EL PAíS › FUERTE APOYO DE RODRIGUEZ ZAPATERO A LA GESTION DE KIRCHNER

“Son nuestros socios privilegiados”

En su breve visita al país, el jefe de Gobierno español respaldó la propuesta argentina de canje de la deuda y prometió apoyo en las negociaciones con el FMI. Adelantó que pedirá a las empresas españolas que retiren sus demandas contra la Argentina en el CIADI.

 Por Fernando Cibeira

Desde lo gestual, lo discursivo, lo fáctico y hasta en lo afectivo el jefe de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, le brindó ayer un contundente respaldo al gobierno de Néstor Kirchner en su breve visita al país, que terminará hoy al mediodía. En ese sentido, resultó llamativo que Rodríguez Zapatero diera un apoyo público a la propuesta argentina de reestructuración de la deuda en default y anticipara su ayuda, en caso de resultar necesaria, durante las próximas negociaciones con el FMI. Sobre la situación de las empresas privatizadas de servicios de capitales españoles –un punto áspero en las relaciones bilaterales–, se despachó con el anuncio de que daría recomendaciones para que retiraran las demandas presentadas en el CIADI contra la Argentina. “Las grandes empresas españolas han invertido a largo plazo”, dijo sobre los reclamos de aumentos de tarifas. Entre abrazos y un trato público de “amigo”, Kirchner y Rodríguez Zapatero suscribieron la Declaración de Buenos Aires, que reafirma la estrecha relación entre ambos países y pone en marcha la elaboración de un Plan de Asociación Estratégica. “Son nuestros socios privilegiados”, dijo el español.
“Hemos sentido muy fuerte, quizá más de lo esperado, este apoyo suyo”, le diría luego Kirchner en su discurso en el Salón Blanco. Habían estado reunidos durante una larga hora y media con la comitiva española y habían escuchado las palabras de aliento de Rodríguez Zapatero. Algunas de ellas las repetiría instantes después en un discurso leído con énfasis.
“España desea el mayor éxito al gobierno argentino en su objetivo de lograr el canje de deuda que ha puesto en marcha y que, sin duda, permitirá la reinserción del país en el sistema financiero internacional”, sostuvo el español. Momentos antes, Kirchner había respaldado la propuesta de reestructuración con un lavado de culpas: “No somos el gobierno del default, de la convertibilidad, de la devaluación ni del corralito”.
Cuenta la leyenda de la Casa Rosada que la buena relación entre ambos nació en las tres veces que Kirchner recibió a Rodríguez Zapatero cuando el entonces candidato del PSOE contaba con mínimas chances de llegar al Palacio de la Moncloa. Luego sucedió el 11-M, el socialismo ganó y Rodríguez Zapatero no se olvida de quien en su momento le dio una mano.

Tapeo

El jefe de Gobierno español llegó ayer a las 13.40, una hora más tarde de lo previsto, al Aeropuerto de Ezeiza, donde fue recibido por el vicecanciller Jorge Taiana. Rodríguez Zapatero arribó en el marco de una gira por la región que comenzó el domingo en Brasil y cerrará mañana en Chile. El objetivo del viaje es reafirmar los lazos con Iberoamérica –como llama Zapatero al continente– y con tres presidentes –Lula, Kirchner y Lagos–, con los que siente afinidad ideológica.
Como primera actividad, el español mantuvo un extenso almuerzo y sobremesa en la Embajada de España con dirigentes argentinos (ver página 2). De allí partió a la Casa Rosada, donde llegó 17.20. En el encuentro con Kirchner no estuvieron solos. Dado que se trataba de explorar el estado de varios aspectos de la relación bilateral en una sola reunión, hubo generosa representación ministerial.
Junto a Kirchner se sentaron el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro de Economía, Roberto Lavagna; el canciller, Rafael Bielsa; el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el embajador en Madrid, Carlos Bettini. Del lado español se ubicaron el secretario general de la Presidencia, Nicolás Martínez; el canciller Miguel Angel Moratinos; el ministro de Industria y Comercio, José Montilla; el jefe de la Oficina Económica, Miguel Sebastián; la secretaria de Cooperación Internacional, Leire Pajín, y el embajador Carmelo Angulo Barturen.
Los presidentes se ubicaron en el centro de la mesa del despacho presidencial, lo que motivó un pequeño blooper, típicamente K. El Presidente quiso correr un arreglo floral para verlo bien a RodríguezZapatero y tiró toda el agua sobre la mesa. Enseguida buscó un culpable en alguno de sus colaboradores. Una vez seca la superficie de trabajo, pasaron al punteo de temas.

Callos

En la previa, la situación de las privatizadas era la única situación que podía generar un repiqueteo. “En la reunión no hubo ningún reclamo”, aseguró uno de los participantes. Sí se habló de la renegociación de los contratos y de los reclamos de las empresas de capital español, la principal de ellas, Telefónica, aunque también están la eléctrica Endesa y Aguas de Barcelona, que posee un porcentaje minoritario de la conflictiva Aguas Argentinas.
“Yo no voy a ahogar a la gente con aumentos tarifarios”, explicó Kirchner su postura. Según fuentes de Presidencia, Rodríguez Zapatero aceptó este punto y adelantó que ordenaría a sus funcionarios contactar a los empresarios españoles a fin de persuadirlos de que la apuesta en la Argentina es a largo plazo.
Su promesa se elevó un tono cuando los argentinos se quejaron del obstáculo que significaba la demanda por 2800 millones de dólares que por estos días Telefónica reactivó en el CIADI, el tribunal arbitral que depende del Banco Mundial. Allí, el jefe de Gobierno español se dirigió a su ministro Montilla y le ordenó que hablara con la conducción de Telefónica. “Durante la época de Aznar ellos estuvieron intervenidos. Ahora que tienen libertad deberían colaborar. Que colaboren”, fue la indicación de Rodríguez Zapatero, según los voceros argentinos.
La situación de los capitales españoles sobrevoló algún tramo del discurso que Rodríguez Zapatero daría poco más tarde en el Salón Blanco, donde insistió en aquello de las inversiones a largo plazo. “Las grandes empresas españolas quieren quedarse en la Argentina, confían en su futuro, confían en su gobierno”, aseguró.
En el comunicado conjunto que firmaron ambos presidentes hubo una sutil mención a la “apropiada seguridad jurídica” que deberá regir en el país para que “nuevas inversiones españolas” se sientan atraídas a llegar a la Argentina. Cada vez que se habla de renegociar el contrato firmado en condiciones ventajosas en el menemismo, los empresarios de privatizadas suelen quejarse de la falta de seguridad jurídica. A propósito de los capitales españoles, Rodríguez Zapatero insistió en pronosticar una segunda ola de inversiones, que esta vez llegarían de la mano de las pequeñas y medianas empresas de su país.
La iniciativa, sin embargo, no arrancó con el pie derecho. La reunión de Kirchner con los empresarios pymes –del sector informático, de servicios y de consumo– que acompañaron la comitiva de Rodríguez Zapatero debió levantarse debido al retraso que sufrió toda la agenda del día.
El jefe de Gobierno español se marchará de Buenos Aires hoy al mediodía con rumbo a Chile, donde se verá con Ricardo Lagos y finalizará su comprimida gira por la región. Antes dará una conferencia de prensa en el Hotel Alvear, en la que los funcionarios argentinos, ya envalentonados, imaginan nuevos elogios.

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José Luis Rodríguez Zapatero y Néstor Kirchner, ayer, durante el acto en el Salón Blanco.
 
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