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La “ola de inseguridad” y la policía

MAXIMILIANO RUSCONI*.
“Clima de violencia”

“En este momento se junta el problema de la inseguridad que se vive en la sociedad con la instalación política y mediática del tema. Esto genera un clima de violencia. El efecto Blumberg tiene algunas aristas positivas, como es que la gente se movilice y participe, y es negativo porque se han vuelto a instalar mitos, que ya se habían demostrado que eran falsos, vinculados a esta idea de darle más facultades a la policía para que reduzca la inseguridad. Gran parte de lo que está sucediendo es que se le ha pedido a la policía que asuma un espacio muy protagónico y al mismo tiempo se ha dejado que ese poder sea ejercido sin control de otras instancias. La forma de cortar la relación monopólica por parte de la policía es que en los operativos intervengan los fiscales, para que la gente tenga la tranquilidad de que la policía está controlada por otro poder. En este caso, no había razón que hiciera pensar que la actuación de la víctima fuera peligrosa. Una situación de esta naturaleza está legitimada sólo si el eventual infractor ya ejerce una actividad delictiva en ese momento. No se puede disparar por las dudas.”
* Ex fiscal general y profesor de Derecho Penal (UBA).


ALCIRA DAROQUI*.
“Conducta paranoica”

“Es probable que a los policías se les aumente la paranoia con toda esta cuestión de la ola de inseguridad, es posible que sea una causa, pero la práctica de gatillo fácil es algo ancestral en la policía, existió siempre. Pero la conducta paranoica se acrecienta cuando ellos empezaron a estar en el foco de la tormenta, a ser observados, a ser cuestionados. Esto genera todo tipo de conducta, aun las peores. El disparar a matar no es una cuestión de algunos policías, es institucional. Y la Justicia es socia principal en la legitimación de estas cosas, es una alianza bastante temible. ¿Cuántas denuncias hay en las fiscalías de estos casos, cuántos expedientes prosperan, cuántos policías van a juicio? Si se legitima que hagan cualquier cosa con un delincuente, mañana lo harán con uno. En este caso, era un buen pibe el que mató la policía. ¿Pero qué pasa si no lo era? La policía tampoco tiene derecho de matar porque sí. La familia de este chico no tiene que demostrar nada, si era mal chico tampoco tenía que terminar así, aunque fuera el peor delincuente. El desafío es revisar todas las prácticas policiales: esto integra una cantidad de conductas cotidianas de la policía.”
* Socióloga y docente de Control Social Penal (UBA).


GUSTAVO PALMIERI*.
“Cultura de la muerte”

“Este contexto de exacerbación de la inseguridad tiene dos consecuencias. Una es que algunos policías lean esto como un permiso a una llegada más brutal, la persecución de delincuentes como un no ciudadano. La otra es que los derechos humanos no son un límite al ejercicio de la seguridad. El problema del tradicional uso abusivo de la fuerza por parte de la policía hay que revertirlo: la policía hace un uso abusivo de su función, la gente lo reconoce y las estadísticas lo demuestran. No se trata de un accidente. Es el contexto mismo de inseguridad que promueve este tipo de ejecuciones. En esta situación de prevenir a cualquier costo, cualquier persona pasa a ser un eventual sospechoso. Si bien la tendencia de casos de gatillo fácil está estabilizándose, el número sigue siendo elevado. El problema es tradicional, la brutalidad policial no es nueva, obedece a su capacitación, a sus normas internas. Cada vez que hay un muerto, la policía no investiga si murió en condiciones legales. Hay una cultura en la cual la muerte de un sospechoso en operativo es algo que la policía premia.”
* Abogado, director del Programa de Violencia Institucional y Seguridad Ciudadana del CELS.

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