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El plan dolarizador que colmó la paciencia del equipo de Lavagna

El asesor dilecto de Mario Blejer, renunciado titular del Central, distribuyó entre los banqueros un informe con un nuevo plan dolarizador. Fue escrito junto a dos economistas del Banco Mundial. En Economía ven una conspiración.

 Por Maximiliano Montenegro

El máximo asesor de Mario Blejer, renunciado titular del Banco Central, junto con dos economistas del Banco Mundial, distribuyeron en los últimos días entre los principales bancos de las city un documento que causará revuelo. Dice que “la catástrofe sin paralelos de la que hoy somos testigos” se podría haber evitado si, en lugar de devaluar y pesificar, se hubiera dolarizado la economía. “La Argentina pesificada ahora espera una suerte de milagro: la resurrección del peso como reserva de valor y la restitución de la intermediación financiera”, asegura. Propone dolarizar todos los contratos financieros y mantener una “pesificación marginal”, para las transacciones cotidianas, que podrían realizarse en bonos –como patacones o Lecop– o un nuevo peso. El informe es evaluado con atención por el establishment financiero, que lanzó una nueva ofensiva contra el Ministerio de Economía para que acepte finalmente el canje compulsivo de depósitos por bonos o, en su defecto, postergue el plazo de devolución de los depósitos reprogramados. La coincidencia luce sospechosa. Pero en el equipo económico no dudan: ven una conspiración del ex hombre fuerte del Central y los banqueros para desplazar a Lavagna.
Eduardo Levy Yeyati, uno de los autores del paper fue el economista jefe del Banco Central durante la gestión de Blejer, hasta que hace un mes debió renunciar por presión de Roberto Lavagna. Yeyati había convocado a una ronda de prensa para advertir que si el plan bonos diseñado por Lavagna liberaba demasiados pesos para la compra de autos y casas, podía desembocar en una hiperinflación. El ministro le exigió al titular del Central la remoción de su protegido, y aquél accedió a efectuar un desplazamiento formal del funcionario para bajar los decibeles del conflicto con Economía. Sin embargo, el economista se mantuvo como asesor dilecto de Blejer, porque, además, nunca dijo nada distinto a lo que pensaba su jefe. Tanto es así que Yeyati siguió sentándose, hasta hace días, en la mesa de negociaciones entre el Banco Central y los banqueros.
Esta semana, el ex mano derecha de Blejer, volvió al ataque, pero con refuerzos. El paper que distribuyó entre los bancos tiene está fechado el 3 de junio pasado, redactado en inglés y lleva además de su firma la de dos funcionarios del Banco Mundial: Augusto de la Torre y Sergio Schmukler. Se titula sugestivamente: “La crisis financiera argentina: moneda flotante, bancos hundiéndose”.
En Washington, el draft (borrador) ya circuló por la primera línea de funcionarios del Banco Mundial: Paul Levy, el economista jefe del Banco, contribuyó ofreciendo sus opiniones. En los últimos días, según pudo chequear este diario, los ejecutivos de, por lo menos, cuatro de los mayores bancos extranjeros lo tenían sobre su escritorio. En la portada, justo bajo la fecha, puede leerse “Comments welcome” (Comentarios bienvenidos).
Aseguran que Blejer leyó el informe y le pareció más que interesante.
A los funcionarios de Lavagna que lograron “capturarlo”, en cambio, les cayó como una puñalada por la espalda.
Como informó Página/12, en los últimos días, la relación entre Blejer y Lavagna se había tensado una vez más. El motivo principal era que el Central había vuelto a reconsiderar la propuesta de los bancos extranjeros de trocar compulsivamente depósitos por bonos. La renovada presión cuenta ahora con dos argumentos adicionales. Por un lado, el escaso interés de los ahorristas en canjear voluntariamente sus plazos fijos. Por el otro, la posición del Fondo Monetario, que avala abiertamente la medida, porque quiere limitar al máximo el programa de emisión monetaria que le presentará Lavagna en Washington. Más aún, el propio Blejer comentó esta semana a los banqueros que creía que apenas entre el 5 al 10 por ciento de los depositantes optaría por los bonos, en comparación con el 40 por ciento que había estimado originalmente Economía.
Sea como fuere, casualidad o no, el paper empezó a difundirse en medio de ese clima enrarecido. En síntesis, dice lo siguiente:
- “El poder de destrucción de la pesificación adoptada por el gobierno argentino a comienzos de 2002 es ahora evidente”.
- “La experiencia argentina demuestra que el poder de destrucción de la pesificación va mucho más allá de la (esperada transitoriamente) disrupción en el sistema de pagos. Arrasa con la función del dinero como reserva de valor, de la cual depende la intermediación financiera”.
- “La dolarización hubiese sido consistente con el contrato social argentino basado en el compromiso de largo plazo de que un peso es un dólar y habría tenido saludables implicancias para la confianza de los depositantes y incluso para la viabilidad política”.
- “La dolarización por sí sola no habría forzado la reducción nominal del gasto público y podría haber sido muy inconveniente –y posiblemente insostenible– en un momento en que se necesitaba un gran ajuste en el tipo de cambio real hacia un nivel más depreciado”.
- “Una salida parcial a este problema podría haber sido una pesificación en el margen... ordenando la emergencia espontánea de cuasi monedas (como lecop y patacones) o por la introducción directa de una nueva moneda” para gastar en las compras corrientes de la economía.
- “Con el tiempo, la nueva moneda podría ser parte de un sistema bimonetario, en el sentido de que su uso se circunscribiría a las transacciones habituales, mientras que el dólar sería usado como resguardo de valor. La nueva moneda sería inconvertible y podría fluctuar contra el dólar, y podría ser aceptada para el pago de impuestos, para consolidar su demanda transaccional”.
- “La lógica de la pesificación en el margen se basa en la distinción entre moneda como medio de pago y moneda como reserva de valor. Esta lógica se ve reforzada por la experiencia posdevaluación en Argentina,... donde se observan las limitaciones para establecer a la moneda local como reserva de valor. En contraste, la demanda para transacciones de la moneda doméstica (sea el viejo peso o las cuasi monedas) se mantuvo relativamente estable incluso a través de la profunda crisis argentina”.
- “El respaldo político era (y todavía es) débil para esta clase de opción, posiblemente debido al hecho de que el debate en Argentina continúa girando alrededor de dos visiones extremas: la pesificación total con flotación cambiaria y la dolarización plena”.
- “La Argentina pesificada ahora espera una suerte de milagro: la resurrección del peso como reserva de valor y la restitución de la intermediación financiera”.

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Blejer, renunciado, cuyo asesor dilecto piloteó el informe.
 
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