EL PAíS › LA CGT LIDERADA POR ANTONIO CALO PIDIO “CALMAR LAS AGUAS” Y “NO HACER TERRORISMO”

Con el respaldo del sindicalismo

Tras reuniones con el Gobierno, Caló y Pignanelli reivindicaron las paritarias, hablaron de “prudencia” y de “cuidar el trabajo”. Advirtieron además sobre ataques especulativos. El sector de Moyano reiteró sus reclamos.

 Por Nicolás Lantos

La CGT encabezada por el metalúrgico Antonio Caló respaldó abiertamente al gobierno nacional, que volvió a ratificar ayer que “las negociaciones paritarias se van a cumplir regularmente” como en los últimos años. En el contexto de versiones sobre la situación de la economía y ante las duras críticas del sindicalismo opositor, el titular de la UOM pidió “calmar las aguas” y “no hacer terrorismo”, mientras que uno de los dirigentes de su máxima confianza, el metalmecánico Ricardo Pignanelli, acusó a sectores especulativos de intentar “adelantar las elecciones”, pidió prudencia y aseguró que el objetivo principal es “cuidar el trabajo”.

“En ningún momento se habló de suspender las paritarias”, aseguró Caló, en sintonía con lo manifestado por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien había dicho que “no existe ningún tipo de razones para alterar las normas del desenvolvimiento de las negociaciones colectivas de trabajo”. Desde la central obrera opositora que encabeza Hugo Moyano, en cambio, se redoblaron críticas y el secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano, descartó que se esté negociando la “unidad sindical” entre ambos espacios.

Durante una entrevista radial, Caló manifestó que “la gente está cansada de que le digan que todo se derrumba”. Luego de una semana de tensiones y expectativa por las variables económicas, y tras participar de las reuniones que permitieron anunciar un acuerdo para retrotraer los precios, el metalúrgico pidió a los diferentes actores económicos “colaborar, aportar y no hacer terrorismo” sino “calmar las aguas” para “corregir los problemas entre todos”. El líder sindical se reunió ayer con Daniel Scioli para analizar la situación de los trabajadores en la provincia de Buenos Aires. En ese sentido, adelantó que el próximo lunes habrá una nueva reunión entre la Unión Obrera Metalúrgica y empresarios del sector “para ver cómo sale adelante la economía”.

Aunque en los primeros días después de la corrida y devaluación de la semana pasada algunos dirigentes sindicales encolumnados detrás de Caló habían manifestado su “preocupación” ante la nueva coyuntura y habían pedido una mayor comunicación entre el Gobierno y representantes del movimiento obrero, las reuniones y medidas que tuvieron lugar en las últimas 48 horas “bajaron un poco la tensión”, según confiaron en Casa Rosada, donde aseguraron que si bien “la situación sigue siendo delicada”, esta semana “se vio que es el Gobierno el que mantiene la iniciativa” y “no va a permitir más timonazos”.

En el gobierno nacional prevén una paulatina estabilización de las variables en las próximas semanas, lo que permitiría comenzar las negociaciones paritarias por sector con un panorama más claro. “No existen razones objetivas para modificar absolutamente nada” al respecto, aseguró ayer Capitanich: “Las paritarias en todos sus órdenes y manifestaciones van a cumplirse regularmente”. El funcionario agregó que la meta es no sólo mantener los 1500 convenios colectivos de trabajo que se encuentran vigentes en la actualidad, sino llegar a los 1650, según los objetivos que estipuló para este año el Ministerio de Trabajo.

En la misma línea de Caló se manifestó Pignanelli, titular de Smata, quien acusó a sectores especulativos de promover desórdenes económicos para acortar el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Acá lo que quieren es adelantar las elecciones del 2015 y entrar en una crisis política –dijo el metalmecánico–. Hay que cuidar el trabajo y explicarles todo esto a los chicos que no vivieron las crisis del ’75, ’81, ’89 y 2001. Que en 2016 gobierne el que el pueblo diga, pero no seamos giles.” Así, respaldó la posición expresada la semana pasada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, quien había señalado la responsabilidad de grupos concentrados detrás de los últimos vaivenes de la economía.

“Los gremialistas tenemos que hacer un análisis profundo, porque si no podemos perjudicar al país y a los compañeros”, pidió Pignanelli, quien destacó la decisión del Gobierno de priorizar el cuidado de las fuentes de empleo porque “la peor flexibilización y la peor caída del salario es cuando se cae el trabajo”, según definió. “Yo me acuerdo bien del ’75, me acuerdo bien del ’81, del ’89, del 2001. Hoy en las fábricas tenemos una generación nueva, el promedio de edad es de 20 y 28, son pibes, hay que explicarles todo esto a los chicos –agregó–. Tenemos que ser prudentes. No quiero que las generaciones nuevas que están laburando vivan los cambios profundos que vivimos nosotros cada ocho o diez años.”

Desde la otra vereda, ayer salió a hablar el secretario adjunto del Sindicato de Choferes de Camiones, Pablo Moyano, hijo del titular de la CGT opositora, quien volvió a reclamar “que se elimine el Impuesto a las Ganancias, que se paguen las asignaciones familiares para todos los hijos de los trabajadores y que se le ponga un freno a la inflación”.

Consultado sobre la posibilidad de discutir una unidad entre los distintos sectores del movimiento obrero para hacer frente a la coyuntura, Moyano fue tajante en la negativa. “No, porque ellos han tenido y tienen una posición de ser oficialistas a full, sin escuchar los reclamos de los trabajadores –replicó–. ¿Unidad para qué? ¿Para ir a aplaudir los discursos de la Presidenta o escuchar a Capitanich que habla, habla, y no se entiende lo que dice?”, concluyó.

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Antonio Caló, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica.
Imagen: Dyn
 
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