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–¿Cómo le cayó la renuncia de Augusto Belluscio?
–Había rumores, pero no pensábamos que fuera tan inminente. Al margen de las críticas que se puedan mencionar por ahí, siempre hay gente que nos quiere a los jueces y gente que no. Para la Corte, Belluscio ha hecho un trabajo importante y su ausencia se va a notar.
–¿Cómo evalúa la posibilidad de que Néstor Kirchner designe un quinto ministro en la Corte para reemplazarlo?
–A mí no me disgustaría, como vi que tampoco le disgusta a Ricardo Lorenzetti y a otros, que quedara una Corte de siete miembros.
–¿Por qué?
–Cuanta más gente hay, más problemas tenemos. Es más difícil llegar a una posición común en algunos casos, incluso aunque opinemos lo mismo. Además, los que llegan a la Corte tienen todos su personalidad. No me disgustaría que el Gobierno por lo menos lo pensara. El número de jueces de la Corte no está determinado en la Constitución, así que sube o baja según las cuestiones políticas, en las cuales no me meto. No sé cuáles son las intenciones del Presidente.
–Pero ¿estaría bien que nombre un número de jueces que haga mayoría?
–No sé si es conveniente. Existe una tendencia a creer que si alguien te nombra se convierte en tu propietario y vos sos un Chirolita que repite lo que te mandan. Creer que porque los nombramientos los hace este gobierno inmediatamente hay una nueva mayoría automática, es una imagen distorsionada que viene de otras épocas. Está en nosotros hacerla cambiar, demostrando que no existe la mayoría automática kirchnerista. Ultimamente se vio con claridad que los jueces no le respondemos al Poder Ejecutivo ni al Legislativo. Y si no lo hemos demostrado ya, pronto se verá. Yo no lo conocía a Kirchner. Elena Highton tampoco. Zaffaroni lo había visto alguna vez. Ninguno tenía compromiso con el Gobierno. Y no hemos tenido llamados, ni presiones, ni nada.