EL PAíS › DEBATE INTERNACIONAL SOBRE EL ESPACIO DE LA MEMORIA

Desafíos para el futuro museo

Cristina Kirchner habló del museo como un “espacio integrador”. Participaron Carlotto y tres especialistas norteamericanos.

Las palabras de Cristina Kirchner retumbaban en la arquitectura neoplateresca del Teatro Nacional Cervantes. Antes de llegar al final de su exposición, la senadora bajó el tono de voz. “Convertir la ESMA en un museo –dijo– implica el desafío de hacerlo con objetividad y con la mayor generosidad, que pasa por comprender que ese espacio debe integrar a toda la sociedad y no ser un gueto de los que pensamos de una manera, de los familiares o de los sobrevivientes. Si no cumplimos ese desafío van a ganar los que dicen que tenemos memoria de un solo lado.” Con estas líneas, la primera dama cerró el Primer Encuentro Internacional de Derechos Humanos que el Gobierno organizó para debatir junto a especialistas estadounidenses invitados sobre el Museo de la Memoria que funcionará en el ex centro de torturas de la Armada.
El encuentro “Memoria, verdad y justicia” fue abierto por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde. Además de Cristina de Kirchner, contó con la participación de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y de una delegación internacional integrada por la directora del Consejo de Liderazgo de Amnesty International, Kerry Kennedy, la directora del Museo del Holocausto de Estados Unidos, Sara Bloomfield, y el abogado Michael Posner, director ejecutivo de Human Rights First.
En el marco de su gira por el país, antes de presentarse en el Cervantes, la comitiva se reunió con el presidente Néstor Kirchner en la Casa Rosada, y realizó una recorrida por el predio de la ESMA. La visita causó un fuerte impacto a los estadounidenses e incluso provocó algunas lágrimas. Por la tarde, cada uno de ellos dedicó un párrafo de sus discursos a ese momento. “Ese es un lugar evocador e inquietante donde se conjuró el terrorismo de Estado apoyado por el secretario de Estado Henry Kissinger y otros líderes internacionales”, expresó Kennedy.
El seminario funcionó por momentos como una extensión del debate que despertó entre los organismos de derechos humanos el proyecto del museo en la ESMA. Cada uno de los oradores expuso, sin afectar dogmatismo ni erudición, su punto de vista sobre los objetivos de un proyecto de este tipo. La primera en hacerlo fue la titular de Abuelas de Plaza de Mayo. “En muy pocos días –recordó Carlotto– se cumple un año desde que fue tomado este centro del horror, que dará paso a un espacio de la memoria, que no significa rencor ni revancha sino vida. El museo será la expresión de quienes tenían un compromiso militante y no entraba en los planes de la dictadura”.
Luego fue el turno de Kennedy, quien destacó el trabajo de las organizaciones de derechos humanos en el país, por los avances “que lograron a pesar de los gobiernos, los militares y las empresas multinacionales que vieron en la búsqueda de justicia una amenaza a su poder”. Corriéndose por un momento del caso argentino, exigió a la administración de George W. Bush que detenga “todos los abusos de poder que intenta legitimar desde el 11 de septiembre”. También se escucharon críticas al presidente norteamericano en la exposición Posner y Bloomfield.
Como buena experta, la directora del Museo del Holocausto de Washington aportó un racimo de preguntas. “Por qué recordar, dónde, cómo y para quién son algunos de los cuestionamientos que no tienen respuesta fácil, pero que debemos seguir haciéndonos”, dijo. “Nosotros –explicó– buscamos despertar reflexiones sobre los peligros del odio, y lo hacemos con seriedad y sin sentimentalismo. Dejamos que la historia hable por sí misma”.
Posner, por su parte, explicó en un inglés a toda velocidad que el museo de la ESMA “debe ser un medio de reconocimiento oficial de los delitos y las violaciones a los derechos humanos del terrorismo de Estado”.
Durante el cierre, –tal como estaba previsto y a pesar de algunas especulaciones–, Cristina Kirchner se refirió específicamente al eje del encuentro. Y en esa línea destacó que “cuando el Gobierno tomó la decisión de poner punto final a la impunidad, algunas voces conservadoras sostuvieron que era un acto de nostalgia o de venganza, pero el reclamo de memoria, verdad y justicia no es de ni de derecha ni de izquierda, es simple y sencillamente una cuestión de vigencia democrática”.

Informe: Alfredo Ves Losada.

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“Ese espacio debe integrar a toda la sociedad y no ser un gueto de los que pensamos de una manera”, dijo la senadora.
 
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