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Santuario

 Por Horacio Verbitsky

Una página electrónica firmada por “Suboficiales del Servicio Penitenciario Bonaerense” informó el viernes 20 de julio que había aparecido ahorcado en la alcaidía de Avellaneda el guardia cárcel Víctor Silva, con prisión preventiva por el asesinato a golpes de Patricio Barros Cisneros. Sus colegas no ponen en duda el suicidio, confirmado por la autopsia, y se preguntan si “la muerte de Víctor será tan mediatizada televisada y escandalizada como el del interno mugriento ese”. Entre los mensajes de condolencia de sus compañeros de trabajo se alternan invectivas como “a los negros patas sucias les respetan los derechos pero a nosotros no”. El lunes de esta semana subieron a la página una foto del humilde altar erigido por manos anónimas en recuerdo de Barros Cisneros frente al Complejo San Martín, que fue destruido por penitenciarios: “Cada uno de nosotros, sin ninguna distinción de jerarquía, apoyamos la acción de los compañeros que tomaron la determinación de sacar el ‘santuario’ al queruza en el acceso al Complejo San Martín. Vivimos épocas donde nuestra Institución está siendo muy bastardeada ya sea por jefes incapaces y faltos de principios o por políticos de turno que solo buscan engordar sus bolsillos sin importarles nada sobre nosotros. Este es un paso muy grande, el primero para terminar con tanta impunidad”. Al día siguiente, la Directora de Política Penitenciaria Natalia Savichevich fotografió los dos postes que sostenían la cruz robada y la directora del SPB, Florencia Piermarini, ordenó restaurar esa instalación “hasta la última piedrita” e investigar quiénes la destruyeron. “Compañeros, realmente nos dirijen (sic) una manga de zurdos hijos de puta, prodelincuentes. Si ellos quieren un santuario en las entradas de las unidades, yo pido una placa en la jefatura de cada unidad de nuestro personal penitenciario”, replicó la página, que sólo excluye de sus injurias a Casal. Ninguno de los comentarios se refirió a las circunstancias del suicidio: esa mañana el abogado de Silva le notificó que la Cámara de Apelaciones había confirmado su procesamiento, no sólo por haber golpeado a Barros Cisneros cuando estaba caído y esposado, sino también como organizador del encubrimiento del crimen: tres detenidos declararon que Silva les dio a firmar una declaración falsa en la que decían que Barros Cisneros “se dio la cabeza contra las rejas y que gritaba amenazando al personal”.

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