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Cuenta regresiva para la condena contra Scilingo

La defensa del ex marino pidió la absolución. Argumentó que no hay suficientes pruebas. Scilingo decidió no hacer uso de la palabra.

Luego de casi dos meses, el juicio que enfrenta en España el represor Adolfo Scilingo entró en su recta final. Ayer, durante la última audiencia, la defensa pidió la absolución del ex marino. Ahora sólo resta esperar hasta el 19 de abril, fecha en la que la Justicia ibérica dará a conocer la sentencia cuyo valor histórico resulta innegable. No sólo porque se trata del primer juicio presencial contra un represor en el exterior, sino también porque abre la posibilidad para que por primera vez un militar argentino acusado por los delitos cometidos durante la dictadura sea condenado por genocidio.
Tal como había previsto la Audiencia Nacional de Madrid, ayer la defensa realizó su alegato y ya se fijó fecha para el dictamen que, según dio a conocer el presidente del tribunal español, será el 19 de abril. Por su parte, los abogados de Scilingo pidieron la absolución del ex marino con el argumento de que no se pudo comprobar su participación en los crímenes de tortura y asesinato de los que fue imputado. “Se refieren a órdenes secretas de las que el acusado tendría conocimiento. Pero no hay prueba de esas órdenes y tampoco cuáles fueron dadas a Scilingo ni en qué fecha”, expresó uno de los letrados, Fernando Martínez Morata.
La calificación de genocidio que planteó la acusación fue otra de las cuestiones a las que apuntó la defensa del ex teniente de navío. En este sentido, Martínez Morata sostuvo que de acuerdo con la legislación española la “acción encargada de eliminar cualquier tipo de disidencia, la que el gobierno militar calificó como actividad subversiva” no puede ser calificada de genocidio sino debe ser caratulada como “delito de lesa humanidad”. Fuentes allegadas a la causa consideraron a la serie de argumentos como poco convincentes. Según evaluaron ante Página/12, la presentación reiteró la contradictoria declaración esgrimida por Scilingo, cuya situación vislumbran cada vez más complicada.
El lunes la fiscalía española pidió 9138 años de prisión para el represor por los delitos de genocidio y el asesinato de las 30 personas arrojadas al mar durante dos vuelos de la muerte. Vuelos en los que Scilingo ratificó en 1997 haber participado, pero que negó el mes pasado ante la Audiencia de Madrid. El pedido de la fiscalía fue reivindicado por la parte querellante ya que, además de ratificar la competencia de los tribunales españoles para juzgar crímenes de lesa humanidad fuera de su territorio, sirvió para reforzar el pedido de 6626 años que hizo la acusación particular y popular.
En este escenario Scilingo, que ayer tenía la oportunidad de declarar nuevamente, sólo se limitó a expresar: “No tengo nada que decir. No creo que cambie en nada lo que quiera decir. Voy a abstenerme de hacer algún tipo de declaración”. Tras la presentación de la defensa y frente al silencio del arrepentido marino, el magistrado español anunció que todo quedó “listo para sentencia” en la causa, que comenzó el 14 de enero y cosechó alrededor de 70 testimonios. Muchos de los cuales se prestaron por el sistema de videoconferencia desde Comodoro Py, aplicado por primera vez en una causa por delitos de lesa humanidad. Esta vez el ex teniente de navío decidió evitar los desmayos que improvisó días atrás y que forman parte de la estrategia que adoptó al ver cada vez más cerca la condena.

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El represor Adolfo Scilingo escucha ayer en Madrid el alegato de su abogado defensor.
 
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