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Una dama de hierro

“No es que yo acepte la infidelidad en el matrimonio sino que la practico”, supo decir hace ocho años Carlos Juárez intentando defender a un ministro suyo comprometido en un triángulo amoroso. A Nina Aragonés, la mujer del eterno caudillo y Protector de Santiago del Estero, el chiste no le causó ninguna gracia. El ministro no duró mucho en el puesto y desde ese momento Juárez cambió sus hábitos. No recibió más visitas femeninas en su despacho. Tal fue la cura en salud que cuando ex primeras damas visitaron la provincia, no tuvo el valor de recibirlas. Nina, como popularmente se conoce a Mercedes Marina Aragonés, llegó a la Gobernación luego de breves 26 días de mandato de Carlos Díaz. Nina suele ser escoltada por una custodia impresionante. No visita lugares públicos, como restaurantes, y odia las fotografías. Fundamentalmente los primeros planos ya que dice que la hacen gorda. Está acostumbrada a que a las 8.30 cuando sale para la sede de gobierno, la policía corte el tránsito de la cuadra. Ama y señora. Lo que se dice una verdadera dama de hierro.

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