EL PAíS › DIFERENCIAS EN EL OFICIALISMO POR EL RECLAMO A FIDEL

La carta de la discordia

Algunos funcionarios y políticos kirchneristas se muestran en desacuerdo con la carta de Kirchner por el caso Molina. Sigal, subsecretario en Cancillería, salió a opinar en contra.

 Por Fernando Cibeira

En voz baja, algunos funcionarios del Gobierno se muestran críticos respecto de la decisión del presidente Néstor Kirchner de aprovechar la visita de Fidel Castro para participar de la Cumbre del Mercosur de Córdoba, para entregarle una carta reclamándole que le permita a la médica disidente Hilda Molina salir de la isla para visitar a su familia en Buenos Aires. Uno de estos funcionarios –hay varios– es el subsecretario de Integración Económica de la Cancillería, Eduardo Sigal, quien ayer mostró sus diferencias no sólo con la manera en que se manejó el tema, sino también con la efectividad que pueda tener la carta. “El nivel de irritabilidad que se ve en el gobierno cubano por causa de esta solicitud argentina pone un poco más lejos la resolución del tema”, sostuvo ayer.

Las críticas habían comenzado la misma tarde que se conoció la jugada pero, hasta ayer, ningún funcionario se había animado a expresarlas en público. Es que hay muchos integrantes del Gobierno que mantienen una relación cercana con la administración cubana y la decisión de Kirchner de volver a la carga por el caso Molina en ocasión de una visita de Fidel, los tomó por sorpresa. Hubo, incluso, muchos piqueteros kirchneristas que participaron del acto que Fidel y el venezolano Hugo Chávez realizaron en el campus de la Universidad Nacional de Córdoba. Sobre el escenario estuvo una de las organizadoras, la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, también cercana al Presidente.

“Me cuesta imaginar que esto va a modificar positivamente el reclamo por este tema. Me cuesta imaginarme que esto va a un aceleramiento de la resolución”, sostuvo ayer Sigal, en declaraciones al programa “Mario de Palermo”, de Radio Ciudad.

Sin embargo, lo que dicen en la Cancillería es que el tema no pudo tomar tan desprevenido a Cuba. Desde días atrás se habían iniciado gestiones a través de la embajada en La Habana que encabeza Darío Alessandro, para encontrar la forma en que Kirchner pudiera plantear el caso Molina durante el viaje de Fidel. La primera respuesta de la isla fue una frontal negativa: adujeron que se trataba de un encuentro multilateral del Mercosur y no había lugar para un reclamo de la relación bilateral. A Kirchner no le gustó la negativa e ideó lo de la carta, noticia de la que Castro se enteró cuando ya estaba en vuelo hacia Córdoba.

La carta fue entregada el viernes a la mañana por el canciller Jorge Taiana a su par Felipe Pérez Roque en el hotel Holiday Inn. En Gobierno sostienen que de esa manera Kirchner buscó demostrar que estaba personalmente interesado en una resolución del caso y que no eran iniciativas de sus cancilleres o de su mujer, la senadora Cristina Fernández de Kirchner. Al parecer, ésa era una duda de Fidel.

Los cubanos, que se quedaron un día más en Córdoba, demostraron su fastidio a los funcionarios y políticos argentinos con quienes conversaron. Uno de sus argumentos era que no se le había avisado con anticipación a Fidel. Otro, que la carta había terminado opacando el brillo de una cumbre que había sido pensada como el relanzamiento del Mercosur. Las críticas, soterradamente, eran compartidas por argentinos.

“No se respetaron los usos y costumbres de la política internacional. Fue un hecho publicitario mal pensado. Si a Kirchner no le sacás nada de prepo, mucho menos se lo vas a sacar a Fidel. No sé quién pensó esto, pero fue de una torpeza fenomenal”, sintetizaba ayer uno de los argentinos que habló luego con los enojados cubanos.

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Néstor Kirchner apenas cruzó un saludo con Fidel Castro durante toda la Cumbre de Córdoba.
 
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