EL PAíS › KIRCHNER SE PLANTO FRENTE A UNA PRESION DE LAS PRIVATIZADAS

“Ni que me lo pidan Aznar o el Rey”

En el marco de la visita de la pareja real española, la canciller de ese país le hizo un reclamo al Presidente en nombre de las empresas españolas. Kirchner le contestó duramente. El rey fue más amigable. Los invitados compartieron un grato paseo por El Calafate.

 Por Martín Piqué

Los dos españoles se miraron con complicidad en el embarcadero de Puerto Bandera, de donde sale el catamarán que va al glaciar Perito Moreno. “Con este paisaje, ¿no te dan ganas de volver a conquistar América?”, preguntó uno. El otro –que también formaba parte de la custodia real– respondió con una risa apagada. El diálogo sirve para ilustrar el objetivo más importante de la cuarta visita al país de los reyes de España, Juan Carlos y Sofía. Aunque ya no vienen a conquistar tierras, los españoles saben que en la Argentina han conquistado un mercado. Así quedó claro ayer, cuando el presidente Néstor Kirchner conversó con la canciller española, Ana Palacio, en la Casa Rosada. En la reunión también estaba el rey Juan Carlos, quien “se mostró muy comprensivo”, según dijeron altas fuentes del Gobierno. En cambio, Palacio reclamó por “un grupo de empresas” de origen español que tienen intereses en el país. “Mire, ni que me lo pida usted, Aznar o el rey de España me van a convencer”, respondió Kirchner con una sonrisa diplomática, según contó a los periodistas uno de los participantes de la conversación.
El cortés pero duro cruce de palabras entre Palacio y Kirchner se produjo luego de la reunión protocolar entre el Presidente, su esposa Cristina, el rey Juan Carlos y su esposa Sofía. Cuando las dos mujeres habían quedado solas en el despacho presidencial, el mandatario y su huésped se dirigieron al despacho del asesor presidencial Juan Carlos Mazzón para seguir conversando en profundidad. Entonces se sumaron al diálogo la canciller Palacio y su par Rafael Bielsa; el jefe de la Casa Real, Alberto Aza; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el embajador argentino en Madrid, Abel Posse, y el representante español en Buenos Aires, Manuel Alabart. Según contó a los periodistas uno de los participantes, en esa reunión el rey de España dijo que “si hay empresas (de ese país) que se han equivocado tendrán que corregirse”.
La frase coincide con la estrategia que ha elegido el gobierno argentino para negociar con España: separar a las empresas de Madrid entre las que invierten seriamente y aquellas que, en palabras de un importante miembro del Ejecutivo, “no entienden que en la Argentina algo sucedió”. Luego de que hablara el rey Juan Carlos, se escuchó el pedido de la canciller Palacio. A lo que siguió la respuesta de Kirchner. En el gobierno argentino resaltaban la mesura, calidez y “comprensión” del monarca, y la contrastaban con la ministra Palacio. “Es educada pero firme”, contaron.
Esa diferencia de roles pareció natural a los integrantes de la comitiva española –funcionarios, custodios y periodistas– que viajó a El Calafate tras la recepción en la Rosada. “El rey habla en nombre de todos los españoles, y siempre dice que no visita gobiernos, visita a los pueblos”, explicaban. Por eso, Juan Carlos no hizo ningún pedido por las empresas hispanas. Ese papel le tocó a la canciller, quien por cuestiones de protocolo no habló a la prensa en todo el viaje. Es que en España, los funcionarios del gobierno tienen prohibido hablar con los periodistas cuando acompañan a los reyes, porque eso implicaría restarles protagonismo a los monarcas.
Aunque lo que siguió luego, en el viaje a El Calafate, fueron gestos de amabilidad de ambas partes, con los reyes mostrando la sencillez de una pareja de simples turistas, el tema de las empresas españolas volvería a colarse. Ya no como un reclamo, sino como simple información. Sucedió cuando Kirchner y Juan Carlos viajaban en una Trafic para recorrer las “pasarelas” que permiten observar la panorámica del glaciar. El rey le preguntó al Presidente por las empresas españolas que invierten en la Patagonia (casi la totalidad de las compañías que explotan la pesca en Santa Cruz son de España). También le preguntó por el plato fuerte, el gigante del petróleo Repsol. “Con (Alfonso) Cortina nos llevamos bien.Cuando fui gobernador discutimos, negociamos, y ahora está todo bien”, contestó Kirchner, según reconstruyó ante Página/12 un funcionario muy allegado al Presidente.
El viaje a El Calafate comenzó pasado el mediodía con mucho retraso. En el Tango 01 viajaron Kirchner, su esposa, Bielsa y su mujer, el gobernador bonaerense Felipe Solá –con quien el Presidente almorzó y dialogó durante todo el trayecto–, el gobernador electo Sergio Acevedo, las senadoras Vilma Ibarra y Marita Perceval, el embajador Abel Posse y otros funcionarios. Los españoles viajaron en su propio avión, un AirBus que el martes a la noche había padecido muchas sacudidas por la tormenta que azotaba Buenos Aires. De hecho, ayer en El Calafate los reyes le contaron a Kirchner que el piloto de su avión les había confesado que el vuelo a la Argentina había sido “el más difícil”.
Custodiada bien de cerca, la pareja real de España fue recibida por un grupo de turistas españoles que habían viajado a El Calafate por una promoción de la empresa Citroën. “¡España, España!” y “¡Vivan nuestros reyes!”, gritaban con acento castizo. Antes, Juan Carlos y Sofía se habían asombrado con el glaciar, con sus colores y con el frío polar del viento andino. Se sacaron fotos con Kirchner y su esposa, que tuteaba a Sofía sin demasiado protocolo. En la cubierta del catamarán, en tanto, el resto de los españoles intentaba asociar el paisaje con lo que conocía de España: las montañas y el lago les recordaban a los Pirineos, mientras que la meseta desolada en torno de El Calafate les hacía recordar a Los Monegros, de Zaragoza. “La actividad española tiene bases y confía en desarrollarse en la Argentina con la mirada puesta en el futuro”, les había dicho un rato antes el portavoz de la Casa de su Majestad el Rey.
Los reyes se quedarán en la Argentina hasta el viernes a la mañana, cuando viajarán a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) para asistir a la Cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica. Allí también estará el presidente José María Aznar, quien ya había tramitado una reunión bilateral con su par argentino. Pero los rumores previos indican que Kirchner podría no ir a la Cumbre, y la esperada reunión –en la que podría reeditarse el capítulo por las empresas españolas– tendrá que esperar o conformarse con funcionarios argentinos de menor rango.

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Los reyes viajaron en su propio avión y la pareja presidencial argentina, en el Tango 01.
 
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