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Aníbal Ibarra puede esperar hasta el próximo sábado para dar a conocer el nombre de su compañero de fórmula, pero probablemente no se tome todo el tiempo que tiene a su disposición. “Tal vez mañana (por hoy) a última hora haya alguna novedad”, especuló ayer el jefe de Gobierno después de anunciar junto a Elisa Carrió que ambos respaldarán la candidatura a gobernador de Río Negro del actual intendente de la ciudad de Cipolletti, Julio Arriaga. El ex fiscal tiene varias opciones en carpeta y en su decisión final acerca del vice con el que irá en busca de su reelección el próximo 24 de agosto no sólo tendrá en cuenta lo que crea más conveniente, sino también la marcha de la negociación para la integración de las listas de diputados nacionales y de legisladores locales de la coalición que articuló con ese objetivo.
Ibarra tiene pendiente la designación de su compañero de fórmula desde que Daniel Filmus, a quien había elegido para que lo secundara cuando tenía pensado hacer las elecciones el 8 de junio, emigró al gobierno nacional para ocupar el Ministerio de Educación. En su momento, el jefe de Gobierno optó por Filmus para instalar su gestión en educación en el centro de su campaña y confrontar desde esa posición con su principal adversario, el empresario Mauricio Macri.
Pero de entonces a ahora el escenario político cambió. En aquel momento, sólo el sector del kirchnerismo encabezado por la legisladora porteña Juliana Marino integraba Fuerza Porteña, la coalición que Ibarra armó con el ARI, el socialismo y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) para disputar su reelección. La cesión de Filmus para que se hiciera cargo de la cartera educativa nacional fue el primero de una serie de gestos de acercamiento a Néstor Kirchner que con el correr del tiempo derivaría en el apoyo actual y concreto del santacruceño a su candidatura.
Con el respaldo de Kirchner, la decisión de Ibarra pasa ahora por otro lado. En primer término, en su elección pesará su propia opinión sobre la conveniencia de optar por un compañero de fórmula que potencie su propia imagen o, por el contrario, por otro de más bajo perfil. La otra variable que puede llegar a tener en cuenta es la marcha de las negociaciones para la integración de las listas de Fuerza Porteña. Si bien ninguno de sus socios le pidió la vicejefatura, el ex fiscal podría usar ese lugar para bajar la presión que sí existe por los puestos de la boleta de diputados nacionales.
Los nombres que Ibarra tiene en mente para que lo secunden no son demasiados: uno es el de Marino y los otros son los de su secretario de Cultura, Jorge Telerman, y del titular del Banco Ciudad, Roberto Feletti. En carrera algunos incluyen también al legislador Daniel Bravo, como una alternativa posible con el guiño del ARI, y ninguno descarta que Ibarra aparezca sobre la hora con algún “tapado que nadie tiene en cuenta”. Si fuese por las encuestas, Telerman y Feletti corren con ventaja porque son los que mejor miden y dejan muy atrás a Marino. Entre ambos, el que parecía al menos anoche tener más chances era el secretario de Cultura, a cuyo favor jugaría no sólo su gestión en esa área –cualidad que Ibarra también le reconoce en lo suyo al titular del Banco Ciudad–, sino también sus buenos vínculos con el kirchnerismo y el duhaldismo.
Pero Marino también tiene lo suyo: en el gobierno porteño todos le reconoce su “solidez política” y hay quienes dicen que una mujer en la fórmula no vendría mal. Además, si va de vice de Ibarra liberaría un lugar en la lista de diputados, donde los hombres de Kirchner sugirieron la posibilidad de incorporar al periodista Miguel Bonasso.