EL PAíS › NUEVA POLEMICA ENTRE EL GOBIERNO Y LA IGLESIA

Diagnósticos y colaboración

El Gobierno y la Iglesia habían logrado encarrilar la disputa por la remoción del obispo castrense Antonio Baseotto por canales más reservados, pero ahora surgió un nuevo cortocircuito en la relación. La nueva polémica la disparó el titular de la Pastoral Social, Carmelo Giaquinta, al afirmar que en el país “no se hicieron reformas importantes desde el 2001” y quien le respondió ayer fue Aníbal Fernández. El ministro del Interior no ocultó su molestia con el prelado y se quejó de que hay obispos que “sólo diagnostican”, pero “a la hora de colaborar no se los ve muy decididos”. Al cruce de Giaquinta salieron también la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, y el kirchnerista todoterreno Luis D’Elía.
“A mí como cristiano me duele mucho. Me molesta que pastores de la Iglesia a la que yo pertenezco solamente se arroguen el derecho de hacer expresiones orales porque después se van a la casa. Seguramente cuando se acuestan a dormir pensarán que ya cumplieron con su deber, que es el de denunciar”, declaró Fernández a propósito de lo dicho por Giaquinta.
La molestia del Gobierno con Giaquinta tiene que ver con lo que dijo en la apertura de las Jornadas de Pastoral Social. Allí, reclamó la “recuperación de la cultura del trabajo” y advirtió que la pasividad ciudadana tiene consecuencias “mucho peores” que las del “terror de Estado de los años de la dictadura”. Además, juzgó que la “diferencia de sueldos en Argentina es grosera, abismal y muchas veces fomentada por leyes, cuando no por casos de corrupción” y sostuvo que “no se hicieron reformas importantes desde el 2001”.
La primera réplica corrió por cuenta del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. “Sólo un inconsciente o un irresponsable puede comparar la situación social actual con las consecuencias de la dictadura”, retrucó.
Giaquinta fue uno de los hombres de la Iglesia que con más fervor salieron en defensa de Baseotto. La polémica por la remoción del obispo castrense bajó de tono en las últimas semanas, pero no porque el caso esté resuelto, sino porque quedó sujeto a los tiempos del Vaticano y a la reserva con que allí se manejan los asuntos. Lo que en el fondo está en discusión es qué relación establece el Gobierno con la Iglesia y qué cabida le da en temas tan controvertidos como el diseño de las políticas de salud reproductiva.
“Estas expresiones no me parecen felices, sino todo lo contrario. No pretendo ni que alaben ni que hagan una campaña para beneficio del Gobierno; solamente que colaboren”, expresó Fernández y agregó: “El remo no se lo agarran a nadie, no se suben al bote ni dicen: dejame el remo un rato a mí y yo también remo”.
Rial, por su parte, dijo que “es imposible decir que no se hizo nada” en material laboral porque de lo contrario Argentina estaría “incendiada”. La funcionaria también remarcó que la baja del desempleo “es un objetivo que ha tenido siempre el Gobierno”.
D’Elía no se privó de sumarse a la cruzada contra Giaquinta. “Es una vergüenza que nos quieran dar cátedra de transparencia y de solidaridad obispos que ganan el sueldo equivalente al de un juez federal y que sostienen una estructura como Caritas, que cobra el 3 por ciento por cada proyecto que gerencia”, apuntó.

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