EL PAíS › CHISTES SOBRE BOLIVIANOS EN LO DE OLMEDO

Con aire xenófobo

El candidato de Salta por Todos recibió a la prensa en su casa. Sirvió aceitunas de sus campos, donde fue denunciado por trata de personas. También hizo bromas al respecto.

 Por Werner Pertot

Desde Salta

“No tengo nada que ocultar”, repite Alfredo Horacio Olmedo con una sonrisa. El candidato de Salta por Todos compartió empanadas y vino con la prensa, en una velada a la que no le faltaron visitas guiadas a su alcoba y chistes con aire xenófobo. También ofreció aceitunas de sus campos de La Rioja, por los que tiene una denuncia por trata de personas. Luego de que se fueron los periodistas, Olmedo recibió al ministro de Educación de Mauricio Macri, Esteban Bullrich, con el que se quedó charlando hasta las 3 de la mañana. Desde el PRO, esperan que el resultado de hoy le permita al jefe de Gobierno posicionarse por sobre el resto de los opositores. El candidato de la gorrita amarilla, en cambio, insiste en que no le debe nada al macrismo.

Con su eterna campera amarilla, Olmedo entra al Hotel Salta –donde tiene su bunker–, saca su celular y dice: “Gobernación”. Se ríe de su gracia. Luego camina hacia su camioneta Mercedes Benz amarilla, ploteada con su rostro en ambas puertas, tira su campera en el fondo y se sube junto con Página/12. En el viaje hacia el barrio privado El Tipal, donde vive, aclara a este diario: “Mi primer plan es ganar. Mi segundo plan es ganar por cagada. El tercero es esperar”.

Tras aclarar que no es “el candidato del PRO”, dice que lo ayudó en las encuestas un video que elaboró donde muestra “la verdad sobre la finca La Rioja. Ahí aparezco yo jugando al voley con los empleados. ¿Cómo van a ser esclavos?”, pregunta con una media sonrisa mientras atraviesa la doble garita de la entrada a su barrio. Sostiene que los otros dueños de campos aseguran: “Si a Olmedo lo tienen que meter preso por esto, nosotros tendríamos que estar en Guantánamo”. Zigzaguea y se detiene frente a una mansión: “Esta es de Urtubey”, asegura. “La mía la alquilo. Total, ahora me voy a ir a vivir a la gobernación. Y después a Olivos”, se esperanza.

Para su camioneta en su caserón, junto a un par de motos BMW que recuerdan su época de campeón de motocross. Frente a la pileta, y en una galería que tiene de fondo el paisaje de la Quebrada de San Lorenzo, ofrece vino y empanadas. En el medio, se le ocurre una idea: “Vamos a mi pieza que les quiero mostrar un video”, le dice a una veintena de periodistas. “A la cama con Olmedo”, lanza la carcajada.

El cuarto de Olmedo tiene un frigobar de mesita de luz (lo abre para mostrar que hay agua y un vino torrontés), cortinas en la mayoría de las paredes, un cuadro con dos frutas, una pantalla plana de 42 pulgadas y una cama matrimonial. Olmedo cuenta por qué usa siempre la campera amarilla: “Es con la que me retrataron a la salida de Cocodrilo. Me agarré una calentura: no pude ir más”, recuerda. Luego mostró un extenso video de sus actos, donde le daba la palabra a la gente, cual pastor evangelista.

“Traje un folklorista para que les cante. No hay chicas de Cocodrilo, ¿eh?”, guiñó un ojo Olmedo ya de vuelta en la pileta. Terminó con un show de gracias de uno de sus amigos, que contó “chistes de bolivianos”. Olmedo luego se disculpó y dijo que son “un pueblo trabajador”.

Más tarde, el candidato salteño estuvo reunido con Bullrich, que fungió de emisario de Macri. El ministro dejó en la provincia al referente del PRO Tucumán Pablo Walter, quien coordinará hoy la llegada de una tropa de macristas tucumanos que trabajarán en la fiscalización. En el PRO, señalan que Macri apoyó a Olmedo con su visita y que, además, fue él quien le pidió al rabino Sergio Bergman que se involucrara en la campaña.

En cambio, cerca de Olmedo se quejan de la actitud de Macri: “No quiso venir por lo que dijo Alfredo de los homosexuales. Si ganamos, mejor que no se quiera subir a la victoria”, decían. Y sostenían que el millonario estaba agradecido con el rabino Bergman, que “se jugó a fondo”.

Como informó Página/12, Olmedo hizo buena parte de su fortuna gracias a las 230 mil hectáreas que le cedió el ex gobernador Juan Carlos Romero. Por estas tierras, desmontadas para sembrar soja, no tendrá que pagar impuestos hasta 2021. El Ministerio de Trabajo salteño registró que hubo 200 familias expulsadas de esas tierras. También comprobaron que no hay cloacas, agua potable ni atención médica suficiente para los trabajadores. Además, Olmedo debió declarar como imputado por los presuntos delitos de trata de personas y reducción a la servidumbre luego de que se descubriera a 400 personas en sus tierras en La Rioja, que vivían en “condiciones infrahumanas”.

El candidato tuvo algunas posiciones que hasta llegaron a asustar a los macristas, como cuando hizo campaña contra los homosexuales (“No son naturales, lo natural es el hombre y la mujer”) y a favor de restaurar el servicio militar obligatorio destinado a los jóvenes pobres. Tuvo otro traspié cuando se mostró en un afiche junto a Lionel Messi y la familia del futbolista le inició una querella por usar su imagen sin consultarlo.

Durante la campaña contrató a Gladys “La Bomba Tucumana” y a Palito Ortega, a los que les habría pagado, respectivamente, 480 mil y 200 mil pesos. Gladys cambió su hit “La pollera amarilla” por una versión más proselitista: “La campera amarilla”. También actuó en su cierre de campaña el grupo de cumbia Ráfaga y se sorteó una Toyota Hilux doble cabina entre los que concurrieron. Para hoy, prometió más premios para los fiscales que le traigan buenas noticias: podría sortear una o varias motos.

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Olmedo, con su campera amarilla, posó en su propia cama.
Imagen: Adrián Pérez
 
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