hondo. Desde ese cargo, Miguel había intervenido en un expediente administrativo contra un cabaret donde se explotaba a menores de edad. La dueña, conocida como “Madame Yola”, visitó varias veces a Miguel en su casa, en Pasaje Ramón Carrillo 41, para reclamar que se levantara la clausura del local. Ante la negativa de Miguel, la mujer amenazó con pedir la intervención de “la Side de Musa Azar”, alegando que su titular era “su socio en la explotación del local”. Miguel fue dejado cesante, supuestamente porque la “Side provincial” lo había señalado como “subversivo”. Guillermo Miguel,hijo del ex gobernador provincial Eduardo Miguel, desapareció el 23 de noviembre de 1976 (páginas 419, 420 y 421 del “Nunca Más”).
El D-2 funcionaba en vinculación directa con el Batallón de Ingenieros de Combate 141 con asiento en Santiago del Estero y cuyo jefe era el coronel Daniel Aldana. En Santiago, los detenidos eran llevados a un centro clandestino de detención conocido como La Guarida, propiedad de Francisco Antonio Laitán, miembro de la “patota” de Musa Azar. Entre las 23 desapariciones adjudicadas a Musa –fue beneficiado por la ley de obediencia debida– figuran las de los estudiantes Santiago Díaz y Mario Giribaldi y la del obrero Dardo Arias.
Musa Azar fue también denunciado por la privación ilegal de la libertad que sufrió José Marino, custodio personal del ex gobernador Juárez. El problema que tuvo Marino comenzó cuando le expresó a Musa Azar sus diferencias por la metodología represiva que utilizaba. Al menos cuatro de las desapariciones imputadas a Musa Azar ocurrieron en el año 1975, cuando Juárez era mandatario provincial. En 1993, bajo otro gobierno constitucional, Musa Azar volvió a la función pública en el Area de Seguridad de la Gobernación. Los diputados René Alderete y Carlos Corbalán lo acusaron por el “control ideológico” que realizaba sobre funcionarios, legisladores y particulares. Consolidando su vínculo político con Juárez, Musa y su alter ego, Tomás Garbi, fueron fiscales del sublema Cruzada Santiagueña, que postuló al cinco veces gobernador.
En julio de 1995 Musa fue designado director general de Seguridad, con dependencia directa del Poder Ejecutivo provincial. “No me tomó por sorpresa porque yo me identifico desde hace más de 20 años con el actual gobernador de la provincia (por Juárez) y estaba seguro de que en algún lado iba a ser puesto en funciones para colaborar en una acción de gobierno”, declaró Musa al Nuevo Diario el 19 de julio de 1995. Otros íntimos colaboradores de Musa, además de Garbi, son el comisario Ramiro del Valle López, Juan “Sérpico” Bustamante, el comisario Javier Robles, ex jefe de la Policía de La Banda y el ex subjefe de esa dependencia Isaac Yanuzzi, alias “Papito”. Algunos lo vienen acompañando desde 1976.
Durante su reciente visita a Buenos Aires, el abogado santiagueño Luis Santucho, que representa a la familia de Patricia Villalba, una de las víctimas del doble crimen de La Dársena, se entrevistó con el ministro de Justicia, Gustavo Beliz, y con el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. En la reunión se dijo que la corrupción en Santiago es “un grano de pus que reventó y que ahora hay que extirpar”. Para ello se crearía una Comisión Investigadora bicameral, en el Congreso de la Nación, para recoger nuevas denuncias contra Musa Azar por hechos ocurridos en los últimos años. También se investigaría su oscura vinculación con cinco agencias de seguridad privada, a través de su testaferro Tomás Garbi.

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El comisario que zafó por la obediencia debida y se recicló como espía de provincias.
 
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