Carlos Arturo Kevorkian recibió en forma retroactiva al 1º de mayo pasado el máximo grado de la Policía Metropolitana: superintendente. La resolución 631 del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño que avaló el nombramiento fue firmada por su titular, Guillermo Montenegro, y data del 10 de junio. Otra resolución, la 330, había convertido al comisario retirado de la Policía Federal en coordinador general de la fuerza el 23 de abril. Eso quiere decir que, en apenas una semana, subió de cargo. Demasiado rápido a juzgar por un antecedente delicado.

Imputado en un sumario disciplinario de aquella fuerza, Kevorkian es investigado por el fiscal Ricardo Renom, de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas Nº4, la parte acusadora. El oficial fue denunciado por irregularidades cometidas en un operativo policial del 25 de junio de 2005 que le ocasionó la muerte al joven Fernando Blanco, de 17 años, un hincha de Defensores de Belgrano, dos días después.

Renom le explicó a Página/12 en una nota publicada el 3 de mayo último que el sumario se trata de “una actuación disciplinaria interna de la Policía Federal en la que, por una medida cautelar dispuesta por la Justicia, la fiscalía ha podido formular cargos por irregularidades cometidas en el operativo del 25 de junio de 2005”. Ese día, por la represión indiscriminada de la Federal, Blanco fue tomado de su larga cabellera por policías de civil, introducido a palazos en una camioneta y, según la policía, se cayó de ese transporte y golpeó su cabeza contra el asfalto. Para la familia de Blanco se trató de un asesinato.

En la causa penal 32.902/5, caratulada “Lagoria Mario sobre homicidio culposo y evasión”, el único imputado es el policía de ese nombre. Kevorkian, máximo responsable del operativo junto al comisario Fernando Gabela, nunca declaró en el expediente judicial.