EL PAíS › EN DIALOGO CON PAGINA/12, KIRCHNER CLAUSURO
LA POSIBILIDAD DE UN ACUERDO CON DUHALDE

“No se puede ser oficialismo y oposición”

El Presidente considera que Eduardo Duhalde fue quien imposibilitó un hipotético consenso entre ambos por las listas en la provincia y que su ambigüedad lo enfrenta a su proyecto político. Dijo que esta confrontación es para cambiar las viejas prácticas en el peronismo. Fin de la gestión Díaz Bancalari en el bloque y del ex presidente en el Mercosur.

 Por Diego Schurman

Néstor Kirchner cerró ayer toda posibilidad de un acuerdo con Eduardo Duhalde para el armado de listas en la provincia de Buenos Aires. “No hay vuelta atrás. Que quede clarito: no hay vuelta atrás. Yo hice todo lo posible, pero no encontré la misma respuesta del otro lado”, señaló el Presidente a Página/12, en su primera expresión pública sobre una disputa que durante los últimos días mantuvo en vilo al país.
Apremiado de tiempo, Kirchner conversó con este diario de parado, en el primer piso de la Casa Rosada. En su despacho lo aguardaban el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro del Interior, Aníbal Fernández; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el gobernador bonaerense Felipe Solá, entre otros.
“¿Sabe lo que pasa: Acá se quisieron imponer viejas prácticas con las que no estoy de acuerdo y nunca lo estaré. Justamente por eso ahora me quieren poner trabas a la gobernabilidad. Me hacen zancadillas. Yo no estoy con esas prácticas, y esto para mí es inadmisible.”
–¿Y si Duhalde lo llama? –preguntó este diario.
–¿Para qué?
–Para un acuerdo.
–(Breve pausa)...¿Cómo puede ser que quienes dicen que me apoyan presenten ahora una lista de candidatos propios? No se puede ser oficialismo y oposición al mismo tiempo. No entienden que realmente me estoy jugando por un país distinto. No lo entienden.
–¿Y si Duhalde da marcha atrás con la candidatura de Chiche?
–Yo tengo que gobernar. Si me apoyan tienen que estar conmigo, y si no me apoyan habrá competencia y veremos qué vota la gente. Si acá no se quiere poner fin a las viejas prácticas, cuando termine mi mandato me iré a mi casa y listo. Pero eso lo decidirá la gente en las elecciones, y yo estoy convencido de que la gente no quiere más las viejas prácticas. No quiere que se juegue con la gobernabilidad.
Kirchner apeló a un discurso sin medias tintas. Horas antes había repartido algunas críticas a algunos sectores de la prensa. Apuntó a quienes ven vocación electoral en cada una de sus acciones. “No vamos a hacer nada hasta octubre porque parece que todo lo hacemos por la campaña. Vamos a cerrar la Casa Rosada hasta octubre. Se tienen que calmar los periodistas porque esto es una esquizofrenia”, ironizó durante un acto donde se firmaron contratos para la construcción de viviendas en San Juan.
Kirchner no habla con Duhalde desde la reciente cumbre del Mercosur, en Paraguay. Siempre hubo diferencias marcadas, sobre todo en políticas de derechos humanos y militar. En la Casa Rosada dicen haber escuchado en estos días al Presidente quejarse de su antecesor: “Quiere que sea su Chirolita”. Aludía a un viejo mote que se quitó de encima, precisamente con medidas que nunca hubiera tomado Duhalde.
En diálogo con Página/12, Kirchner no habló con desprecio pero sí con desencanto de quien lo acompañó codo a codo en sus primeros dos años de gobierno. Ambos sabían de antemano que no comulgaban en muchas cosas, pero siempre demostraron, hasta la exageración, que las coincidencias estaban por encima de las diferencias.
Para aquellos que buscaron explotar sus diferencias, los hombres que hoy prometen batallar en la provincia de Buenos Aires a través de sus esposas tuvieron siempre una respuesta a mano: “Hace su trabajo eficientemente”, decía Kirchner sobre Duhalde. “¿Del uno al diez qué puntaje le doy a este Gobierno? Le doy once”, devolvía el gesto el bonaerense.
El viernes pasado, cuando conversaron Alberto Fernández y José María Díaz Bancalari, las posibilidades de un acuerdo se volvieron escasas pero no remotas. El tema inquietó a Solá, el tercero en discordia, porque a esa altura ya le habían comunicado en el Gobierno que la ruptura con el duhaldismo era definitiva. Con las declaraciones de Kirchner a este diario, el desenlace de las negociaciones quedó a la vista. Una ruptura, sin retorno.
Duhalde y Alberto Fernández venían tejiendo un acuerdo sigilosamente. El ex presidente pidió potestad en el armado de las boletas provinciales, básicamente por su aversión a Solá. No tardó en llegar a un entendimiento con el jefe de Gabinete, que no implicó necesariamente el desplazamiento de los aliados del gobernador.
En esa conversación se dejó deliberadamente en claro que las listas nacionales serían exclusividad de Kirchner. Igual su antecesor barajó cuatro nombres para que la boleta no quedara huérfana de duhaldistas.
–Eso háblelo con el Presidente –le dijo Fernández.
–Sí, yo lo hablo con él, no hay problemas –le contestó.
Nunca hubo reparos sobre ese deseo. El Gobierno iba a aceptar de buena gana a Jorge Villaverde, y los otros tres nombres propuestos por Duhalde.
Cuando prácticamente se estaba encendiendo la pipa de la paz en la Casa Rosada, al intendente de Berazategui, el duhaldista Juan José Mussi, le sonó el teléfono. Al regresar al despacho, dejó a todos con la boca abierta, incluso a los compañeros con los que compartía la misión negociadora. Transmitió la orden de Duhalde de comenzar la rosca por las listas nacionales. Pedía nueve lugares.
–Bueno muchachos, no me tomen por pelotudo. Esto no era lo acordado. Acá se terminó todo –dijo Fernández, con quien el ex mandatario se había comprometido días antes a no inmiscuirse en la boleta que encabezará Cristina Kirchner.
El enojo del kirchnerismo no terminará en la provincia de Buenos Aires. El Presidente ahora ordenó desplazar a Díaz Bancalari de la jefatura del bloque del PJ de la Cámara de Diputados. A pesar de su amistad con el legislador, aquí tampoco parece haber margen para una salida consensuada. Prima la misma lógica que con Duhalde. “Pobre Negro, está deprimido. Y hasta lo vieron llorando. Pero decidió acompañar en la fórmula a Chiche. Entonces no está con nosotros sino con los que compiten con nosotros”, señaló un alto funcionario oficial.
El rumor que alentaban en los pasillos del poder indicaba anoche que, en este marco, a Duhalde también le quedarían pocos días al frente de la representación argentina en el Mercosur. La pelea recién comienza.

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“Ahora me quieren poner trabas a la gobernabilidad. Me hacen zancadillas. Yo no estoy con esas prácticas, y esto para mí es inadmisible.”
 
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