EL PAíS › LOS RODRIGUEZ SAA FIRMARON SU ALIANZA
ESTRATEGICA CON MENEM PARA ENFRENTAR A KIRCHNER

Los dinosaurios que se niegan a desaparecer

Ambos ex presidentes acordaron unirse para pedir una interna abierta en el peronismo y enfrentar lo que ellos llaman el tándem Kirchner-Duhalde, a quienes acusaron de vaciar al partido. Criticaron la transversalidad y hablaron de pobreza y de inseguridad. En febrero se reencontrarán en Mar del Plata.

 Por Diego Schurman

Carlos Menem miró a los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá y les dijo: “Juntos podemos”. Ni una palabra más, ni una menos. Con un fondo de molles y espinillos, en medio de las sierras puntanas, los tres acababan de consolidar un eje de poder en el omnipresente justicialismo. Lo hicieron sin prisa y sin pausas. Con un reclamo formal y escrito para que el partido elija su conducción pero con la misión no declarada de ir consolidando un frente estratégico en el Congreso. ¿El objetivo? Según dicen ellos, equilibrar fuerzas con la sociedad ya establecida entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde.
El acuerdo quedó rubricado en un documento de tres carillas, bajó el sofocante calor de la tarde y los variados aromas gastronómicos que despedía la cocina del Hotel Cruz de Piedra. Los hermanos más poderosos de la provincia fueron doblemente locales. Ese complejo turístico de la localidad de Juana Koslay, a 11 kilómetros de la capital provincial, es regenteado por la gobernación.
De todos modos, a Menem, de impecable traje beige, lo hicieron sentir como en casa. Apenas bajó de su Lear Jet lo llevaron en un santiamén al palacio gubernamental para declararlo “huésped ilustre” (Alberto lo justificó por sus diez años de presidente y sus tres de gobernador riojano). Claro, tuvieron que utilizar un camino alternativo. En el acceso principal al aeropuerto se había reunido medio centenar de personas, partidarios de la Multisectorial, para repudiar la cumbre de los ex inquilinos de la Casa Rosada.
Hubo corridas, lanzamiento de gases lacrimógenos y disparos de balas de goma. La policía, en toda su variedad –montada, inclusive– se llevó detenido a un periodista local y apenas pudo sofocar la humareda que los manifestantes habían generado con la quema de neumáticos. Cuando la comitiva menemista pasó por el lugar –los protagonistas de la jornada habían preferido huir por un camino alternativo– se encontró con una bandera sugerente: “Primer encuentro de los Pibes Chorros”. Todos entendieron que la leyenda nada tenía que ver con la cumbia villera.
La muchedumbre no se olvidó de nadie. Hubo cánticos contra el gobernador. Y de rebote la ligó su glamorosa novia, la actriz Leonor Benedetto. “Menem-Saá. ¿Se olvidaron de Cabezas? No a la mafia”, fue el cartel que sobresalió en el octavo aniversario del asesinato del reportero gráfico.
San Luis es extraño. No por su geografía y su terreno escarpado. Más bien por sus enamoramientos políticos. Fue “El Adolfo” quien tiempo atrás no dudó en manifestar su certeza de que en el Senado hubo sobornos. Y sin embargo, estaba ahí, merodeando muy cerca suyo, el menemista Alberto Tell, uno de los mencionados por el arrepentido Mario Pontaquarto.
No fue la única curiosidad de esta ciudad que la añeja traza la plagó de calles angostas. Así como algunos cascos históricos ofrecen dos catedrales, o dos museos, San Luis tiene dos intendentes. El opositor Emilio Pérsico y la oficialista María Angélica Torrontegui, quien ayer se preocupaba en remarcar que Menem y los Rodríguez Saá habían logrado una coincidencia y no una alianza. No por un problema semántico sino marketinero. Tras la experiencia de Fernando de la Rúa, emparientan alianza con fracaso.
Torrontegui no fue la única que se preocupó por las formas. Es vox pópuli la presión que se generó para que Menem erradique de su entorno a aquellas figuras emblemáticas, que –paradojas de la política– los propios menemistas catalogan de “impresentables”. Incluyen en el listado a Víctor Alderete, Matilde Menéndez y al maltrecho Alberto Kohan. Cosas del destino, al ex jefe de Gabinete lo operaban justo ayer de la pierna en la que se disparó un tiro por error, aunque entre los conspiradores se diceque no fue un accidente. Sea como fuere, la intervención fue la excusa para justificar su ausencia.
Si los adláteres del ex mandatario quisieron dar una vuelta de página, ni hablar de El Adolfo (en San Luis recomiendan llamarlo así, porque lo de “presidente efímero” lo saca de las casillas), quien hace menos de un año directamente pregonaba la muerte del menemismo. Ayer, sin embargo, fundido en un abrazo con el riojano, pareció devolverle algo de oxígeno. Fue tan generoso que hasta lo consideró exiliado político y perseguido, por aquellos días en que Menem se negaba a cruzar la Cordillera cuando la Justicia lo requería.
No quiso polemizar. Pero lo hizo. “No es contra Kirchner ni contra Duhalde”, deletreó, inalterable, bajo el encanto de una platea femenina que le profería gemidos como si en vez de un discurso político de un dirigente estuviera cantando Luis Miguel.
El documento, que no está firmado por Alberto, y también las palabras que los tres profirieron, confirmaron lo contrario. Hubo alusiones duras a la “transversalidad” que fogonea la Casa Rosada. Los enormes retratos de Eva y Perón de fondo, apenas separados por un escudo provincial de ornamentos florales, fueron parte y a la vez testigos de la impronta peronista del encuentro.
A Kirchner y a Duhalde le enrostraron haber “paralizado” el partido, dejándolo “acéfalo” y “silenciado”. Y por eso el reclamo de elecciones internas para elegir la nueva conducción del Consejo Nacional a fin de normalizar el PJ. En privado, todos admitían que la solicitud era apenas una formalidad. Y que servía de excusa para rubricar lo que el propio Adolfo consideró un momento “fundacional” en el partido. La intención es convertirse en el fiel de la balanza del Parlamento. Dicho de otro modo, congeniar un interbloque entre los legisladores menemistas y adolfistas existentes y los que surjan de las elecciones de fin de año. Dicen que pueden llegar a 30 legisladores.
Para no quedar en palabras, el proyecto del frente comenzará a tomar forma el 11 de febrero en Mar del Plata. En esa fecha, la nueva sociedad presentada ayer ante los medios decidirá si comenzarán a tenderse redes con figuras políticas con las que hasta ahora sólo se han establecido contactos informales, como el gobernador neuquino Jorge Sobisch. Mientras tanto, Menem seguirá descansando en La Rioja, a donde partió ayer raudo, y El Adolfo se refugiará en el silencio que le provee su estancia, en las afueras de la capital puntana.

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Carlos Menem, Alberto y Adolfo Rodríguez Saá acordaron unirse. Terminado el acto, Menem volvió a guardarse en su provincia natal.
 
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