EL PAíS › LA OPOSICIóN TAMPOCO PUDO REALIZAR LA SESIóN EN LA CáMARA DE DIPUTADOS

Un vacío (opositor) difícil de llenar

Las fuerzas de oposición reunieron a 118 diputados, por debajo de los 129 necesarios, y se levantó la sesión. Acusaron al oficialismo de “impedir que el Congreso funcione”. “La responsabilidad de reunir el quórum era de ellos”, retrucó el titular del bloque del FpV.

 Por Miguel Jorquera

Envalentonada con la posibilidad de hacer valer su peso numérico en Diputados y con el objetivo de rechazar el uso de reservas para cancelar deuda pública, la oposición se confió demasiado. El jefe del bloque K, Agustín Rossi, pidió al presidente de la Cámara, Eduardo Fellner, que levantara la sesión por falta de quórum “porque ya se había cumplido la media hora del tiempo reglamentario” de espera. Habían pasado 45 minutos del horario fijado en la sesión, sólo 118 diputados estaban sentados en sus bancas, once menos de los necesarios para sesionar, y Fellner dio por fracasada la sesión. El kirchnerismo cargó toda la responsabilidad sobre la oposición y los opositores acusaron al oficialismo de “impedir que el Congreso funcione”.

“La responsabilidad de reunir el quórum era de ellos. No nos pueden pedir que seamos oficialismo y oposición al mismo tiempo”, se justificó Rossi después de salir del recinto con la satisfacción de haber bloqueado la embestida contra el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 298.

Desde la oposición, Elisa Carrió atacó al Frente para la Victoria, pero también les apuntó a los “diputados que dicen ser opositores y fueron funcionales a la estrategia oficialista”. El peronista disidente Felipe Solá dijo que “fue un golpe institucional” y comparó la postura K con el franquismo: “Fue un pequeño Tejerazo”, dijo y aseguró estar dispuesto a ir por la cabeza de Fellner.

El radical cobista Daniel Katz aseguró: “Pecamos de ingenuos y de pelotudos”, mientras deslizaba sospechas sobre “los opositores que estaban detrás de los cortinados del recinto y no se sentaron en sus bancas”. En tanto, el resto de sus correligionarios, como Silvana Giúdici, insistían en que el oficialismo “hizo trampa” y señalaron al secretario parlamentario Enrique Hidalgo por haber “apagado el tablero electrónico cuando empezaron a llegar los diputados opositores”.

De nada había servido el intento de la peronista anti K Graciela Camaño de pedir la palabra en el recinto para refutar la propuesta de Rossi y hacer tiempo esperando la llegada de los “demorados” legisladores opositores. Fellner apeló al reglamento y afirmó la prioridad de la moción de orden pedida por el diputado oficialista.

La legisladora duhaldista embistió luego duramente contra Fellner y volvió a denunciar “la usurpación de micrófono”, en la que habría incurrido el oficialista Gerónimo Vargas Aignasse cuando intentó dar por concluido, también por “falta de quórum”, el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Peticiones, Poderes y Reglamentos. Allí, la oposición obtuvo un dictamen para reformar la ley que reglamenta los DNU.

Tampoco prosperó la apelación de Solá a Fellner para que revisara su decisión, cargada de advertencias sobre su futuro como presidente de la Cámara. El macrista Federico Pinedo pidió sin suerte habilitar la continuidad de la última sesión que había pasado a un cuarto intermedio, olvidando que él mismo había rechazado por nota una convocatoria realizada por Fellner para terminar los temas que habían quedado pendientes en esa sesión. “Acá hay 132 diputados que le dicen al Gran Hermano que nos está mirando desde Olivos que estamos dispuestos a seguir adelante con su vocación de legislar”, dijo el peronista disidente Eduardo Amadeo, tras volver a pasar lista cuando la sesión ya se había levantado.

Ya fuera del recinto, después de dejar la presidencia de la sesión en manos del vicepresidente primero, el radical Ricardo Alfonsín, Fellner dio su versión: “En la reunión de Labor Parlamentaria buscamos propuestas alternativas para tratar de llegar a un acuerdo y no se lograron consensuar. En la sesión apliqué los mecanismos que establece el reglamento, no había quórum, habilité las expresiones en minoría y hasta soporte agravios personales que no se pueden responder desde la presidencia”.

Con la “asistencia perfecta” de su bloque, Carrió cargó contra los opositores ausentes y pidió que se hiciera pública la lista de quienes no estuvieron a la hora indicada para sesionar. A Lilita no le gustó que las bancadas de centroizquierda (el interbloque de Proyecto Sur y el socialismo) asumieran una actitud mediadora en la reunión de Labor Parlamentaria de la mañana para que la semana próxima se discutieran en el recinto, y al mismo tiempo, el DNU 298 y el proyecto de Martín Sabbatella, de Nuevo Encuentro, para habilitar con una ley el pago de deuda con reservas.

Proyecto Sur (cuatro de once) y el PS (uno de seis) fueron los partidos que proporcionalmente menos aportaron a la conformación del quórum opositor, pese a que la mayoría de sus integrantes luego se hizo presente en el recinto y que las ausencias atravesaron a todo el arco opositor.

Fernando “Pino” Solanas salió al cruce de las acusaciones y sospechas. “Nosotros somos del Grupo C, no del A. Estamos en contra del DNU 298 y de que el kirchnerismo impida que el Congreso funcione, como lo hizo brutalmente hoy (por ayer). También de pagar deuda que no haya sido auditada y que otros bloques políticos avalaron, habilitando el canje de la deuda y aceptando delegar atribuciones parlamentarias en el Ejecutivo”, afirmó Solanas a Página/12.

Cuando ya era de noche, la oposición se retiraba del Palacio Legislativo con duras críticas al kirchnerismo y con la decepción de haber dejado escapar la oportunidad de conseguir un triunfo en el Congreso.

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“No nos pueden pedir que seamos oficialismo y oposición al mismo tiempo”, dijo Rossi.
 
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