EL PAíS › DESPUES DE UNA SEMANA DE CAUTIVERIO,
FUE LIBERADO CRISTIAN RAMARO. HAY UN DETENIDO

Cobrar por un secuestro con otros dos en el baúl

Cristian fue liberado en Del Viso tras el pago de un segundo rescate. El detenido es el cabecilla: fue apresado cuando tenía otros dos secuestrados en el baúl de su auto. Parte de la banda participó en el caso del padre del Corcho. Los captores se comunicaron con Blumberg para darle un mensaje a la familia.

 Por Horacio Cecchi

Después de siete días de agonía, ayer fue liberado Cristian Ramaro en un descampado de Del Viso. Alrededor de las nueve de la noche, el joven ingresó en su casa de Tigre. Previamente, a la 1.30 de la madrugada, Víctor Ramaro, padre de Cristian, pagó un segundo de rescate de 200 mil pesos. Alrededor de las tres de la mañana, un Mercedes Benz que supuestamente era seguido por el caso fue interceptado en Garín tras el secuestro de dos empresarios. Se produjo un tiroteo. Tres hombres fugaron pero uno fue detenido. Según los investigadores, sería el cabecilla de la banda. En el baúl, los policías encontraron a los dos comerciantes que viajaron en el Mercedes unos 300 kilómetros (ver aparte). Luego, el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, reveló que seis de los integrantes de la banda están identificados y sostuvo que no había constancia de que haya policías. Según un investigador, al menos tres de los integrantes de la banda participaron en el secuestro del padre del Corcho Rodríguez. A última hora de anoche se informaba de nuevas detenciones. Otra curiosidad del caso: parte de la banda hizo participar a Juan Carlos Blumberg como portavoz ante la familia.
Cristian, de 23 años, había sido secuestrado el martes pasado, a las 7.15, luego de salir de su casa de Lavalle al 800, en Tigre, en dirección a su trabajo en la empresa de su padre, La Interisleña S.A. Los secuestradores reclamaron a la familia el pago de 400 mil dólares como rescate, curiosamente una cifra similar a la que el padre de Cristian, Víctor Ramaro, desembolsara para comprar parte de otra empresa de transporte de pasajeros por el Delta. Tras tensas negociaciones, finalmente, la familia acordó con la banda una cifra de unos 90 mil dólares. Durante la madrugada del viernes pasado, Víctor Ramaro pagó un rescate de alrededor de 270 mil pesos en un procedimiento inusual para estos casos: se hizo de auto a auto y en territorio porteño, en proximidades de los monoblocks de Villa Lugano. Sólo el caso del padre del actor Pablo Echarri sirve como antecedente (el pago en Capital pese a que el secuestro fue en la provincia), y en ese caso se trató de una mejicaneada del rescate.
Todas esas coincidencias, además de la dilación de la banda por liberar a Cristian tras el pago del primer rescate, hicieron sospechar a los investigadores que la banda se había fracturado y que el dinero había sido cobrado por la mano de obra que efectuó el secuestro, mientras que quienes retenían a Cristian reclamarían otro rescate.
“Era un hecho que la banda estaba partida –reveló un investigador a Página/12–. Los que lo secuestraron se comunicaban con amigos, cuyos teléfonos estaban en la memoria del celular de Cristian. La otra parte, que lo tenía al chico, se empezó a comunicar directamente con Víctor, el padre.” De hecho, ocurrió así. El segmento de la banda que mantenía cautivo a Cristian logró negociar un nuevo pago. Esta vez, según fuentes de la investigación, sería de unos 200 mil pesos.
El pago se hizo alrededor de la 1.30 de la madrugada de ayer. Entretanto, las órdenes del ministro de Seguridad León Arslanian eran que la policía no interviniera en forma directa. “Había que preservar la vida del chico –reveló una fuente policial–. Incluso, en una de las comunicaciones de la banda, los estaban vigilando cuando hablaban desde un locutorio. Desde el primer momento ya se tenía identificados al menos a seis de los integrantes. Es una banda de tipos muy pesados, con mucho armamento, hecha de retazos de otras bandas. Al menos tres participaron del secuestro del padre del Corcho (Rodríguez).”
El propio Arslanian lo confirmó anoche: “Ya se conocían el ‘modus operandi’, su zona de acción, sus contactos y los lugares que pudieran utilizar para tenerlos cautivos”, y afirmó que la banda “contaba con elementos, lugares para mantener a la víctima cautiva, armamento y vehículos”. “Es una banda –continuó el ministro– cuyos miembros tienen pedido de captura por otros secuestros, que operaba en Zona Norte.”Arslanian agregó que no se había actuado antes porque “se tomó el cuidado de respetar la decisión de la familia de que hubiese negociación y se pagara rescate”.
El procedimiento que interceptó el Mercedes Benz tuvo lugar en la villa Cri Cri. El vehículo había sido robado a las 11 de la noche del lunes, y recorrió unos 300 kilómetros con Edgardo Stambolian y Fernando Trota, los dos comerciantes textiles que viajaban en él dentro del baúl (ver página 2). Según algunas fuentes de la investigación, a los delincuentes que secuestraron a los dos empresarios los seguían porque los vinculaban al secuestro de Cristian. “Salieron a hacer una changuita”, confió un investigador a este diario. Pero, siempre según esa versión, cuando detectaron que habían secuestrado a dos empresarios decidieron actuar. De todos modos, no queda claro el motivo por el que la policía intervino, ya que el cuarteto estaba identificado como parte de la banda del caso Ramaro, y estaba vigente la orden de no actuar. Ayer, ninguna fuente oficial confirmó o desmintió cómo se produjeron esos sucesos, y era evidente que buena parte de la información se mantenía bajo siete llaves por seguridad, mientras se avanzaba con una red interminable de allanamientos y operativos.
Al respecto, el gobernador bonaerense, Felipe Solá, confirmó que se había pagado el segundo rescate, “en la ruta 6, en Luján” y sostuvo que a lo largo de la semana que duró el cautiverio “ha habido unos 70 procedimientos con 300 hombres de la policía de la provincia, y la Side, bajo la orden de la fiscal Rita Molina”. También sostuvo que la liberación de Cristian no fue motivada en forma directa por la policía.
Volviendo al que parece hasta ahora el desencadenante de los hechos, tras la intercepción del Mercedes en Garín, tres de los delincuentes fugaron pero el cuarto fue detenido. Fue identificado como Leandro Darío Santos, de 29 años, a quien los investigadores sospechan como uno de los cabecillas de la banda. A última hora de anoche, fuentes policiales mencionaban que se habían registrado nuevas detenciones.
A todo esto, a primera hora de la noche –según fuentes oficiales a las 20.30 de ayer–, Cristian fue liberado en un descampado de Del Viso. Caminó hasta alcanzar una remisería donde, tras hacer la clásica presentación “soy el que secuestraron del que habla todo el mundo”, se comunicó con sus padres. Alrededor de las nueve y media de la noche, Cristian hizo su ingreso en la casa de Lavalle al 800, de cuya puerta había sido prácticamente arrancado siete días antes. Llegó en un auto con custodia policial. Lo hizo con el marco de una entrada triunfal, con vítores de una multitud de vecinos y amigos que rodeaban la casa con la idea de avanzar en una nueva marcha de rezos y reclamos de justicia y seguridad. “Me trataron bien”, aseguró Cristian mientras los brazos no le alcanzaban para saludar y al mismo tiempo abrazarse con su familia y amigos más directos (ver aparte). La familia recibió llamados de todo el mundo, en especial del presidente Néstor Kirchner y del gobernador bonaerense Felipe Solá.
El caso tuvo su curiosidad al margen: Juan Carlos Blumberg se presentó el domingo en la casa de los Ramaro para ofrecer su apoyo y acompañar a la familia en el duro trance que le tocaba vivir. El lunes se produjo una nueva visita de Blumberg. En esa ocasión, se acercó con otro mensaje. Le informó a Hilda que la banda se había comunicado con él. Una fuente de la investigación reveló a este diario en qué consistió ese extraño mensaje: “Le dijo que lo habían llamado para que le informara a la madre (de Cristian) que ellos (los secuestradores) estaban muy molestos por la difusión que estaba tomando el caso en los medios de prensa y que no les gustaba nada esa asamblea de gente en la puerta de la casa. Por eso, según le contó Blumberg, los secuestradores mantendrían a Cristian durante siete días más”. Después, el padre de Axel agregó que los delincuentes pidieron que Hilda saliera a la puerta de su casa y repitiera tres veces ante los medios presentes: “El (primer) rescate me lo robó la policía, el rescateme lo robó la policía, el rescate me lo robó la policía”. De ese modo, Blumberg pasó a ocupar en el caso no sólo el rol del mensaje de apoyo sino que se transformó, imprevistamente, en un curioso portavoz de los pedidos de los secuestradores.

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Cristian Ramaro salió una y otra vez al frente de su casa para sumar su alegría a la de la gente que lo había estado apoyando.
 
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