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Sin Reinaldo Bignone ni Jorge Rafael Videla el 24 de marzo

El Presidente ratificó ante sus compañeros de comitiva que el día del aniversario del golpe del ‘76 irá al Colegio Militar a descolgar los retratos de dos de sus directores, el primer y el último presidente de la dictadura, represores ambos.
Sobre la ESMA prefiere que haya un debate.

Página/12
en Brasil
Por M. G.
Desde Río de Janeiro

Los ministros que acompañan al Presidente en su gira de dos días por Brasil vuelven hoy a Buenos Aires con una certeza: el 24 de marzo Néstor Kirchner irá al Colegio Militar a descolgar los retratos de dos de los directores, Jorge Videla y Reinaldo Benito Antonio Bignone, el primero y el último presidente de la dictadura que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983.
En cambio, Kirchner no quiere tomar él primero una decisión de qué hacer con la Escuela de Mecánica de la Armada.
En las últimas horas repitió lo que había dicho a organismos de derechos humanos. Dijo que debía haber un debate social sobre cómo se convertirá la ESMA en un sitio dedicado a la memoria histórica sobre el horror.
“El Gobierno marcó la decisión, y ahora abrirá un gran debate en los medios de comunicación, en los organismos de derechos humanos y en las universidades”, dijo un alto funcionario. “El criterio es consolidar la memoria histórica, y la forma la iremos viendo, porque esto recién empieza, no termina”, razonó. Y marcó una frase que Kirchner suele decir cada vez que habla del tema: “No conozco la ESMA, gracias a Dios, y lo digo porque no puedo olvidarme de la conmoción que produce hablar con los que estuvieron secuestrados allí durante la dictadura”.
El funcionario que habló ayer sobre el tema recordó que “en la ESMA se decidió el destino de cinco mil argentinos, muchos de ellos chicos y adolescentes, por ejemplo de la Unión de Estudiantes Secundarios, como Bettina Tarnopolsky, secuestrada agarrada a su osito”.
El Gobierno insistirá en que las Fuerzas Armadas sean parte de la condena a la dictadura e insistirá en esta línea de razonamiento:
–Así como en nombre de la estabilidad económica se destruyó la Argentina, no puede ser que en nombre de la estabilidad política el país haya indultado y perdonado a militares que asesinaron y torturaron.
Una curiosidad de la delegación argentina es que incluyó entre los negociadores a un funcionario de la embajada en Brasilia, Gustavo Druetta, un ex oficial de artillería que dejó el Ejército negándose a reprimir el Cordobazo de 1969.
Entre los funcionarios del Gobierno, la ESMA representa una gama amplia de enfoques.
Algunos recuerdan el testimonio de las madres de secuestrados que rememoran la indiferencia de hace 30 años ante la denuncia de la desaparición de sus hijos.
Otros ponen el acento en el cambio de planes militares “para que quede claro que ser miembro de las Fuerzas Armadas no habilita para cualquier cosa, y menos para suprimir la vida de los ciudadanos”.
“Cuando uno piensa que suprimiendo a alguien resuelve un problema político se equivoca”, dijo un funcionario que pidió reserva de identidad.

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Lavagna y Bielsa (de espaldas a la cámara), De Vido y el embajador Lohlé dialogando en Río de Janeiro.
 
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