EL PAíS › INES PEÑA, DE MADRES DE JUJUY

“La Justicia activó la memoria”

 Por Alejandra Dandan

Desde San Salvador

“Instalar este juicio ha sido fuerte para que los testigos puedan empezar a dar los nombres.” Inés Peña, de Madres de Plaza de Mayo de Jujuy, era esposa de Julio Rolando Alvarez García, Pampero, un militante peronista secuestrado y desaparecido el 21 de agosto de 1976. En esta entrevista hace un balance del juicio, que empezó atravesado por el miedo que provocaba aún hablar de la represión en un escenario de impunidad jurídica y construyó durante el “mientras tanto” la capacidad de cada quien para sostener la palabra, no sólo en las audiencias, sino al interior de las otras causas que empezaban a revisarse, como la del empresario Carlos Blaquier.

–¿Cómo termina esto?

–Este es un momento crucial para los organismos de derechos humanos, los militantes y la sociedad jujeña porque no nos podemos dar el lujo de clausurar estos períodos de dictadura sin justicia. La impunidad nos hace y nos hizo mucho daño al alma como digo yo, porque me di cuenta, en los testimonios durante el trascurso de las audiencias orales, cómo cada uno de nosotros sacaba a relucir todo el horror y la ignominia que pasó durante estos años. Rescatar que se pudo hacer un juicio en un contexto de democracia y donde se dio la posibilidad a los acusados de defenderse, derecho que ha sido negado con nuestros desaparecidos y víctimas. Y esto es una etapa de inicios, de comenzar, porque es un proceso largo que va a requerir llevar a audiencia oral al resto de los 130 desaparecidos jujeños y víctimas y no solo a los militares sino a civiles y empresariales.

-–¿Qué diferencia hay con el comienzo?

–-Estábamos muy débiles, muy desorientadas, sin acompañamiento hasta estos últimos años. Ahí empezamos con las organizaciones sociales, la sociedad, digamos, empezó a escuchar nuestros reclamos y con la persistencia de las movilizaciones hemos podido ir derrotando de a poquito la impunidad que está tan enquistada en todo el ámbito del Poder Judicial. Sabemos que (el ex juez Carlos) Olivera Pastor y la Cámara Federal de Salta han puesto palos en la rueda, nos costó mucho llegar a esta etapa que creemos que es histórica y va a dar el puntapié para el resto de las causas.

Mariana, la hija de Inés y Pampero, estuvo en todas las audiencias. Cuando empezó el primer juicio oral en Jujuy decía que ella no sabía qué es lo que habían hecho con su padre.

-–¿Lograste saber más durante el juicio?

-–A nivel personal, afectivo, creo que fue muy reparador. Yo conocía la historia por palabras de otros, de leer expedientes, testimonios y escuchar las vivencias para mí fue muy fuerte. Se ha vivido aquello que ha sucedido. Y eso es algo reparador que va más allá de las condenas. Yo siento la satisfacción de la tarea cumplida, estuvimos tantos años tratando de llegar a esta instancia. La causa de mi papá tiene cantidad de vueltas, idas y venidas, increíbles. Empezó antes de las leyes de impunidad, pero los jueces la tenían de un lado al otro. Ahora miro para atrás y veo que estamos en este momento, y siento eso: que hemos hecho lo que teníamos que hacer. Y para la historia de Jujuy es muy importante.

-–El juicio estuvo atravesado por los relatos sobre la responsabilidad empresarial: ¿Qué peso tiene eso en este lugar?

Inés: –Esto es inédito porque nosotros pensábamos en el temor, pero los testigos y víctimas, ellos han ido desmenuzando todo: nombres de los cómplices, muchos de los mineros de El Aguilar dieron datos precisos, nombres y apellidos y todo con una coherencia de un relato hacia otro y eso da cuenta de cómo nuestra memoria persiste y de la necesidad de justicia. También con lo de Blaquier se ve cómo los testimonios han ido dando credibilidad a nuestras denuncias que al comienzo eran como tibias y como que nadie se animaba. El instalar este juicio ha sido fuerte para que los testigos puedan empezar a dar los nombres.

Mariana: –Las denuncias sobre la complicidad civil eran como una memoria obturada en una provincia en la que estas empresas están instalada, una memoria que ha salido expulsada y ha producido sacudones que estamos viendo. Muchos de los mineros estuvieron mudos durante 37 años. Ni a las familias les habían comentado esto. Desde que declararon han logrado articularse mínimamente. Eso tiene que ver con lo que activó la Justicia: activó la resistencia, la memoria. El proceso de Mina el Aguilar parece al revés que el de la Noche del Apagón: eso se venía denunciando y denunciando e hizo avanzar la investigación, acá el juicio activó procesos de memoria, de solidaridad y pertenencia de los mineros.

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